Los músicos hoy sobreviven a través de su arte, en mayoría con shows que dan en vivo. Sin embargo, para poder cobrar las regalías que les corresponden por la difusión de su música, los medios de comunicación deben presentar ese registro que lo constate. Entonces, en la realidad, aunque mucho se oye del arte local, poco se traduce en pesos para el artista.

Unos 400 asociados a la Asociación Argentina de Intérpretes (Aadi) corresponden a la provincia de Misiones. Fabián Meza, referente de la asociación, detalló que casi todos los días nuevos intérpretes de la provincia consultan si pueden asociarse, aunque por ahora la única manera es hacerlo presencialmente en una sede Aadi y la más cercana es en Corrientes.

 Se necesita tener el código IRS de la canción que brinda Capif y el DNI al ser un trámite personal.

Según relató Meza, es probable que a fin de año una delegación de Aadi llegue para asociar a nuevos intérpretes de manera presencial en Misiones.

Fuera de las variables que hay a la hora de cobrar por los derechos de Aadi, la constante es que los misioneros poco cobran porque las radios y los medios no hacen las simples planillas correspondientes que exige la asociación. “Eso es fundamental, que los medios puedan enviar las planillas y ahí puedan cobrar su derecho los intérpretes, que en este caso no solamente son los compositores, sino todos los que grabaron una canción, es decir el baterista, el corista, el pianista…todos puedan cobrar ese derecho si están asociados”, explicó Meza.

Por otra parte, el también músico reflexionó sobre la necesidad de un cambio cultural que valore el arte local: “Más allá de todo lo otro que por ahí puede andar bien un disco o se pueda difundir mucho y poder cobrar tus derechos, siempre el grueso de lo que entra es el show. Por eso, me parece importante contratar a los artistas locales”. Y definió que cuesta mucho hacerse valer o poner precios acorde.

Graficando que otras provincias tienen mercados más grandes, con artistas convocantes que todos los fines de semana llenan, aquí ni los consagrados que viven en Buenos Aires pueden hacer algo similar. “Ahí hay un trabajo que hay que hacer todavía, que es un poco un cambio cultural. El misionero está orgulloso de su artista, de su cultura, pero eso no se traduce en entradas o de aforo en un recital”, cerró.

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