Rubén Ojeda integró el ballet oficial en el 63° festival

Un misionero bailando en Cosquín

El bailarín oriundo de Posadas quedó seleccionado en las filas del Camin para la mayor fiesta del folclore argentino. Fue uno de los 19 elegidos entre 235 postulantes. Habló sobre su emotiva experiencia durante las nueve lunas de Cosquín
miércoles 01 de febrero de 2023 | 3:30hs.
Un misionero bailando en Cosquín
Un misionero bailando en Cosquín

Rubén Ojeda es posadeño y un apasionado de la danza. Baila desde muy joven y antes de terminar la secundaria ya frecuentaba escenarios y festivales de renombre, demostrando su talento y, sobre todo, su sacrificio y ganas por convertir el arte en su proyecto de vida.

Con esfuerzo, preparación y disciplina fue abriéndose camino en el ámbito local y hoy es un reconocido bailarín y coreógrafo del Ballet Folclórico del Parque del Conocimiento. Pero su pasión no tiene techo porque además de su talento, Rubén también es conocido por su espíritu de lucha y su afán de trascender.

Eso explica cómo llegó al escenario mayor de Cosquín, el más importante de los eventos folclóricos del país. Integrando Camin, ballet oficial de la fiesta, y tras un arduo proceso de audiciones y etapas de eliminación, participó en la 63ª edición de la fiesta ya que fue elegido entre los mejores bailarines de la Argentina.

“El año pasado, cuando vinimos con la delegación oficial de Misiones al festival, quedé fascinado con la cantidad de artistas folclóricos que se cruzan en las calles de Cosquín, en las peñas y durante tantos días de fiesta. Esa fue la primera vez que pisé el escenario de Cosquín y desde entonces despertaron en mí esas ganas de integrar el ballet del más grande festival”, le contó a El Territorio en una conversación telefónica destacando que aquella primera experiencia fue el punto de partida de todo un año de esfuerzo para llegar a la edición número 63.

A su regreso, y tras un tiempo de arrastrar algunas molestias -sufrió lesiones en una rodilla-, en lugar de desanimarse, redobló su apuesta con la meta fija en llegar a enero para audicionar.

“Me sometí a una operación quirúrgica en la rodilla y después fueron varios meses de kinesiología, rehabilitación y esfuerzo. Me preparé con muchas ganas durante el año para llegar a esto. Mi cabeza estuvo enfocada en Cosquín todo el año”, detalló agregando que estaba ilusionado de llegar a punto en enero, fechas en las que suelen salir las audiciones.

“Me preparé mucho y cuando empezaron a hablar de las fechas de audición ya tenía todo listo para viajar”, explicó.

La primera gran prueba se llevó a cabo el 5 de enero y fue multitudinaria. Rubén viajó desde Misiones de manera independiente con tres colegas. Todos superaron la primera instancia, pero los otros lamentablemente fueron quedando a mitad de camino.

“Había bailarines de todo el país, muy versátiles. Éramos demasiados”, destacó el artista apuntando a que su ilusión comenzó a flaquear un poco al ver la gran cantidad de postulantes. Sin embargo, sabía que iba a dar lo mejor de sí y “la confianza y la esperanza son lo último que se pierden”, resaltó.

Tras varias etapas, llegó el momento de la audición final. “Si bien estaba tranquilo porque me esforcé mucho y trabajé duro para esto, en la tercera ronda éramos 235 bailarines (70 varones y 165 mujeres) que fueron quedando en los preselectivos. De esos solamente se elegirían a 10 varones y 9 chicas de todo el país”, comentó haciendo foco en la presión que sintió en el tramo final. Poco a poco, fueron mencionando los nombres de los seleccionados y el número 59 fue el del misionero, que pasó la prueba.

“Sinceramente fue vivir un sueño, una de las experiencias más lindas de mi vida”, resumió.

Rubén llegó a Cosquín, uno de sus sueños por los que trabajó duro.

Un vez que quedó elegido, comenzó a tomar clases con el resto del elenco, preparando los números principales y compartiendo escenario con reconocidos profesionales del ámbito de la danza a nivel nacional e internacional.

“De pronto, me encontré compartiendo con personalidades destacadísimas de la danza argentina. Fue un gran honor para mí. Siempre escuché anécdotas de otros bailarines que tuvieron la experiencia de compartir escenarios, presentaciones y coreografías importantes, pero de repente que me estuviera pasando a mí, que yo lo esté viviendo fue una locura, un sueño hecho realidad”, contó conmovido.

Con el misionero en sus filas, durante todos los días de fiesta, el ballet Camin brilló en el escenario Atahualpa Yupanqui con presentaciones que deslumbraron al público con lo mejor del país. Ya fuera presentando performances especiales, interpretando los himnos,  homenajes a diferentes íconos del folclore popular o hasta acompañando las presentaciones de reconocidos artistas en escena, el elenco se llevó los aplausos y la euforia del público durante las nueve lunas que duró la mayor fiesta del folclore nacional.

“Lo soñé durante mucho tiempo, lo trabajé con mucho esfuerzo. Y lo pude vivir, estoy orgulloso de eso”, dijo Ojeda orgulloso de llevar la bandera de Misiones al festival más importante del país.

Al mismo tiempo, celebró la importancia de forjar los sueños y alentó a todos a trabajar por cumplir sus metas: “Hay que ir por todo siempre, con la cabeza firme en que los sueños se cumplen. Con trabajo y muchas ganas, todo se logra”.

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