En el marco del 38° Festival Internacional Jazz Plaza

Cielo habanero para dos grandes músicos misioneros

Rodrigo Sosa, quenista de Aristóbulo del Valle radicado en Cuba, y Chango Spasiuk tocarán hoy en el Teatro Nacional de La Habana junto a la gran Omara Portuondo
viernes 27 de enero de 2023 | 6:00hs.
Cielo habanero para dos grandes músicos misioneros
Cielo habanero para dos grandes músicos misioneros

Rodrigo Sosa (33), quenista aristobuleño radicado en Cuba, y el acordeonista apostoleño Chango Spasiuk se presentarán hoy en el Teatro Nacional de Cuba en La Habana en el marco del 38° Festival Jazz Plaza con la voz de la gran Omara Portuondo.

El concierto lleva el título de Reencuentro, ya que los misioneros harán música juntos casi 20 años después de conocerse en el posadeño Festival del Litoral en 2004. Y esta isleña presentación será sin dudas  “un abrazo desde la música”, dijo Sosa en diálogo con el programa radial Acá te lo contamos de Radioactiva 100.7.                    

Sosa llegó a Cuba a los 17 años para estudiar música... se quedó,  construyó su hogar y su carrera como quenista, fundó su grupo La Quenística y es actualmente un referente del jazz fusionado con ritmos autóctonos y otros géneros en Cuba y en el mundo.     

Acerca de las sonoridades del espectáculo de esta noche en La Habana, adelantó: “Vamos a hacer un poco de la música que yo hago acá y la segunda parte será Misiones, con la música del Chango, y creo que va a ser algo único, porque van a estar nuestras bandas y Omara. Y digo que va a ser un sonido único porque va a haber música cubana tocada por misioneros y chamamé tocado por músicos cubanos. La música siempre es un puente y todo lo que tenga corazón puede sonar”.

En tanto, sobre la vez que conoció al Chango en el Festival del Litoral relató: “Yo tenía 14 años y me estaban dando el Premio Revelación y ese día también tocaba Chango, que siempre fue un referente para mí y era ya un músico consagrado. Víctor Vallejos, que me enseñó a tocar la quena, fue músico del Chango y ahí nos presentó. Yo fui a saludarle como fan y nos sacamos una foto”.

“Ahora voy a estar en el escenario con él, con su música, su energía y su humildad y estoy feliz y emocionado”, dijo.

El quenista, que tiene grabados cuatro álbumes, resaltó que la música de Spasiuk “es un camino para saber de dónde vengo, y en los primeros momentos de soledad, lejos de casa para estudiar y buscar mi manera de hacer música, la música del Chango ha estado ahí siempre y ha sido un abrazo”.

Los misioneros ensayaron en el estudio de Silvio Rodríguez junto con sus agrupaciones, “es algo muy lindo lo que vivimos en los ensayos, fue música desde la emoción”.

Proyecto innovador

Sosa se recibió en Cuba de flautista clásico y luego pasó toda esa música académica a la quena para hallar una nueva sonoridad  entrecruzada además con los ritmos populares. “Fue un proyecto extenso, de mucha investigación, porque no había un quenista que fuera frontman de agrupación de jazz, y que además haga polca paraguaya, salsa, una versión de Libertango... creo que fue innovador y que por eso llevó tiempo que salga el primer disco. Hoy veo la cosecha de tanta siembra, toqué con muchos artistas que respeto y quiero”.    

Luego de andar por tantos escenarios de Cuba y del mundo, Sosa espera que este show misionero en tierras antillanas sea el despegue de nuevos proyectos que lo traigan a la Argentina. “Hace bastante no toco en mi país y Chango tiene ganas de hacer algo juntos, ojalá se pueda dar, yo estoy entusiasmado con la idea porque es algo hermoso tocar para la gente de uno y en el lugar de uno”.           

Enamorado de la isla y su cultura y su gente, Sosa confió que se siente en casa en La Habana, y la describe: “Tanto el país como su capital La Habana es una tierra maravillosa, loca, exótica, con montón de contrastes y colores, que vuelve loca a la gente, porque es muy sensible... Entre su lucha eterna por ciertos principios que se pierden en el día a día, con sus sufrimientos, sus alegrías, con la forma tan hermosa de hacer música y de valorar el arte”.

Y completó: “La humildad, la sencillez de la gente, el calor, el mar... me gusta vivir en La Habana, es como un pueblo grande, yo nací en Aristóbulo del Valle y La Habana es como ese pueblo grande de la cercanía y la calidez que uno ama y no olvida”. 

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