Me lo contó un policía (Basado en hechos reales)

Muerte en el salto

sábado 21 de enero de 2023 | 6:00hs.

Una tarde de 1987, un hombre joven avisó en la comisaría de Capioví que momentos antes encontró a su mujer tirada en el piso de la precaria cocina de su casa, ubicada a escasos metros del salto Capioví. Dijo que aparentemente estaba herida; agregó que él había salido al monte cercano con su rifle, con intenciones de matar un gavilán que le comía los pollitos, y al regresar, halló a su mujer en ese estado.

Con la premura del caso, fuimos hasta el lugar y al llegar, notamos a una joven tirada boca abajo en el piso de tierra; a simple vista se notaba que presentaba un disparo de arma de fuego en la cabeza, y aparentemente, estaba tomando mate cuando recibió el disparo, pues el mate y la pava estaban desparramados por el suelo. Aún estaba con vida, razón por la cual y ante la tardanza de una ambulancia, decidimos cargarla en la caja del móvil y trasladarla a un sanatorio local; al mismo tiempo, ordené la detención del marido, quien se mostraba muy nervioso, como así el secuestro de su rifle.

El médico nos dijo que la joven tenía pérdida de masa encefálica y ninguna posibilidad de sobrevivir; efectivamente, cuando se aprestaban a cargarla a una ambulancia y llevarla a Puerto Rico, falleció.

Volví a la comisaría pensando una estrategia para esclarecer el hecho, pues tenía íntima convicción de que el autor del disparo era el marido. Apenas llegué lo traje a mi oficina y le dije: “ Por suerte el disparo fue superficial, su esposa está reaccionando y el médico dice que se va a salvar”, a lo que contestó: “Si ella se salva, me salvo yo también”. Es como que la conciencia lo traicionó.

En ésa época, el Código Procesal Penal de la provincia aún no había sido modificado y la Policía tenía la facultad de recibir declaración interrogatorio sumario, así que  senté a nuestro detenido frente a la máquina de escribir y relató que tenía una amante, que su esposa desconfiaba y entonces planificó deshacerse de ella, esperó que se pusiera a tomar mate sentada al lado de un fogón y él, parado desde afuera y por una ventana, le efectuó un disparo con su rifle. Nada que agregar, clarito como el agua; recolectamos todas las pruebas relacionadas al caso, y a los dos años el juez de Instrucción de Puerto Rico me comentó la sentencia: perpetua por homicidio calificado por el vínculo, con alevosía y premeditación. Deber cumplido.

Por Luis Eduardo Benítez
Comisario general (RE), Abogado

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