Referente en la conservación de animales

Tras 47 años de servicio, se jubiló el herpetólogo Amado Martínez

Empezó su labor como taxidermista y extractor de veneno de serpientes para elaborar suero antiofídico. También creó una asociación para rescatar especies
domingo 08 de enero de 2023 | 6:04hs.
Tras 47 años de servicio, se jubiló el herpetólogo Amado Martínez
Tras 47 años de servicio, se jubiló el herpetólogo Amado Martínez

Casi como un bombero, durante años Amado Martínez (71) fue el encargado de acudir a cuanta urgencia se le presentaba. Su número de teléfono y redes sociales se volvieron públicas y por semana recibía decenas de peticiones para rescatar desde un lagarto overo hasta comadrejas, serpientes, aves y más.

Pero si bien su labor tomó mayor relevancia en los últimos años, tiene casi cinco décadas de trabajo en pos de la conservación de los animales y difusión de distintas especies autóctonas. Cuando aún la provincia no tenía Ministerio de Ecología ni centros de rescate, empezó con la extracción de veneno de serpientes para producir suero antiofídico para mordeduras de esos reptiles.

Arrancó trabajando en la década del 70 en el Instituto Montoya y nunca más paró. “Empecé en 1975 y ahí entré como taxidermista haciendo conservación, primero hice un acuario, después ellos me apoyaron para hacer un serpentario y ahí se hizo un convenio con el Ministerio Salud Pública y entré a trabajar en la producción de veneno, trabajabamos con el Instituto Malbrán de Buenos Aires y durante 28 años hice extracción de veneno en el serpentario”, contó en diálogo con El Territorio.

Toda la colección de animales embalsamados -la mayoría hechos por Martínez- se exhibe en el Museo de Ciencias Naturales e Historia Antonio Ruiz de Montoya, impulsado por Monseñor Jorge Kemerer y que funciona en el primer piso del Centro Multicultural La Costanera de Posadas.

Referente

Durante años, Martínez junto a los profesionales de ese establecimiento eran los referentes y a quien acudía la gente cuando aparecían animales silvestres en ámbitos urbanos.

“Cuando empezó el museo no existía el Ministerio de Ecología, entonces como había una exhibición de aves dentro del museo, empezaron a aparecer otros animales, principalmente monos. Era la época del 1 a 1 donde se compraban muchos monos que salían baratos y venían desde Bolivia y Paraguay, la gente era muy fanática de tener monos”, pero cuando el animal crecía o empezaban a tener un comportamiento salvaje propio de la especie, terminaban en el museo.

“Recuerdo que se juntaron todos los monos y se llevaron a Paraguay porque era una subespecie diferente a la nuestra, los llevamos por Ayolas porque no existía el puente, lo hicimos dos o tres veces y allá en Paraguay ellos hacían una reintroducción, después cuando se hizo el puente pasamos otro grupo grande por ahí”, detalló sobre otra de las labores que encaró.

“Así nos hicimos especialistas en todo tipo de animales, porque el museo era el lugar de consulta de todo lo que aparecía y en tantos años pude ver muchas cosas, hacer cursos, especializaciones de todo tipo. Inclusive en el serpentario hice la denuncia de una nueva especie de yarará para la Argentina. Con mucho trabajo de investigación hice la cría experimental del lagarto overo, del tatú mulita, de la nutria con un subsidio del Cedyt. En principio la idea era producir para consumo humano, pero con el tiempo la gente empezó a rechazar cada vez más el consumo de animales y se decidió liberarlos a todos”, explicó el técnico de Museo y Herpetólogo.

Asociación

En el último tiempo y de manera independiente creó la Asociación Civil Yarará en Acción, donde participan unas 70 personas. La idea siempre fue promover la conservación de especies a través de charlas y exposiciones en escuelas o espacios públicos, pero con el tiempo fueron sumando el rescate de animales.

“Nunca recibimos subsidio de nadie y nos mantenemos con el aporte de los miembros, ahora estamos con ganas de dar de baja la personería jurídica porque nos da muchos gastos y no nos sirve de nada. Creo que nunca tuvimos apoyo porque nunca fui chupamedias de ningún partido político y menos de los políticos, pero me queda ese honor y orgullo de haber impulsado muchas cosas”, sostuvo Martínez.

Aunque aseguró que no se bajará completamente de todas las actividades que hace de forma independiente, lamentó ver cada vez más personas “fanatizadas” y sin capacidad de coexistir.

“Lamentablemente la gente está cada vez más fanatizada y quiere salvar todo, no sabe convivir. Aparece un mono en Itaembé Guazú o ven un lagarto cruzando la ruta 213 y te llaman para que lo vayas a agarrar y no es así, hay que saber convivir con las especies. Y dentro la ciudad la gente se desespera porque hay muchos pájaros que nidifican y en su primer vuelo todos caen, empezando por las cotorras, benteveo, gorrión y todo el mundo los quiere salvar, los encuentra en el suelo y en vez de ponerlo en altura para que los padres los agarren se los llevan a la casa y ahí empieza todo el problema. Yo los asesoro hasta donde puedo, pero ya no voy más porque es todo muy costoso, hay que ir al veterinario, cuidarlo, reintroducirlo otra vez”, comentó.

“Y si no vas al rescate ya te quieren escrachar en las redes, entonces para obviar todas esas cosas uno va dejando de lado un poco todo”, agregó.

También señaló que gran parte de su material bibliográfico y de investigación ya se lo entregó a docentes de Biología porque “ellos le darán un buen uso. Me quedo con algunos para poder seguir con las charlas”.

Por último pidió que las decisiones sobre la ecología y el ambiente sean tomadas por profesionales en la materia y que como hacen las sociedades orientales, se respete y valore la sabiduría de las personas que llegan a la vejez. 

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