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El acusado es Pablo Schoenfisch, detenido desde el 14 de mayo de 2020

Hijo de exalcalde, a juicio acusado de matricidio

El juez Roberto Saldaña elevó la causa por el ataque a balazos a Faustina Antúnez (56) y al ex intendente de Santiago de Liniers, Arnaldo Schoenfisch (61)

viernes 23 de diciembre de 2022 | 6:05hs.
Hijo de exalcalde, a juicio acusado de matricidio
El hecho ocurrió durante la madrugada del 14 de mayo del 2020.
El hecho ocurrió durante la madrugada del 14 de mayo del 2020.

“Por culpa de Pablito, Pablito hizo cagada”. El 14 de mayo del 2020, en Santiago de Liniers, el ex intendente Arnoldo Schoenfisch (61) gritaba con la mano en los ojos y sin poder ver nada luego de recibir un disparo que, literalmente, atravesó su cabeza. Su esposa, Faustina Antúnez (56), no había corrido la misma suerte y yacía muerta en la cama matrimonial. La bala calibre 38 había apagado su existencia en el acto.

Pablito es, Pablo Arnoldo Schoenfisch, hijo de ambos, quien la semana que viene, el 31 de diciembre, cumplirá 21 años. También es medio hermano del intendente actual de la localidad e hijo de Antúnez, Miguel Ángel Szumkoski. Las palabras de su padre que lo señalaron como el autor de esos disparos fueron el puntapié inicial que inclinó la investigación por el brutal ataque hacia su persona.

Sin embargo, no fue lo único. Las pruebas recolectadas a lo largo de este tiempo hicieron que el juez Roberto Saldaña, titular del Juzgado de Instrucción Uno de Eldorado, decidiera clausurar la instrucción y elevar la causa a juicio, según pudo confirmar El Territorio en base a fuentes del caso.

La decisión se firmó en los últimos días, luego del pedido de elevación a juicio del fiscal Edgar Doldán el mes pasado. De esta forma, el expediente será girado al Tribunal Penal de Eldorado, cuerpo que deberá establecer una fecha para el debate oral y público. Todo indica que se tratará de uno de los juicios más resonantes del 2023.

‘Pablito’ está acusado de homicidio calificado por el vínculo y por haberse cometido con alevosía agravado por la utilización de arma de fuego en perjuicio de Faustina Antúnez y homicidio calificado por el vínculo y por haberse cometido con alevosía agravado por la utilización de arma de fuego, en grado de tentativa, cometido en perjuicio de Arnoldo Schoenfisch.

En caso de ser considerado culpable será condenado a prisión perpetua, lo que desestima la posibilidad de una pena más leve en un acuerdo de juicio abreviado.

El sospechoso está alojado en una cárcel a disposición del Servicio Penitenciario Provincial con prisión preventiva desde junio del año pasado. En primera instancia, cuando fue llevado a declaración indagatoria, se abstuvo de declarar, aunque con el correr de los meses decidió dar su versión de los hechos y negar su participación.

“Todos mienten”, expresó en sede judicial luego de conocer las declaraciones en su contra.

Pruebas contundentes

Según la elevación a juicio a la que tuvo acceso este medio, la Justicia considera hasta esta instancia que entre las 3.30 y las 4.30 de la madrugada de ese mayo Pablo se dirigió desde la casa de su abuela -a la que cuidaba esa noche- hasta la de sus padres, donde también vivía, en la intersección de la ruta provincial 226 y la calle Manuel Belgrano. 

Las casas están enfrentadas, por lo que el recorrido le llevó algunos segundos a pie. Una vez adentro, armado con un revólver calibre 38 y con guantes negros y detalles de cuerina, se dirigió a la habitación de la pareja. Allí, a muy corta distancia de las víctimas, efectuó disparos en la sien a cada uno de ellos.

Vestimentas halladas en la casa tenían rastros del pólvora.

Las balas atravesaron sus cabezas. A su madre, como se dijo, le quitó la vida en el acto, mientras que su padre estuvo internado unas semanas hasta que le dieron el alta. Resultó con una fractura de macizo facial y perdió por completo la vista.

Luego del  ataque, el presunto asesino se habría ido nuevamente a su casa, donde se acostó con la ropa que llevaba puesta y guardó los guantes en una gaveta de la habitación. El arma, una Smith y Wesson, quedó tirada en la escena del crimen.

El ex intendente llamó entonces a los gritos a su hermano solicitando ayuda y llegaron varias personas a asistirlo.

Varios de los presentes escucharon las palabras “Pablito hizo cagada” en la escena e incluso en la ambulancia que lo trasladó al Samic de Eldorado -luego fue a Posadas-.

Un asalto y luego un femicidio seguido de intento de suicidio fueron las hipótesis que también surgieron en la escena durante esa mañana tras  la llegada de efectivos de la Policía de Misiones y autoridades judiciales. Sin embargo, todos los indicios empezaron a señalar al joven, empezando que se mostró frío en la escena y dijo: “Ya está, no se puede volver atrás, espero que el gordo se salve”.

Fue detenido ese mismo día y alojado en una celda de la comisaría local.

La Justicia considera acreditado que Pablo se llevaba mal con sus padres, al punto de que  la relación era “insoportable” para quienes lo rodeaban. Las discusiones eran diarias y alguna vez llegaron a los empujones. En oportunidades el imputado insultaba a su madre con “vieja de mierda” y mencionó que los iba a matar, aunque nadie creyó que hablara en serio.

El punto de no retorno habría sido el castigo impuesto por la madre tres meses antes del hecho,  que consistió en prohibirle la utilización de los vehículos -auto, moto, cuatriciclo- y el teléfono celular.

Después fueron apareciendo más testimonios que dieron cuenta de la planificación de un doble crimen. Se destaca lo dicho por el padre del actual intendente, quien ante las autoridades judiciales le había preguntado cómo hacer para que “no dé positivo una prueba de pólvora en la mano” luego de usar un arma.

El hombre contestó entonces que utilizando un guante y todo indica que siguió ese consejo.  

La declaración resultó clave, ya que una empleada doméstica dijo luego que había encontrado varias prendas de vestir que estaban escondidas en la casa donde vivía el sospechoso. Tras ese testimonio, los pesquisas hicieron un nuevo allanamiento en el cual dieron con un gorro, una bufanda y un par de guantes, en los cuales detectaron rastros de pólvora.

También material genético compatible con el del acusado en el arma de fuego utilizada por el asesino, aunque el sospechoso intentó cubrirse diciéndole a un policía que había manipulado el arma cuando entró a la habitación a ver lo que había ocurrido.


Un lacónico “sí” ante la pregunta incómoda

Más allá de los indicios mencionados, que comprometen al sospechoso, en la elevación a juicio se destacó una conversación del acusado con su medio hermano, Lucas Szumkoski.

Ésta fue incorporada mediante el testimonio del mencionado familiar, quien relató que visitó al imputado en la celda donde estaba alojado la noche posterior al hecho.

“Relevante resulta la declaración de Lucas Szumkoski cuando afirmó que concurrió a la comisaría al otro día de acontecido el hecho a ver a su medio hermano Pablo Arnoldo Schoenfisch, quien con un lacónico ‘sí’ le confesó la autoría del hecho al responder el interrogante de qué si sabía lo que había hecho, que le había matado a su papá y su mamá, que le partía el corazón verlo así (al imputado), ya que ni al velorio de su madre iba a poder ir”, dice el fragmento del documento.

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