Caso Marina Da Silva: cuatro testigos completaron la sexta jornada de juicio

Con el aporte de cuatro testigos más, ayer por la mañana en la sala de audiencias del Tribunal Penal Dos de Posadas se completó la sexta jornada del debate oral por el femicidio de Marina Da Silva, la joven de 19 años que el 31 de diciembre de 2013 fue encontrada muerta a golpes dentro de un pozo de agua de una propiedad ubicada en Campo Bauer, cercana a Nemesio Parma de la capital provincial.

Por este hecho llegan imputados como responsables Franco Ramos, pareja de la víctima; Juan Portal, supuesto amante de Marina y Alejandro Da Silva, vecino y compañero de trabajo de los dos anteriores. 

El último en declarar, pero cuyo aporte resultó el más sustancioso de la jornada, fue José María Wiñaski, quien al momento del hecho se consideraba un amigo y casi hermano de la víctima, a quien conocía mucho por ser vecino de la madre de la joven en el barrio Cruz del Sur de Posadas. Aunque también refirió que conoce a Ramos porque también vivió en cercanía a la casa de los padres del imputado. 

El primero en hacer preguntas al testigo fue el fiscal Vladimir Glinka, quien indagó antes que nada en el tipo de relación que Wiñaski tenía con la víctima, ya que en la instrucción del expediente varios testigos señalaron al declarante como alguien que solía ‘coquetear’ mucho con Marina. A lo que el testigo negó rotundamente y aclaró que solamente eran muy buenos amigos. 

Seguidamente, Glinka pidió a Wiñaski que recordara una de las declaraciones que había hecho en 2014 durante la instrucción del expediente y en donde había indicado que el 21 de diciembre del 2013, día que fue vista por última vez la víctima, el joven vio a Marina y a su pareja pasar en moto por un camino de Campo Bauer.

Con la ayuda de la lectura de su declaración previa, el testigo comentó que si bien no podía recordar con exactitud el día sí narró que una siesta, al regresar de lavar la motocicleta de su padre, vio pasar a la pareja en moto. Y que le llamó la atención que ese día, al saludarlos, ninguno de los jóvenes lo miró. Incluso añadió que ambos tenían cara de enojados, como si estuvieran discutiendo. 

También recordó que ese día la pareja se movilizaba en la moto 110 que era de Ramos y que se caracterizaba por ser muy ruidosa por tener el escape libre. 

En otro punto de su declaración, el joven contó que en otra oportunidad, posterior al día que le negaron el saludo, vio en horas de la tardecita en el barrio Cruz del Sur a Ramos muy nervioso, ya que según le dijo el imputado en ese momento, su novia había desaparecido. 

Otra cuestión por la que fue consultado el testigo por parte de la fiscalía fue por el supuesto incidente violento que habría padecido Marina el viernes 20 de diciembre en casa de sus suegros.

En el contexto de este hecho, Wiñaski narró que la víctima en una oportunidad le contó llorando que la madre de Ramos había arrojado todas sus ropas a la letrina y que tenía intenciones de irse de la humilde casilla que compartía con su pareja. 

También comentó que Marina solía decirle que quería volver a casa de su madre en Cruz del Sur pero que la progenitora se negaba. Y que por ello la joven decidió irse a otro lugar por lo que le pidió a Wiñaski que la ayudara a retirar sus cosas de la casa de Ramos. 

El testigo comentó que con su moto llevó a su amiga hasta las inmediaciones a la Escuela N° 454.

El fiscal Glinka consulta al testigo Ramírez sobre una cancha de Campo Bauer.

Luego dijo que dejó a Marina en ese lugar con la intención de ir hasta la casa de la madre de la víctima para buscar a la hija de 2 años de la joven.

Pero relató que al pasar por la escuela Marina ya no estaba, y que meses después se enteró que ese mismo día su amiga se había ido con un desconocido en una moto roja que tenía las luces caídas. 

Más testigos

Otro de los testimonios que se escucharon ayer fue el de Diego Ramírez, quien al momento del hecho estaba en pareja con la hermana de Franco Ramos.

Su aporte consistió en ubicar a su ex cuñado en casa de sus suegros el sábado 21 de diciembre de 2013, ya que según el testigo, ese día al salir de trabajar en la olería, fue junto a su pareja a lo de sus suegros para comer un asado.

Aunque aclaró que ese día no vio ni a Marina ni a su hija Kiara. Al ser consultado por si escuchó que ese mismo sábado a la noche había música en el kiosco de un vecino de la zona de apellido Cabral, Ramírez contó que sí recuerda haber escuchado pero que no podría precisar si era de ese lugar o de otra vivienda de la zona. 

Allegados a Portal 

La primera en sentarse a declarar ayer fue María Antonia Makenzie, ex cuñada de Juan Portal y que fue consultada por la relación que el imputado llevaba con su hermana al momento del hecho.

En ese sentido recordó ante la pregunta de la fiscalía que en una oportunidad Portal golpeó a su pareja delante de la testigo. Y que solían tener sus discusiones. 

Declaró también que ese sábado 21 de diciembre de 2013 su ex cuñado llegó llorando hasta su casa, en donde la mujer vivía en aquel entonces junto a sus padres en el barrio San Miguel.

Sobre ese día en especial la testigo afirmó: “Él había llegado, sé que era de noche, le preguntamos por qué estaba llorando y nos dijo que quería pasar su cumpleaños con su hija y que mi hermana no le dejó. Compartimos una cena y luego nos acostamos a dormir”, citó Makenzie, quien aclaró que en la casa vivían bajo el mismo techo pero que su hermana y el imputado dormían en una habitación separada a la suya. 

Minutos más tarde también fue citado a declarar el padre de María Antonia, Juan David Makenzie, quien no aportó muchos datos para el caso más allá de coincidir con su hija en que Portal se quedó a dormir el día de su cumpleaños en su casa. Y que también lo había visto llorando. 

El debate continuará hoy desde las 8.30 y se espera que puedan declarar dos testigos clave en el caso. Uno de ellos es Tomás Lazaga, amigo de Ramos y que al no presentarse días atrás al debate es buscado por la Policía para su testimonial. 

El otro aporte relevante para el proceso es el de un hermano de Juan Portal, a quien Ramos había entregado una carta que escribió ya estando detenido como sospechoso y que tenía como destino a dos amigos del imputado para que éstos cambiaran su declaración testimonial en el caso.