Ñande Reko Rapyta (Nuestras raíces)

Democracia

viernes 09 de diciembre de 2022 | 6:00hs.

Cada 10 de diciembre, desde el año 2007, se celebra en nuestro país el Día Internacional de los Derechos Humanos y de la Restauración de la Democracia”; la primera parte hace referencia a la sanción de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, desde la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1948, como uno de los corolarios de la Segunda Guerra Mundial; la segunda parte honra la recuperación del sistema democrático de gobierno en 1983, luego de la última dictadura cívico-militar que gobernó la Argentina entre 1976 y el año mencionado.

Aquel 10 de diciembre de 1983 fue un día histórico, difícil de contar y casi imposible de transmitir, una mezcla casi mística de constitucionalidad, alegría, alivio, civismo, ciudadanía, esperanza y un incipiente “Nunca más”; el doctor Raúl Ricardo Alfonsín asumió la primera magistratura con el cincuenta y dos por ciento de los votos.

De su discurso de asunción quedaron frases imborrables: “(…) Hay muchos problemas que no podrán solucionarse de inmediato, pero hoy ha terminado la inmoralidad pública. Vamos a hacer un gobierno decente. Ayer pudo existir un país desesperanzado, lúgubre y descreído: hoy convocamos a los argentinos, no solamente en nombre de la legitimidad de origen del gobierno democrático, sino también del sentimiento ético que sostiene a esa legitimidad.(…)”. “(…)Vamos a establecer definitivamente en la Argentina la democracia que todos los argentinos queremos, dinámica, plena de participación y movilización popular para los grandes objetivos nacionales, en el marco bien definido, pero históricamente flexible de nuestra Constitución, que garantiza todos los derechos, todas las libertades, todos los avances sociales y culturales del mundo moderno, a la vez que asegura la responsabilidad de los gobernantes ante el pueblo a través de los mecanismos jurídicos y políticos de control que la misma Constitución ha previsto, y de la periódica renovación de los poderes mediante el ejercicio del sufragio”. Y la eterna “(…) la democracia es un valor aún más alto que el de una mera forma de legitimidad del poder, porque con la democracia no solo se vota, sino que también se come, se educa y se cura.”

Misiones no fue ajena; aquella campaña política fue inolvidable, atendiendo -especialmente - al grado de participación popular; el candidato a presidente visitó la provincia en dos oportunidades. Durante el mes de septiembre de 1983, Raúl Alfonsín recorrió Oberá, Eldorado y Puerto Iguazú, donde unas treinta cinco mil personas -en total- lo esperaron y escucharon atentas. El 22 de octubre de aquel año, la campaña estaba en su tramo final, el candidato se encontró con el pueblo en un acto sin precedentes ni consecuentes en la ciudad de Posadas; unas cien mil personas se apretujaron en la avenida Roque Pérez y sus adyacencias, el palco se  perdía entre la multitud; eran casi las nueve y media de la noche cuando Alfonsín, con una notable afonía, saludó diciendo “buenas noches, ñande gente”; los presentes contestaron con una ovación interminable, y a medida que transcurría el discurso, la voz del futuro presidente tomó cuerpo hasta terminar en un tono eufórico y contagioso.

Acompañaron en el palco oficial, los candidatos provinciales y locales, Ricardo Barrios Arrechea - candidato a gobernador -, Luis María Casoni -candidato a vicegobernador -, Fernando Tulo Llamosas -candidato a Intendente de Posadas-, Antonio Mucci -de la Renovación Sindical- y Mario Aníbal Losada -presidente de la UCR de la provincia y candidato a diputado provincial-. El primero era un reconocido médico cirujano, Casoni era farmacéutico, Tulo se dedicaba al comercio, Mucci era bonaerense, trabajador gráfico, a posteriori ministro de Trabajo de la Nación, y Losada era el único con “pasado político”, ya que su padre había sido gobernador y senador nacional.

Misiones tenía poco más de quinientos mil habitantes, trescientos dieciocho mil ciudadanos estaban habilitados para votar en aquellas esperadas elecciones pero cumplieron con el deber cívico un poquito más del sesenta y cinco por ciento del padrón- La UCR ganó con el cuarenta y seis -casi- por ciento de los votos a los siete competidores restantes -el Partido Justicialista, el Movimiento de Integración y Desarrollo, la Democracia Cristiana, el Partido Intransigente, la Unión de Centro Democrático, el Frente de Izquierda Popular y el Partido Federal-; la tercera #fuerza política” fue “voto en blanco”.

Aquel 10 de diciembre de 1983 fue único pero por décadas empañado -desde el devenir político- por los sucesos posteriores, el pacto social que se selló ese día se mantiene vigente, aunque a veces parece no estar tan consciente; el electorado le reclamó hasta el final de sus días a Alfonsín, haber entregado el gobierno seis meses antes de la fecha establecida por la Constitución Nacional; muy pocos valoraron el renunciamiento de ese hombre que se cargó sobre los hombros una realidad nacional bastante más dura que la comentada por los medios y opinólogos, casi nadie pudo ver el bosque detrás del árbol, aunque -paradójicamente- la sociedad consagró a la persona y soslayó al político.

Por la Tierra Colorada hubo relato propio, Barrios Arrechea dejó su gestión tres meses antes de la fecha final y juró como ministro de Bienestar Social de la Nación; tampoco se lo perdonaron por mucho tiempo, a pesar de haber dado explicaciones en reiteradas oportunidades. Fue el último gobernador radical y también el último mandatario que no completó su periodo, hasta la fecha.

Treinta y nueve años después estamos acá, libres y soberanos, reclamando, criticando, peticionando… haciendo uso de nuestra condición de ciudadanos, con muchos más derechos consagrados, con una sociedad más justa y más grande, con necesidades y carencias de vieja data pero con los Derechos derechitos e innegociables. Visto en la distancia del tiempo transcurrido y como decía una vieja publicidad, “hemos recorrido un largo camino, muchacha”.

¡Hasta el próximo viernes!

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