Me lo contó un policía (Basado en hechos reales)

El tractor fugitivo

sábado 03 de diciembre de 2022 | 6:00hs.

Por Luis Eduardo Benítez Comisario general (RE), Abogado

Los que conocen Eldorado saben que traspasando la rotonda del kilómetro 6, en dirección a Iguazú, existe una recta en la ruta nacional 12 que termina recién en inmediaciones del puente del arroyo Piray Miní. En plena siesta de enero, allá por 1980, con 40 grados a la sombra, llegó a la comisaría un hombre, el cual presuroso descendió de su viejo rastrojero, informando que momentos antes había observado un accidente de tránsito en la citada recta. ¿Los protagonistas ? Un tractor y un Renault 12 celeste; al conductor de este último parece que lo reconoció y sería el intendente de Puerto Esperanza, quien quedó atrapado en el interior del vehículo, mientras que el conductor del tractor fue despedido sobre el asfalto.

En el trayecto hacia el lugar del hecho, nos cruzamos con la ambulancia del Hospital Samic (algo habitual), que trasladaba a los heridos. Al arribar, observamos al Renault 12 prácticamente atravesado en la ruta, con su trompa destruida, parabrisas roto, y con manchas de sangre, peroooo… ¿y el tractor? Quedamos desorientados por momentos, ya que había que ordenar y desviar el tránsito; había que preservar el lugar hasta que llegue el fotógrafo (no había Criminalística o Policía Científica en la zona en aquellos tiempos) y el sol se ensañaba bajo nuestros borceguíes. De repente notamos que un poste del tendido eléctrico, al costado del asfalto, estaba semiderribado, y en la misma dirección, por el medio de una plantación de soja, dos huellas que se perdían hacia un monte. Hacia allá nos dirigimos, efectivamente, ¡¡era nuestro tractor fugitivo!!, al cual sólo lo detuvo un centenario y añoso lapacho, y para colmo, tenía una víbora de grandes dimensiones enredada en el volante. El perito mecánico, que siempre trabajaba ad honórem, explicó: “Estos tractores tienen acelerador de mano; con el impacto, y ya sin conductor, sólo cambió de dirección y continuó su marcha”. El chofer se acercó y me dijo en voz baja: “Oficial, yo hubiera jurado que este tractor se fugó para no prestar declaración, sabiendo de su culpabilidad en el hecho”, y me sacó una sonrisa a pesar del calor.

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