Al Markhiya, dentro de Doha, pero fuera de los lujos

El barrio fue uno de los últimos en empezar a construirse en la capital de Qatar y todavía tiene veredas de arena y se nota la diferencia con el centro, rico y ostentoso
viernes 02 de diciembre de 2022 | 22:00hs.
Al Markhiya, dentro de Doha, pero fuera de los lujos
Al Markhiya, dentro de Doha, pero fuera de los lujos

Calles angostas, veredas de arena, trabajadores en bicicleta. Los autos estacionados a un costado del pavimento y sucios porque durante la noche el viento levanta la arena del suelo.

Sayed se sube a su auto, pone primera y empieza, bien temprano la rutina arriba de su Uber. Maneja unos minutos por las calles de Al Markhiya y ya se sube a la avenida de la Liga Árabe, que lo llevará al centro de Doha.

Doha impone, con sus lujos y sus luces. Llama la atención a primera vista y también cuando se la conoce de cerca. Pero la capital de Qatar no es solamente el centro ostentoso y los estadios armados para la Copa del Mundo. Es el lugar en el que se concentra casi la totalidad de la población del país.

Al Markhiya es uno de los barrios de la capital qatarí, uno de los últimos en empezar a construirse y en el que, todavía, no se derramó ese lujo que parece estar solamente destinado al centro de la ciudad y algunos puntos específicos a orillas del mar Arábigo.

En el barrio del nordeste de Doha viven alrededor de 10 mil personas, en su mayoría trabajadores. Muchos manejan Uber, otros tantos trabajan en los comercios cercanos a Al Markhiya. A otros no les queda opción y tienen que viajar un poco más para ir a buscar dinero. El metro está lejos y hay que caminar bastante por las calles internas para salir a alguna avenida y tomar un colectivo.

En Al Markhiya se mezclan algunos condominios mejores con otros de departamentos más chicos. Durante el día el pavimento y la arena seca levantan temperatura. Casi no hay árboles. Durante la noche, el desierto hace su trabajo y la temperatura baja considerablemente. Justo a la hora en que muchos, como Sayed, regresan a casa luego de varias horas de trabajo.

El contraste entre condominios grandes y pequeñas casas es evidente.

Por el barrio hay muchas personas que andan en bicicleta y no por gusto, sino por necesidad. Es una manera de ahorrarse unos qataríes y poder llegar a fin de mes con más ingresos. No hay quejas por el barrio, las construcciones avanzan y se están haciendo los trabajos para tener cloacas, pero lejos están de las luces del centro.

De noche todo cambia. Las calles son oscuras y no hay tanto brillo. Los fluorescentes colgados en las paredes externas de las casas sirven para iluminar, un poco, las veredas de arena y piedra. No hay mucho movimiento, salvo en la entrada, donde se ubica la zona comercial.

Durante el día tampoco hay tanto movimiento. Quienes se van a trabajar salen temprano y quienes se quedan prefieren hacerlo adentro, porque el calor es agobiante por momentos y el aire acondicionado (no hay splits ni aire centralizado) merma las altas temperaturas del desierto qatarí.

De fondo se ven los grandes edificios del centro de Doha, opulentos y lujosos. Pero es en Al Markhiya, uno de los barrios de los trabajadores, en donde se ve la otra cara de la Copa del Mundo y de Qatar.

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