Test vocacionales, una herramienta de orientación

"El camino vocacional se descubre a lo largo de la vida"

Con el fin de la etapa secundaria, surgen las dudas e inseguridades respecto de qué carrera o trabajo seguir. La psicopedagoga Natalia Ocampo destacó las habilidades, intereses y gustos como puntos a tener en cuenta a la hora de elegir el camino a seguir
domingo 27 de noviembre de 2022 | 12:30hs.
"El camino vocacional se descubre a lo  largo de la vida"
"El camino vocacional se descubre a lo largo de la vida"

La finalización de la etapa secundaria es sin duda un punto de inflexión en la etapa adolescente. Es que hasta ese momento, los pasos a seguir estuvieron marcados por la regulación del sistema educativo que fue guiando las distintas instancias de formación.

Pero llegado ese punto, antes o después, aparece la pregunta que todos se plantean o que alguna vez debieron responder: “¿Qué vas a estudiar?” o “¿Qué vas a hacer cuando termines la secundaria?”, y así se pone en evidencia que, desde ese momento, las decisiones y las responsabilidades quedan en manos de flamante egresado, que asume el protagonismo de su vida.

Es claro que no hay trayectos uniformes para decidir algo tan personal como es el camino a transitar para ir construyendo un proyecto de vida, porque, al fin y al cabo, de eso se trata. No es sólo elegir una carrera, sino articular en esa elección algo de lo más propio de cada joven, que lo lleve a tomar “esa” dirección en vías de insertarse en el mundo de los adultos, a través de un estudio y/o una ocupación que sea acorde a sus gustos y habilidades, afín a sus capacidades. Pero… ¿Cómo arribar a una conclusión semejante?

En la Argentina un porcentaje significativo de adolescentes no continúa en la misma carrera tras el primer año de cursada. Y el 21,6% se encontraba inscriptos en otra oferta académica uno o dos años después de la inscripción original, según un informe realizado en 2018/2019 del Departamento de Información Universitaria (dependiente del Ministerio de Educación de Nación). Esos datos son importantes porque aportan una nueva mirada sobre el comportamiento de los estudiantes durante los primeros años de su trayectoria universitaria. Y si bien, no desertar en el camino aparece como una elección tomada, se observa que el cambio de carrera es un comportamiento frecuente y esto implica un poco de incertidumbre sobre el rumbo a seguir.

La indecisión, inseguridad, y otras sensaciones propias de la época adolescente, inciden en las condiciones de elección y se agregan a las ansiedades que caracterizan a esta etapa. La particular duda que genera la pregunta por “la vocación”, suele sentirse a veces como un camino incierto, desconocido pero posiblemente agradable -si tenemos en cuenta que lo elegimos por afinidad-.

Afortunadamente, existen técnicas y test vocacionales que buscan ayudar a las personas a conocer su orientación profesional a partir de su personalidad, tendencias, intereses y habilidades. El objetivo de esta herramienta es entonces ayudar a las personas a conocer su orientación profesional identificando los trabajos o profesiones en los que podrían destacarse.

Muchas veces, se cree que un test nos brindará todas las respuestas a las inquietudes sobre el futuro profesional a seguir. Sin embargo, desde el campo de la psicopedagogía explican que  solamente son herramientas que se usan para conocer determinados aspectos de una persona y, si bien representan una parte importante en el proceso de orientación para ayudar a los estudiantes a elegir una carrera, constituyen solo un disparador que mostrará información relevante para que cada joven se conozca más y siga su camino en la búsqueda.

En este contexto, la licenciada en psicopedagogía Natalia Andrea Ocampo explicó que “en primer lugar el terminar la secundaria no es un momento fácil para los chicos, ya que fue ese lugar de refugio que los contuvo y sostuvo, donde están los amigos y la gente conocida. Donde de pronto tienen que salir y decidir cuál será el proyecto de vida y todas las emociones que genera pensar en el futuro”.

En ese sentido, destacó también que con el tiempo y poco a poco ha ido cambiando el paradigma de que la elección vocacional es para siempre y algo estático. “Muchas veces la elección que hago no define mi vida, sino que marca un camino que va conectándose, la vocación siempre es un camino de buscada y no es una revelación que determina lo que sí o sí se debe hacer y ejercer hasta que se termine la vida. La vocación existe, se construye y hay que organizarla e enriquecerla”, explicó en diálogo con Radioactiva.

“Muchas veces, cuando los chicos llegan al último año del colegio esperan que un test vocacional les resuelva el futuro. Pero en realidad no hay técnica ni test que te dé la seguridad de lo que vas hacer durante toda la vida. Al realizar un test comienza un proceso y un camino donde se realizan múltiples técnicas que se van entrelazando y van indicando posibles caminos a transitar, no es un tipo de iluminación que recibo”, especificó.

Por otra parte, indicó también que muchos eligen una carrera en base a la demanda y oferta laboral. “Hoy día hay quienes no elijen una carrera tradicional, sino opciones cortas de salida laboral rápida. Hoy, los jóvenes se sienten habitantes del mundo y elijen carreras que les permite trabajar desde cualquier parte del mundo”.

Algunas consideraciones

Ahora bien, a la hora de elegir una carrera o camino profesional, es importante tener en cuenta intereses, gustos y habilidades que nos permitirán desempeñarnos con mayor placer y facilidad.

“Hay que tener en cuenta el autoconocimiento para reflexionar quienes somos, que cosas me gusta hacer, que capacidades ve mi familia, que tipo de vida me gustaría llevar, cual es mi situación económica para afrontar una carrera, que habilidades tengo, cuáles son mis gustos e intereses, que información tengo de las propuestas académicas. Son todos factores a considerar”, destacó la especialista.

 Y agregó que, de todas maneras, sea una salida rápida o una carrera profesional avanzada, “algo que deben tener en claro los jóvenes es que no está mal equivocarse. No debe tomarse como un fracaso, sino debemos entender que todas las decisiones que se van tomando van construyendo paulatinamente ese camino vocacional individual e íntimo que cada persona va descubriendo a lo largo de la vida”. 

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