La historia de la plantación misionera pasó por dos etapas clave

De aquella explotación del mensú a la lucha de los trabajadores de la yerba

La figura de Eusebio Mañasco fue importante en la conformación del primer sindicato. De forma previa, la explotación era la forma de empleo en los yerbales
domingo 27 de noviembre de 2022 | 6:04hs.
La historia muestra años de trabajo intenso y en precarias condiciones.
La historia muestra años de trabajo intenso y en precarias condiciones.

El informe del pasado domingo “De los duros orígenes a planificar el futuro de la yerba mate”, generó alta repercusión y debate en las redes sociales. Muchos aportaron recuerdos de aquella época, otros se mostraron sorprendidos de la evolución que tuvo el cultivo hasta la comercialización del producto.  Había quienes consideraron que debería haberse profundizado en la figura de uno de los actores principales como el mensú que está más vinculado a la etapa extractiva y, otros sobre aquella rebelión encarada por Eusebio Mañasco que representó la protesta contra las tres industrias de San Ignacio. Aunque ambos hechos también fueron citados en el artículo anterior, ahora se amplía en esta edición.

Así como se diferenció en el anterior informe que del sistema de extracción de la yerba mate en estado silvestre como conocieron los guaraníes, se pasó -hace 120 años- a reproducir la yerba mate tal como la conocemos ahora, mediante siembra; del mismo modo, la situación de los trabajadores en ambas etapas, fueron distintas.

Durante el sistema de extracción, el peón yerbatero tradicional era conocido como mensú, sometido a máxima explotación laboral y de cuasi esclavitud. Cuando comenzó la etapa del cultivo y se asentaron las primeras tres importantes industrias en San Ignacio, “los peones percibían un salario fijo, cuyo monto y forma de pago difería en relación a la labor efectuada”, según concluye en su trabajo el historiador Diego Schroeder. A raíz de tal situación y por reclamos de mejoras salariales surgiría la organización sindical de los obreros hasta la rebelión. Alrededor de 1910 en la zona de San Ignacio (por entonces Territorio Nacional de Misiones) y de Itapúa (Paraguay) se iniciaba un proceso de tecnificación de la producción de la yerba mate. Luego en 1916, los obreros de las industrias asentadas en la provincia, empezaron a organizarse de manera sindical que llevó a que por 1920 se produjeran huelgas y represiones. Efectivamente comenzaría a declinar el sistema de obra esclava del mensú a partir de 1946.

El mensú

El historiador Alfredo Poenitz, en uno de sus múltiples columnas publicadas en El Territorio se había ocupado de reflejar la situación del mensú. Recordaba que la relación laboral no estaba dada por un salario fijo, sino que los peones eran contratados mediante un adelanto en dinero que inmediatamente era gastado en los negocios, bares clandestinos y burdeles del puerto, quedando atados a un sistema de endeudamiento permanente. 

El escritor Horacio Quiroga, se ocupó en abundancia de retratar en el libro “Los Mensú” – por ser mensualeros- los padecimientos de estos trabajadores. Este uruguayo que vivió también en San Ignacio, veía lo que sucedía tanto en su calidad de escritor como propietario, porque tenía cultivos de yerba mate. Así publicó libros temáticos como “Los mensú”, “Los desterrados” y “Un Peón”, reflejando cómo vivían sometidos y esclavizados, en una época que no se respetaban los derechos de los trabajadores.

El investigador Leandro Ezequiel Simari, hace justamente mención a la explotación reflejado en “Los mensú”, de Quiroga y añade El Río Oscuro, de Alfredo Varela: Trabajo, esclavitud, animalidad. Recuerda que, por entonces, el destino del mensú se inauguraba con una estafa, comenzando con una deuda inflada que lo obligará a trabajar sin descanso durante meses. Allí, sostiene -el investigador-, la huida a través de la selva aparece para el peón como única esperanza, primero, y como recurso desesperado, después. No siempre lograban fugarse porque eran perseguidos y hasta ultimados, según resume Varela. “La gente de Posadas sabía. Era un secreto tremendo compartido por todos. Un día veían partir un barco repleto de mensúes. Y luego, algún día o alguna noche, llegaba un cadáver boyando. Y después otro, y otro más”, escribió Varela en el libro El Río Oscuro (1943), llevada al cine por Hugo del Carril con el título Las aguas bajan turbias. En mayo de 1914, sucedió una situación extrema en menos de dos semanas aparecieron 16 cadáveres flotando en el río Paraná a la altura de Posadas. Generó la reacción de los vecinos de la actual capital de la provincia que elevaron nota al entonces presidente de la Nación Victorino de la Plaza. Aunque se produjo una gran negación, tanta evidencia comenzaba a mostrar el alto grado de impunidad.

Con la plantación, otra etapa

Tras ser expulsados los jesuitas, en 1902, el inmigrante suizo Jules Ulysses Martin (también conocido como Julio Ulises Martin) junto con el ingeniero agrónomo Pablo Allain lograron reproducir la yerba mate por medio de la siembra. Desde entonces, comenzaría otra etapa y otras luchas posteriores. En Misiones se instalaron cuatro grandes empresas dedicadas al cultivo industrial: una cerca de Posadas, el establecimiento Santa Inés, y las otras tres en San Ignacio: los establecimientos La María Antonia, Martín y Cia y La Plantadora de Yerba Mate SA. 

La María Antonia era el más grande y estaba en manos de la familia venezolana Herrera Vegas. Las otras dos grandes empresas eran, por un lado, la compañía Martín y Cía, de capitales suizos dedicados a la secansa y molienda de la yerba mate, con administración central en Rosario y establecidos en Misiones desde 1903, y por el otro, la empresa La Plantadora de Yerba SA, una sociedad de acciones formada, entre otros, por capitales de la familia del ex gobernador del territorio, Juan José Lanusse. En la publicación “Misiones-Itapúa y los pioneros del oro verde” el escritor Alejandro Larguía recordaba que el grueso de la producción de yerba cultivada y procesada provenían de estas empresas, y esta presencia se debía al alto precio que tuvo el producto durante el periodo inicial, especialmente entre 1910 y 1925.

El sociólogo Víctor Horacio Rau sostiene que el desarrollo se consolida hacia la tercera década del siglo: en 1903 se contaba en Misiones con 16 hectáreas cultivadas con yerba mate, pero en 1920 la superficie se había expandido a casi 4.000 hectáreas, comenzando a relegar progresivamente, hacia 1925, la explotación extractiva a una situación económicamente marginal. 

A su vez, lo lucrativo del negocio y su escasa mecanización provocó una importante demanda y concentración de mano de obra no calificada.

Estos peones yerbateros se dedicaban a las labores del cultivo, la cosecha, el triturado y la secansa de la yerba, como así también al procesamiento y el envasado para su destino final que eran los centros de comercialización.

Los peones de San Ignacio, percibían un salario fijo, cuyo monto y forma de pago difería en relación a la labor efectuada. Ello daría lugar al surgimiento de las organizaciones sindicales, cuestionando los salarios bajos y mal pagos, exceso de horas de trabajo, con viejos y arraigados mecanismos de explotación. 

 

Dos Santos, el último peón de La María Antonia

La hazaña de Eusebio Mañasco para la reorganización sindical

¿Que opinión tenés sobre esta nota?