El espacio apunta a la reinserción social de quienes se rehabilitan

Crean una huerta terapéutica para los pacientes del Carrillo

Los residentes del nosocomio impulsaron el proyecto como un espacio de contención y recreación para quienes realizan sus tratamientos temporales
lunes 14 de noviembre de 2022 | 6:04hs.
Crean una huerta terapéutica para los pacientes del Carrillo
Crean una huerta terapéutica para los pacientes del Carrillo

En el Hospital de Rehabilitación en Salud Mental Doctor Ramón Carrillo de Posadas se creó un espacio de huerta terapéutica para que los usuarios que asisten puedan complementar sus tratamientos con actividades recreativas al aire libre, a la vez que incorporan un oficio para su reinserción en la sociedad. El trabajo comenzó hace tres meses y surgió a partir de un proyecto en conjunto entre los residentes de la Residencia Interdisciplinaria en Salud Mental (Risam) y el Ministerio de Agricultura Familiar.

En este sentido, la directora de Semillas de la cartera, Cindia Maidana, señaló que en esta ocasión trabajaron con “usuarios y no pacientes, porque con los primeros los residentes pueden trabajar, encaminar actividades, cosa que no permite la población crónica que vive desde hace años en el predio. La idea es que aprendan y cuando se les da el alta, puedan replicarlo en sus casas e incluso incorporar técnicas de cultivo para que les sirva como salida laboral”.

El espacio sirve como una terapia en el exterior, a partir de la cual los usuarios pueden hacer una actividad recreativa que los fortalezca a nivel emocional y cognitivo. Dado que el trabajo con la tierra sirve como un lugar para charlar, distenderse, aprender cosas nuevas -lo que estimula la actividad cerebral- y complementa los tratamientos farmacológicos. Para los residentes del Risam se plantea como la posibilidad de brindar contención a las personas con quienes trabajan y darle la oportunidad de mejorar en la funcionalidad motriz.

Asimismo, dicho espacio es propicio para fortalecer los vínculos entre pares, compartiendo responsabilidades al momento de distribuir y asignar las tareas “entendiendo que todos forman parte del proceso de cuidado, siembra y cosecha en la huerta”. Teniendo en cuenta que se trata de una población estigmatizada y con problemas en cuanto a la inserción social, el taller se enfoca en la aprehensión de reglas de convivencia y colaboración.

“Nosotros trabajamos con un grupo de pacientes que están provisoriamente bajo tratamiento. Por ejemplo, uno de ellos que se llama Nazareno, que trabajó mucho con nosotros en la huerta y tuvo una buena adhesión como acompañamiento terapéutico. Cuando dejamos inaugurado el sistema de riego ya no estaba porque le habían dado el alta y se fue a su casa”.

Los profesionales no sólo trabajan íntegramente con el paciente sino que también brindan consejería, apoyo y contención a las familias porque los buenos resultados del tratamiento están vinculados a las relaciones primarias del paciente con su entorno.

El proceso
Sobre cómo se llevó a cabo, Maidana explicó: “Hicimos varias visitas técnicas junto con los técnicos agrónomos Bruno Riquelme y Jesús Ibáñez, fueron cerca de seis y pusimos como día de trabajo los miércoles; entonces los residentes ya sabían que íbamos a ir para que tengan el asesoramiento. Las etapas fueron la preparación del suelo, hicimos nueve canteros de ocho metros por un metro, abonamos, conseguimos compost de un aserradero y llevamos guano, que es un abono natural”.

Además la huerta cuenta con un sistema de riego por goteo para que pueda prosperar a pesar del calor del verano y reciba agua según demanda. También se trabajó con los principios de la agroecología, materiales reciclados que habían en el predio del nosocomio y se hizo un cerramiento del huerto porque si no los pacientes pasaban por arriba sin darse cuenta.

Las semillas fueron aportadas por la cartera de Agricultura Familiar y se trabajó con asociación de cultivos, con la intención de promover y optimizar la captación de nutrientes, el control de plagas y la polinización, así como mejorar la productividad, subrayó Maidana.

Asimismo, en el cultivo no se utilizaron agroquímicos y las hortalizas sembradas fueron: acelga lechuga, repollo, cebollita de verdeo y perejil, dejando un cantero vacío, en el que después se pusieron zanahorias, rabanitos, pepinos y porotos.

Para los usuarios es una posibilidad de aprender un oficio.

“Es un espacio de contacto, dado que el Carrillo ya no cuenta con la escuela de oficios, por lo que la propuesta de la huerta es sumamente positiva porque tuvo un buen impacto en los usuarios que trabajaron. Con las verduras cosechadas la idea es que la utilicen en la cocina cuando lo necesiten también que se las puedan dar a sus familiares cuando los visitan y que los residentes también puedan hacer uso”, remarcó la directora de semillas.

El miércoles último, cuando se dejó oficialmente inaugurado, se cumplieron casi tres meses de trabajo y ya había lechugas, cebollitas y perejil para cosechar.

Por último Maidana destacó que “la idea es que los residentes sigan con el trabajo el resto del año y podamos facilitarles algo de plantines y semillas. A su vez los residentes del Risam hicieron una convocatoria abierta que habilita a los familiares a participar de la huerta, los miércoles”.

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