Me lo contó un policía (Basado en hechos reales)

Una joven vida perdida

sábado 12 de noviembre de 2022 | 6:00hs.

Allá por 1981, trabajábamos en la Seccional Segunda, kilómetro 2 de Eldorado; era la época del uniforme amarronado (luego vendría el color verde, el azul celeste, hasta llegar al color negro de hoy). A las 17 de un jueves cualquiera, cuando el personal se hallaba formado para realizar el relevo de guardia, el comisario, que estaba en la vereda, observó a una mujer que corría hacia la comisaría, y con la experiencia de sus años, dijo “ seguro tiene un problema”. Efectivamente, esa señora llegó muy asustada y entre sollozos contó que momentos antes, mientras lavaba ropa en el patio de su casa, pasó una niña con guardapolvo blanco y unos útiles escolares, la cual regresó sobre sus pasos y pidió permiso para utilizar un baño (letrina) de la casa, que estaba a escasos metros del lavadero, y al instante, escuchó una fuerte detonación en el interior del baño; que llamó reiteradamente a la niña pero ésta no respondió, que no se animó a mirar en el interior y decidió correr hasta la dependencia policial y dar aviso del hecho.

Nos trasladamos al lugar junto al médico policial y constatamos que se trataba de una niña de apenas 13 años que cursaba en una escuela primaria de la zona; que aprovechando la confianza que existía con una familia conocida, ingresó a la casa y sustrajo un revólver, con el cual se efectuó un disparo en la cabeza, falleciendo instantáneamente. Conmueve  presenciar a una persona tan joven, aún con su guardapolvo blanco y sus útiles en los brazos, tomar tamaña determinación. El frío informe médico dictaminó que la víctima cursaba un embarazo de dos meses aproximadamente, pero eso ya no importaba. En fin, debemos recapacitar, nunca está demás, lo que los padres debemos hablar con nuestros hijos, ocuparnos y preocuparnos de sus problemas, orientarlos, prevenirlos, guiarlos y aconsejarlos, y si fuera necesario, reprenderlos e inculcarles la confianza para que nos cuenten sus problemas. Es preferible que nuestros hijos lloren un día, y no que nosotros lloremos el resto de nuestros días, pues esta tragedia truncó una vida que recién daba los primeros pasos, y tenía todo este maravilloso mundo por descubrir.

Por Luis Eduardo Benítez
Comisario general (RE). Abogado

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