Los hechos se registraron lunes y jueves en el barrio Oasis, de Oberá

El calvario de la familia asaltada dos veces en la misma semana

Ramón Delgado cría solo a sus tres hijos y todos padecen diferentes grados de discapacidad. “Lo feo que es que pongan un cuchillo en el cuello a tu nene”, lamentó
domingo 06 de noviembre de 2022 | 6:03hs.
El calvario de la familia asaltada dos veces en la misma semana
El calvario de la familia asaltada dos veces en la misma semana

Se acerca el mediodía y Ramón “Moncho” Delgado (61) levanta la vista hacia la ruta nacional 14, ansioso por divisar a Matías (14), uno de sus tres hijos, quien un par de horas antes salió a pie para hacer algunas compras en un supermercado distante a dos kilómetros.

El chico padece retraso madurativo y ayer fue la primera vez que salió a comprar solo, aunque conoce bien el camino porque en varias ocasiones acompañó a su papá.

El propio Matías se ofreció para ir al súper, pensando en la seguridad de sus hermanos Nelson (11) y Alejandra (17), el primero con síndrome de Down y la segunda con retraso madurativo.

“Me dijo: ‘papi, yo voy y vos quedate a cuidar a mis hermanitos. Conozco el camino, voy bien por el costadito. No tengas miedo’. Él es muy juicioso y tiene mucha voluntad. Y lo que pasó esta semana le traumó demasiado, quedó muy asustado, igual que los hermanos”, comentó Delgado en referencia a los dos asaltos que sufrieron en apenas cuatro días.

Ambos hechos se registraron en horas de la tarde, momentos en que el hombre no estaba en su casa, sí sus tres hijos. Delgado cría solo a los menores, ya que la progenitora los abandonó hace ocho años y nunca más se interesó por ellos.

“Esto así no es vida. No puedo salir de casa porque entra cualquiera y hace lo que quiere. Plata no llevaron, pero rompieron cosas por maldad”, lamentó quien también padece un grado de discapacidad, puesto que nació con pie bot, condición que afecta la posición del pie y ocasiona dolor.

En diálogo con El Territorio, precisó que el lunes y el jueves al menos cuatro delincuentes irrumpieron en su domicilio, situado en el barrio Oasis, de Oberá, lindero a Villa Kleiven, en cercanías del parque termal.

“Pedían plata”

En el barrio todos aprecian a Moncho Delgado, conocen su historia de esfuerzo y saben de la dedicación que tiene para criar a sus tres hijos.

Por eso también repudiaron los últimos sucesos, al tiempo que sospechan que los autores de ambos asaltos serían las mismas personas, quienes residen en el barrio, teoría a la que adhirió el damnificado.

“A la mañana los chicos van a la escuela especial y yo aprovecho para hacer alguna cosa en la casa. No puedo salir porque entran y roban lo que haya. Tampoco tengo más la olería porque me robaron la bomba y hasta el caballito. Así de fea está la cosa acá”, lamentó.

Contó que percibe una pensión por discapacidad de 23 mil pesos y cobra el salario universal por sus tres hijos, mientras que se halla en gestiones por las correspondientes pensiones, trámite que marcha lento por la burocracia del sistema.

“Capaz los chorros piensan que cobro un montón de plata, pero en realidad apenas da para comer. Y comemos porque también planto y crío algunos animales. Yo no me quedo sentado”, subrayó.

Fue así que el lunes por la tarde, cuando sus chicos ya estaban en casa, tomó su bicicleta y enfiló por ruta 14 hasta el súper donde consigue los mejores precios.

Al regresar a su casa encontró a los menores llorando, temblorosos por la situación vivida.

Precisó que “eran cuatro tipos con la cara tapada, tenían cuchillos y machetes, y pedían plata. Revolvieron todo, pero no encontraron nada y se fueron”. 

“Los chicos avisaron a una vecina y me llamó cuando justo estaba por pagar la mercadería. ‘Entraron a robar a tu casa’, me dijo. Ahí me desesperé, pero por suerte encontré un conocido y me trajo en el auto hasta casa”, detalló.

Vivir con miedo

Ese día llamaron insistentemente a la Policía, comentó Delgado y sus vecinos lo ratificaron, pero la autoridad no acusó recibo. La zona es jurisdicción de la Seccional Cuarta de Oberá.

En tanto, como el lunes la compra quedó inconclusa y en la casa ya casi no quedaba nada para comer, el jueves Delgado decidió volver al supermercado, sin imaginar que los delincuentes también volverían a su domicilio.

En tal sentido, señaló “se ve que están todo el tiempo pendientes de si salgo para hacer su maldad. Lo que más bronca me da es que se aprovechan de las criaturas. El jueves volvieron y estaban más locos, si hasta le pusieron el cuchillo en el cuello a Matías, pobrecito. ‘Dónde está la plata de tu papá’, dice que gritaban”.

Y se preguntó: “No sé en qué cabeza cabe, no sé si andan tan drogados que piensan que puedo tener mucha plata. Imagínese lo feo que es que pongan un cuchillo en el cuello a tu nene”.

Recordó que hace un par de años un grupo de personas solidarias lo ayudaron a mejorar su casa porque él y sus hijos vivían en condiciones muy precarias.

“Si no fuera por esa gente de Dios, nosotros estaríamos viviendo en un ranchito. Tenemos una linda casita porque nos ayudaron, no porque tengamos plata”, remarcó. 

Visiblemente angustiado por la sucesión de hechos, opinó que por la descripción los malvivientes serían del mismo barrio, aunque todos tenían los rostros cubiertos.

Además, lamentó que más allá del daño material que implicó cada uno de los hechos, lo que más le duele son las secuelas que puedan arrastrar sus hijos.

“Los chicos están con mucho miedo, no quieren que me despegue de ellos. Para colmo, el jueves la Policía vino, pero no buscaron mucho. Yo les mostré por dónde viven esos delincuentes, pero me contestaron que ellos saben qué hacer”, mencionó.

Tierra de nadie

Delgado afirmó que los cuatro sospechosos tienen antecedentes por hechos contra la propiedad, pero a pesar de ello, actúan con absoluta impunidad.

Los vecinos avalaron la hipótesis del damnificado y reclamaron mayor presencia policial en la zona.

“No puede ser que uno llame a la Policía y te cuelguen el teléfono. O te digan 'ya mandamos un móvil', y no vengan. Somos un barrio humilde, pero tenemos derechos”, opinó Sandra Vera, vecina del lugar.

Aseguró que la mayoría de los habitantes del barrio Oasis padecieron robos por parte de la misma banda, al tiempo que no pueden dejar sus casas solas, por lo que se organizan entre vecinos para cuidarse entre ellos cuando alguno se ausenta y no queda nadie en la vivienda.

“Lo que pasó con don Moncho ya es el colmo, que le asalten dos veces la misma semana. Es un desastre. No hay ley ni respeto por nada”, lamentó.

El viernes por la tarde Delgado asistió con sus hijos a un evento en la escuela especial, ocasión en que dos vecinos se instalaron en el corredor para cuidar su casa.

“Igual volvimos antes de que termine el acto porque tenemos que tomar dos colectivos y el último pasa a las ocho de la noche”, precisó evidenciando el esfuerzo que implica la crianza de sus hijos.

Asimismo, indicó que los recientes hechos no son aislados, ya que tiempo atrás le robaron un caballo y una bomba de agua, imprescindibles para el funcionamiento de su olería, por lo que perdió una fuente de ingresos.

“Los ladrillos dan mucho trabajo, pero con eso ganaba algo más de plata para mantener a mis hijos. Hasta que me robaron y no pude hacer más. Tampoco puedo salir a buscar changas porque entran a mi casa. La verdad que tengo miedo, sobre todo por mis hijos”, reconoció preocupado. 

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