Asados, deliverys y hasta salidas en remís por la ciudad

domingo 06 de noviembre de 2022 | 6:03hs.

Uno de los detalles de la pesquisa arrojó que Luis Ferreira  (27) dominaba a su antojo todo lo que ocurría en la comisaría y lo ostentaba en las llamadas telefónicas que recibían de otros penales a su teléfonos. Incluso se jactaba de ser el dueño del lugar.

Allí recibía a uno de sus soldados una vez por semana, siempre cuando estaba de guardia el sargento Sotelo. Esta persona generalmente iba los martes para -se cree- recibir las órdenes y rendir cuentas.

El seguimiento sobre este actor hizo que se llegue a los dos narcos principales.

También se reconstruyó que asados -que se hacían en el playón-, delivery de cualquier cosa, bebidas alcohólicas y drogas eran ingresadas con el previo pago de la coima, que se negociaba con el efectivo implicado. Las cifras se negocian según el tamaño del favor, pero se habla que los números llegaron al millón de pesos.

Se conoció además que existía un denominado “viernes de party”, lo que significaba que iba a ingresar un pote de helado con un doble fondo cargado con cocaína. Sin embargo, la fiesta no solamente se llevaba a cabo tras las rejas.

Los pesquisas pudieron confirmar que los internos salieron -solos o juntos- nueve veces, aunque se cree que fueron más. Todo está registrado mediante cámaras de seguridad luego de la colaboración de la línea 911.

La rutina indica que abandonaban la comisaría entre las 21 y 22 y volvían cerca de las 4. Salían “de joda” por la Costanera posadeña y recorrían la ciudad con un remisero de confianza. Incluso las fuentes añadieron que una vez tuvieron que buscar a Ferreira porque se pasó de copas y no volvió. 

 

La red familiar narco que era dirigida desde la propia Comisaría Segunda

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