Luego de un acuerdo de juicio abreviado en junio

Cabecilla narco de la Segunda tiene condena vigente

Luis Ferreira (27) había sido condenado a cuatro años de cárcel y si bien debía ir a una unidad penal, desde noviembre de 2019 hasta el miércoles permaneció alojado en la Seccional Segunda
sábado 05 de noviembre de 2022 | 6:05hs.
Cabecilla narco de la Segunda tiene condena vigente
Cabecilla narco de la Segunda tiene condena vigente

Mientras la Justicia Federal de Posadas y la Gendarmería Nacional (GNA) continúan a pasos firme las pesquisas luego del descubrimiento de una red de distribución de estupefacientes que operaba desde una celda de la Seccional Segunda de Posadas, pesquisa que por el momento tiene a un sargento de la Policía de Misiones como uno de los once detenidos por el caso, ayer se conocieron más detalles en torno a una pieza fundamental en la organización delictiva.

Y es que el considerado organizador de la banda, Luis Enrique Ferreira (27), fue condenado en junio de este año a cuatro años de cárcel durante un juicio abreviado en el Tribunal Oral Federal de la capital provincial por tenencia de estupefacientes con fines de comercialización. Todo esto por haber sido detenido en noviembre de 2019 durante un operativo de la Policía de Misiones en Posadas en el momento en que comercializaba marihuana en un coche de alta gama.

En noviembre de 2019 Ferreira fue detenido sorprendido con droga en un BMW.

“Luis Enrique Ferreira se halla cumpliendo detención en la Comisaría Seccional Segunda de la P.P.M., corresponde reiterar la orden de traslado y alojamiento del nombrado en una Unidad Penal dependiente del Servicio Penitenciario Federal que cuente con cupo, a los fines de comenzar con el tratamiento de resocialización previsto en la Ley Penitenciaria Nacional - 24.660”, reza uno de los párrafos del acta condenatoria emitida el 3 de junio pasado en donde se solicitaba que el joven abandone la citada dependencia policial.

No obstante, dicho traslado nunca sucedió y de acuerdo a las fuentes consultadas por este medio, desde su ingreso hasta el miércoles ,cuando fue detenido junto a los demás implicados, Ferreira logró forjar un poder y una impunidad dentro de la dependencia.

De acuerdo a las primeras averiguaciones hechas en esta causa se supo que cerca de 300 kilogramos de marihuana eran comercializadas por semana por la organización. Aunque también se sospecha que también el menú ofrecía cocaína, pastillas y churros de marihuana, que no son otra cosa que cogollos  de la droga que se secan boca abajo y quedan largos.

Antecedente cercano

El hecho que le valió cuatro años de prisión a Ferreira se produjo durante la madrugada del domingo 24 de noviembre de 2019 sobre la calle Fermín Fierro 730 de la capital provincial cuando éste y un conocido aguardaban clientes dentro de un BMW azul que durante minutos estuvo detenido con las balizas encendidas, y que no tardó mucho en alertar a vecinos de la zona.

Una patrulla del Comando Radioeléctrico Oeste de la Unidad Regional I llegó a la zona y entrevistó a los ocupantes. Ferreira iba al volante y su cómplice de acompañante. Pero en medio de las consultas, uno de los uniformados advirtió que el coche no llevaba patente delantera y que en la parte trasera había un bulto con marihuana que arrojó un peso total de un kilogramo.

Por si fuera poco se detectó un envoltorio con restos de cocaína y una balanza de precisión. En tanto, que instantes después, tras la confirmación de las actividades que realizaban en la zona, entre las pertenencias del conductor se secuestraron un celular y dinero discriminado en billetes de distintas denominaciones y que representaba el cobro por las ventas de marihuana.

Posteriormente, mediante investigaciones de la Gendarmería Nacional (GNA) se logró comprobar que el acusado llevaba un tiempo a la venta al menudeo de droga en distintos barrios capitalinos y fue durante el allanamiento en una de sus viviendas en donde se detectaron más indicios que lo comprometieron seriamente en la pesquisa.

La fiscalía analiza el cúmulo de pruebas en el expediente. Fotos: Vìctor Paniagua

El proceso investigativo se cerró en junio de este año cuando el magistrado subrogante Fermín Ceroleni, como tribunal unipersonal, resolvió hacer lugar al acuerdo de juicio abreviado entre la fiscal del Tribunal Federal de Posadas, Vivian Barbosa y la defensora oficial Susana Criado.

Indagatorias en marcha

Como informó este matutino,  el jueves por la mañana los detenidos por esta pesquisa fueron trasladados al Juzgado Federal de Posadas para completar la audiencia indagatoria.

El sargento de la Policía Marcelo Sotelo -detenido por el caso- fue el primero en arribar al edificio judicial esposado y escoltado por los efectivos de Gendarmería Nacional, al igual que los demás sospechosos.

Si bien no trascendió cuál fue su postura de los implicados en el caso, se esperaba que todos opten por abstenerse de declarar hasta tanto sus defensas tengan más acceso al expediente.

Tanto Ferreira como Lucas Fabián Melo (21), el otro pez gordo de la organización, seguirán el proceso en una cárcel federal, aunque se debe esperar que el Servicio Penitenciario Federal libere cupos.


Escuchas e investigaciones previas

La investigación que permitió desbaratar la red delictiva fue coordinada por las autoridades del Juzgado y la Fiscalía Federal de Posadas. Mediante efectivos de la Gendarmería Nacional se concretaron el miércoles varios allanamientos que dejaron como saldo total la detención de once personas y otras seis supeditadas al caso. Entre los implicados está un sargento primero de la Policía de Misiones identificado como Marcelo Sotelo. El efectivo prestaba servicios en la dependencia de la avenida Tambor de Tacuarí y según las sospechas sería el nexo directo con Ferreira y Melo, aunque también están en la mira de la Justicia el jefe y segundo de la Segunda, Héctor Penzotti (42) y Claudio Rodríguez (42), respectivamente.

Por si fuera poco, trascendió que en la oficina de uno de los jefes se incautó una pequeña cantidad de marihuana.

Por esta investigación hubo intervención de líneas telefónicas y seguimientos de encubierto que permitieron reconstruir la logística de la organización y la connivencia con Sotelo, aunque la impunidad con la que se manejaban hace pensar que es casi imposible que sea el único implicado.

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