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Santiago Marino estaba con domiciliaria

Banda de la soja: líder cubrió caución y salió

La Justicia aprobó una propiedad para cubrir el monto impuesto por la Cámara Federal de Apelaciones. Se lo acusa de ser organizador de una asociación ilícita

lunes 31 de octubre de 2022 | 6:05hs.
Banda de la soja: líder cubrió caución y salió
Marino y los demás implicados fueron detenidos el 6 de noviembre del año pasado.
Marino y los demás implicados fueron detenidos el 6 de noviembre del año pasado.

A casi un años de su detención el empresario Santiago Marino (54), imputado como líder de la organización dedicada al contrabando de soja a Brasil con la complicidad de un jefe de Gendarmería Nacional, recuperó su libertad luego de cubrir una caución de 20 millones de pesos que había impuesto la Cámara Federal de Apelaciones.

Según pudo saber El Territorio en base a fuentes que intervienen en el proceso, la Justicia aprobó una propiedad que presentó para cubrir este monto y se le notificó su libertad hace tres semanas, el 10 de octubre. Marino, entre otras propiedades, es el dueño de un complejo turístico ubicado sobre la ruta costera 2.

Cómo informó este medio oportunamente en forma exclusiva, la resolución del órgano de alzada se firmó el 28 de julio, para resolver la apelación a la decisión de las autoridades del Juzgado Federal de Oberá, a cargo del juez Alejandro Marcos Gallandat Luzuriaga, de denegarle la excarcelación.

Los jueces consideraron que no existía riesgo de fuga ni entorpecimiento de la investigación, más aún teniendo en cuenta que el imputado se encontraba entonces con prisión domiciliaria por problemas de salud desde abril de este año. Estaba alojado en un domicilio de Florentino Ameghino junto a familiares.

De todas formas, tras cubrir el multimillonario monto el implicado no puede salir del país, debe presentarse periódicamente ante las fuerzas de seguridad. Asimismo, se descartó la utilización de un dispositivo de geolocalización debido a la escasa conexión de la zona donde vive, que incluso hizo que se descarte una tobillera electrónica durante su prisión domiciliaria. 

Imputación

A Marino se lo acusa de los delitos asociación ilícita en carácter de organizador, en concurso ideal con contrabando de exportación agravado por la intervención de tres o más personas organizadas para cometerlo y la participación de un agente de la fuerza de seguridad, y cohecho activo en concurso real.

Según el procesamiento (que aún no está firme) al que tuvo acceso exclusivo El Territorio “se logró identificar que Marino Santiago era quien oficiaba de líder de la organización, quien conseguía los proveedores de la soja, organizaba el transporte de los camiones, emitía documentación propia o también a través de terceros para esos envíos, establecía los lugares de carga y descarga, de ocultamiento o acopio, para lo cual contaba con depósitos o utilizaba el de terceros, que luego a través de un sistema de 'campanas', y hombreadores y paseros, lograba enviar la soja y otros granos al país vecino de Brasil”.

Amplía que el hombre era quien “coordinaba y tenía pleno dominio de toda la actividad ilícita llevada a cabo” y que para eso contaba con el apoyo de las fuerzas de seguridad, especialmente de Antonio Duette (51), quien era jefe del Escuadrón de Gendarmería Nacional IX de Oberá.

En total son once los implicados, nueve de ellos con procesamiento. Los procedimientos de aprehensión ocurrieron el 6 de noviembre del año pasado, luego de una investigación de la Policía de Seguridad Aeroportuaria y el Juzgado Federal de Oberá.

La evidencia que obra en el expediente apunta a que Duette, uno de los jefes más importantes de la fuerza federal en Misiones, respondía a Marino. Era su subordinado en la organización y se encargaba de cumplir a todas las demandas para que el empresario no tuviera inconvenientes en el transporte de su mercadería.

En varias oportunidades quedó de manifiesto su obsecuencia cuando le preguntaba si estaba todo bien y ante la respuesta le decía, “si vos estás tranquilo yo estoy bien”. En una ocasión, sabiendo que Marino estaba sin luz en su casa, se puso a disposición para lo que necesitara.

El hijo de Duette trabajaba en el complejo de Marino y hay evidencia de que el gendarme recibió cubiertas, además de una promesa de una casa sobre la costa del río Uruguay.

Una conversación transcrita en el expediente revela la relación que ambos tenían, en una oportunidad que ambos estaban en la localidad de El Soberbio. Duette le comentó que estaba trabajando “a full” en allanamientos en la localidad a lo que Marino le respondió: “Que no sea en los galpones de cereal jajaj. Si estás por la zona te busca Ricardo y vení a comer con nosotros”.

Ricardo es Gómez, también efectivo de Gendarmería Nacional a quien Duette le alivió las tareas para que sea chofer y guardaespaldas de Marino. De jerarquía sargento, a Gómez se le asignaron varias tareas en toda la maniobra, desde cobrar hasta ser puntero de camiones.

Zona liberada

La Justicia considera que para el éxito de la maniobra Duette se encargó de liberar las rutas nacional 14 y la costera 2, dejando solamente un control fijo en el ingreso a Guaraní. De esta forma, se aseguraba que los camiones circulen sin inconvenientes, con lo que implica una “zona liberada” en una provincia como Misiones: no se controlaba la soja, pero tampoco contrabando o narcotráfico.

En tanto, si un camión era detenido, el comandante se comunicaba directamente y ordenaba que se libere el vehículo sin notificar a autoridades judiciales o tributarias. Algunos efectivos de la fuerza declararon en sede judicial que fueron trasladados arbitrariamente luego de hacer procedimientos de este tipo.

Incluso, Marino le ordenaba que tenía que detener e incautar cargas que no le pertenecían. Se reproducen en las conversaciones que le enviaba las patentes de los vehículos y el comandante procedía. También fueron solicitadas reuniones con otros jefes de la fuerza y la liberación de tres tractores traídos de Brasil de forma ilegal -que le valió un traslado al funcionario a cargo-.

Pese a que Marino se mostró dispuesto a pagar 300.000 pesos para recuperar esos vehículos, la autoridad de GNA no pudo responderle debido a que ya estaba todo judicializado.

El empresario también determinaba, aunque no de forma directa, a dónde quería a efectivos de confianza. Hace dos años le dijo al jefe del Escuadrón IX: “Te consulto, tenés la posibilidad de dejar a xxxx - el nombre se preserva- en San Vicente. Entendió rápido la consigna”, a lo que el comandante le contestó: “Sí, tengo que planificar eso, pero sí”.

En otra oportunidad le reclamó “me moviste a mi pollo de San Vicente”, a lo que el gendarme le contestó que habían sido “órdenes de arriba”.

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