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La leyenda del llanto eterno: I-guazú

domingo 23 de octubre de 2022 | 6:00hs.
La leyenda del llanto eterno: I-guazú

Cuenta la leyenda misionera, que las tierras situadas entre los ríos Alto Paraná y Uruguay, fueron escenarios de cruentas luchas sostenidas en horas lejanas del pasado, por las tribus guaraníes.

Si bien los primitivos habitantes de ese solar, subsistían con los medios que ofrecíanles la gran floresta y los grandes ríos regionales, las incursiones que realizaban con tal objeto, crearon muchas veces rozamientos por la invasión que unos y otros hacían, de zonas que ya se encontraban ocupadas.

Como consecuencia de las disputas entre esas partidas, sobrevino la guerra entre tribus que habitaban la selvática región situada al noreste de la Laguna Iberá.

Esas tribus se nuclearon en dos grandes bandos, que ocuparon, los unos las tierras del norte y los otros las tierras del sud.

Cuando escuchaban los golpes de los tambores, anunciando la proximidad de la lucha, acudían hasta los sitios donde se prendían hogueras.

Con sus armas adornadas danzaban alrededor del fuego encendido en los puntos dominantes de la región y luego buscaban a sus enemigos.

Frente a las sangrientas disputas surgidas entre los hermanos de esas tierras, las divinidades hicieron sentir sus generosas inspiraciones.

Tupá, la superior divinidad del día, y Yací, la dulce emanación del bien en la noche, interpusieron sus altas influencias para que la paz fuera concretada y el bienestar se asentara en el espléndido solar.

Y para el cumplimiento de tan noble designio, dispusieron la unión de la hermosa I, renombrada doncella del norte, con el poderoso cacique Guazú, de las tierras del sud.

Pero la desgracia habría de quebrar tan feliz destino…

Mientras la doncella emprendiera su viaje sin inconvenientes, el cacique sería atacado en el trayecto, por miembros de una tribu extraña oriunda del este, cuyo jefe pretendía a I, por lo que se había propuesto evitar que la resolución divina se cumpliera.

No obstante haber sido alcanzado por las flechas, que desde la espesura le dirigieron los inesperados enemigos, Guazú pudo seguir su marcha por la senda que le señalaron los dioses protectores. Desde lo alto de un cerro, divisó el herido cacique a la doncella del norte, que buscábale ya con impaciencia, y cuando húbose acercado, le expresó en dulce guaraní: -”Tupá y Yací nos ofrecen esta unión, para que con el amor sellemos la paz de nuestros pueblos”.

Bajó la mirada la bella doncella, que le contestó: que así sea.

Y la concertación de la paz quedó concluida, cuando la doncella y el altivo y fuerte jefe guaraní, se estrecharon en la cima del cerro…

Pero como si ese solo afán lo hubiese contenido hasta entonces, desprendiéndose este del tierno abrazo que los unía, cayó sin vida sobre el mismo borde del despeñadero.

El llanto de I sobre Guazú, fue eterno

Sus lágrimas se precipitaron al abismo después de haber bañado el cuerpo inanimado de su amado.

En las profundas tinieblas del abismo, abrió sus fauces el perverso Añá, para recoger gozos en su garganta infernal, tan amarga expresión de desconsuelo.

Mientras la paz de los pueblos lográbase concertar, la fortuna de los hombres del nordeste se malograba para siempre.

Por ello el I-Guazú es el llanto eterno del alma guaraní, frente a su propia desventura.

Desde el fondo del abismo Añá festeja estruendosamente, el frustrado anhelo guaraní. Pero por sobre los rumores abismales de Añá, consternados los hermanos del nordeste, decidieron concertar la paz.

Aníbal Cambas

El texto sobre el origen mitológico de las Cataratas del Iguazú fue extraído de “Leyendas Misioneras”. Publicado en Misiones Mágica y Trágica. Cambas (Posadas 1905-1982) fue periodista, escritor, notario, historiador e investigador. Creador del actual escudo de la provincia de Misiones.

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