Cartas de lectores

Monopolizados

jueves 13 de octubre de 2022 | 6:00hs.

Han crecido los monopolios, su capacidad de concentrar el mercado y de multiplicar sus ganancias, lo que a la larga termina perjudicando a la sociedad entera, porque cuanto más industrias posea una sociedad, más diversificada estará su renta, generando una competencia perfecta, lo que termina beneficiando a todos.

La economía necesita de la circulación del dinero, no de su acumulación en pocas manos; las pymes son beneficiosas para el mercado, porque al ser pequeñas, el dueño conoce a sus trabajadores, sus problemas, su realidad, lo que lo vuelve más empático y más justo. En cambio, los monopolios de las grandes corporaciones se manejan a base de números, y todo es medible en base a la ganancia. Una pyme puede conocer su entorno porque sus trabajadores viven en el mismo lugar del trabajo, lo que la vuelve más ecológica, el compromiso con el medio ambiente será diferente, pues es el entorno que necesita para vivir; en cambio, a los monopolios no les preocupa, ya que sus accionistas suelen vivir en otros países, con otras realidades, lo que hace que no sepan cómo trabaja su empresa.

Los monopolios, al no tener competidores, pueden poner el precio que les parezca, lo que termina impactando en las economías débiles o con monedas menos fuertes, generando inflación y pérdida del valor adquisitivo del salario, y esto termina deteriorando las economías de los hogares.

La economía no solo debe responder a las ganancias sino a la pregunta existencial humana ¿para qué, cuál es la finalidad? La respuesta es que lo que no es bueno para la colmena no es bueno para la abeja, decía Marco Aurelio. Que haya pocos individuos que concentren la riqueza termina deteriorando el tejido social, lo que indirecta o directamente terminará perjudicando al propio individuo. Las cooperativas serían lo contrario a los monopolios, pues su finalidad no es el lucro, sino que le vaya bien a los socios, y que cumpla con el servicio que ofrece, lo que termina derramándose en toda la sociedad que convive con ellas. Los objetivos particulares deben estar integrados con los objetivos generales y viceversa, porque la fortaleza de la sociedad está en la diferencia de sus miembros, solos somos una gota, pero juntos somos un océano.

Pablo Martín Gallero
Puerto Rico

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