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Más de una década después, Adrián Krutki se sentará en el banquillo por atropellar y matar a Lorena y Cergio

Gisela Lorena Ferreyra (32) y su hijo, Cergio Maximiliano Ferreyra (12), murieron en Apóstoles en diciembre de 2011. Krutki manejaba con 1.57 g/l de alcohol en sangre y a más de 90 kilómetros por hora cuando chocó de atrás a las víctimas, que circulaban en moto. El martes inicia el debate oral.

sábado 08 de octubre de 2022 | 19:37hs.
Más de una década después, Adrián Krutki se sentará en el banquillo por atropellar y matar a Lorena y Cergio
La madre y su hijo sufrieron una muerte horrible al ser atropellados por Krutki, que manejaba alcoholizado. //Fotos: Archivo.
La madre y su hijo sufrieron una muerte horrible al ser atropellados por Krutki, que manejaba alcoholizado. //Fotos: Archivo.

Más de una década después de haber atropellado y provocado la muerte de Gisela Lorena Ferreyra (32) y de su hijo, Cergio Maximiliano Ferreyra (12), manejando alcoholizado el vehículo de su hermana, Adrián Alberto Krutki (36) comenzará a ser juzgado este martes en Posadas.

Fue imputado por "homicidio culposo agravado y lesiones culposas agravadas en concurso real concursando realmente con abandono de persona seguida de muerte", delitos por los que se sentará en el banquillo de los acusados. Llegará en libertad pero podría quedar detenido si es declarado culpable.

El debate oral se realizará desde las 8.30 en la sala de audiencias del Palacio de Justicia, para el que se conformó un tribunal unipersonal ante el cual estará al frente el juez Correccional y de Menores Dos, Cesar Raúl Jiménez.

Krutki será defendido por el abogado José Antonio Reyes, quien lo representó en la causa durante todo este tiempo; de la acusación se hará cargo de la fiscal Amalia Spinnato (en calidad de subrogante), en tanto que la querella será representada por la letrada Margarita Beltrametti.

Fueron citados a declarar una decena de testigos entre los que se encuentra la hermana del acusado, un prefecturiano que fue el primero en llegar al escenario del hecho, además del perito accidentológico que se ocupó de las pericias sobre terreno, el médico policial y familiares directos de ambas víctimas.

"Díos quiera que se haga justicia por ellos", anheló Rosa Ferreyra, mamá de Lorena y abuela de Cergio, consciente que esta etapa del proceso no será fácil de sobrellevar: "Es un paso muy duro", manifestó en diálogo con El Territorio.

"No pido ni más ni menos, lo justo", continuó diciendo la madre que luchó durante estos años para que ambos crímenes no terminaran impunes. "Ellos no regresarán jamás pero sus muertes no deben quedar impunes y mucho menos olvidarlos", puntualizó Rosa.

Atropellamiento, fuga y muerte

Madre e hijo murieron pasadas las 20 del domingo 11 de diciembre de 2011 en Apóstoles, luego de que la motocicleta Gilera en la cual circulaban por la ruta provincial 1 (camino a Azara) fuera chocada de atrás, a unos 100 metros del cruce de la avenida Julián Zubrzycki.

Adrián Krutki no solo produjo la tragedia al mando del Ford Escort de Mariela Krutki -quien iba como acompañante y resultó herida por la rotura del parabrisas- sino que no se detuvo, más bien escapó de la escena dejando a las víctimas tiradas sobre el asfalto, sin posibilidad de recibir atención médica inmediata. 

Pero en el sitio quedó la chapa patente frontal del vehículo (THL-902), parte de un cristal polarizado y un fragmento del paragolpe delantero, elementos que resultaron clave para llegar al acusado.

Poco más de dos horas después de producidas las muertes-pasadas las 22- los uniformados hallaron el Escort abandonado en una calle vecinal lindante al Club Ucraniano de la localidad. Estaba seriamente dañado en la parte frontal derecha y del interior extrajeron una conservadora con varios envases de cerveza.

Los hermanos Krutki se presentaron alrededor de tres horas después (cerca de la medianoche) en la sede policial, donde admitieron que él venía manejando y ella como acompañante. El acusado aún tenía 1.57 g/l de alcohol en sangre, de acuerdo al exámen químico realizado por el cuerpo forense.

Mariela regresó a su casa, no había tomado nada durante el encuentro familiar que habían tenido en una pileta de Azara y tampoco estaba al mando del coche. Los familiares de las víctimas le reprocharon su actitud en relación a la huida, aspecto que ella misma explicó en su declaración testimonial. 

Con su hermano fue muy distinto. Inicialmente el titular del Juzgado de Instrucción 4, Miguel Ángel Faría, lo imputó por "homicidio culposo en accidente de tránsito, dos hechos en concurso ideal", aunque la profundidad de la pesquisa determinó que Cergio murió en el acto pero su mamá Lorena agonizó algunos minutos antes de morir, y eso fue determinante en el cambio de calificación: "homicidio culposo agravado y lesiones culposas agravadas en concurso real, concursando realmente con abandono de persona seguida de muerte".

Ramón Sotelo, un prefecturiano que fue el primero en llegar a la escena, había contado que "la señora estaba con vida porque yo escuché que ella gemía, me acerqué, vi mucha sangre, no la toqué, intenté llamar a la policía pero no me podía comunicar", lo que fue ratificado por el médico policial que examinó inicialmente los cuerpos, Luis Ortiz, quien ante el magistrado dijo que "la occisa tuvo minutos de vida, no sabría decir cuántos".

Negligente, imprudente y maliciosa

La investigación de la causa estuvo a cargo del juez de Instrucción Cuatro, Miguel Ángel Faría, quien en consonancia con el requerimiento de la fiscal de Instrucción Silvia Barronis, decidió elevarla a juicio en septiembre de 2016, después de sortear decenas de recursos apelativos presentados por la defensa de Krutki que posteriormente continuaron sucediendo en todas las esferas judiciales de la provincia, lo que terminó dilatando tanto la resolución del caso que está a pocos meses de prescribir.

En su requerimiento de elevación la fiscal Barronis concluyó respecto a la imputación que Krutki "cometió homicidio culposo respecto del ciudadano Cergio Maximiliano Ferreyra y lesiones culposas sobre Gisela Lorena Ferreyra, y abandono seguido de muerte sobre la segunda, dos delitos en concurso real: uno a raíz de la conducción negligente, imprudente y maliciosa que ocasiona el accidente de tránsito causando la muerte inmediata de una de las víctimas y lesiones culposas en otra, y el segundo delito que a partir de producido el accidente el imputado abandona a la víctima quien yacía aún con vida en la cinta asfáltica, circunstancia que quedó debidamente comprobado".

La fiscal también expuso el informe del perito accidentológico que determinó que el atropellamiento ocurrió con el coche circulando a "una velocidad mínima de 92.81 kilómetros por hora" y sumado al nivel de alcohol detectado en la sangre de Krutki la causa principal del siniestro vial "es el factor humano, es decir, la falta de condición, atención, control, dominio en la conducción por parte del conductor".

"La conducta del encartado fue extremadamente maliciosa y temeraria, pues, se encontraba en un estado de intoxicación alcohólica importante, estado con el que de manera malintencionada sale a la ruta al mando del vehículo y circulando a una velocidad excesivamente rápida para las circunstancias del caso (92.81 k/h)", expuso Barronis. El impacto fue tan violento que madre e hijo salieron eyectados, uno de los cuerpos terminó a 40 metros y el otro se desplazó 80 metros.

"Vi un bulto y le grité cuidado"

Uno de los testimonios más relevantes en la causa es el de Mariela Krutki, hermana del acusado y quien terminó siendo testigo presencial de toda la secuencia. Cuando fue citada a prestar declaración testimonial detalló: "Salimos de Azara de la pileta, en dirección a Apóstoles, iba acompañando a mi hermano Adrián que conducía el auto, que está a mi nombre pero él lo maneja porque yo no sé hacerlo. En la ruta veníamos normal, estaba oscuro, no sé a qué hora era. Cuando cruzamos al colectivo Águila Viajes que iba en el mismo sentido que nosotros, la ruta estaba limpia, me dolía la cabeza. Mi hermano cruzó al colectivo y estaba acomodándose en el carril cuando vi un bulto y le grité cuidado, se me cayó el parabrisas encima, empecé a sangrar y me asusté. Mi hermano empezó a llorar y entró en shock”, dijo y sobre lo que sucedió después, amplió: “Lo que recuerdo es que mi hermano me llevó a casa, yo estaba toda sangrada. No sé por qué camino llegamos a casa, me dejó en casa y se fue con mi auto pero al rato volvió con mi hermano Orlando en su auto y nos llevó a la comisaría".

Sobre la velocidad de circulación mencionó que iban "a velocidad normal" aunque "para cruzar al colectivo mi hermano aceleró", dijo. Reconoció que durante esa jornada no consumió bebidas alcohólicas y sobre el causante de la tragedia declaró que "mi hermano Adrián la verdad que no ví".

En relación a la continuidad de la marcha posterior al atropellamiento, Mariela refirió que no se detuvieron "por el shock, por el susto", aunque aclaró desconocer qué hizo su hermano con el Escort después de que la dejó en su casa. 

Krutki nunca declaró

En cuanto al acusado, las veces que fue citado no declaró, por lo que si decide hacerlo en el debate sería la primera vez que ofrezca su testimonio.

Tampoco estuvo detenido porque al momento de dictar su procesamiento con prisión preventiva no fue encontrado en su domicilio y posterior a eso le había sido concedida una exención de prisión (bajo caución de 5.000 pesos) que lo mantuvo todo este tiempo en libertad. En su momento le habían prohibido manejar por un año y le trabaron embargo por 300.000 pesos.

Hace pocos meses hubo una intención de Krutki de formalizar un acuerdo de juicio abreviado admitiendo su responsabilidad penal, pero desistió porque la fiscal Correccional y de Menores Uno, María Laura Álvarez, ofreció la máxima pena, es decir, 5 años de prisión de cumplimiento efectivo y 10 años de inhabilitación para conducir vehículos automotores, con lo que no estuvo de acuerdo y se inclinó por la resolución del proceso vía debate oral pautado para esta semana.


Atrapada en ese día

"Perdimos a dos personitas muy valiosas en todo sentido", aseguró Rosa Ferreyra, mamá de Lorena y abuela de Cergio, quien ante el dolor de la tragedia se debió ocupar y contener a su otro nieto, Ezequiel, que ahora tiene 20 años y es estudiante de Ingeniería en Sistemas en Buenos Aires, donde viven actualmente.

La madre recordó que apenas cuatro días antes de aquel fatídico día Lorena se recibió de enfermera especialista en geriatría y asistente de farmacia. Paralelo a sus estudios vendía productos para solventar los gastos de su familia y anhelaba mucho crear una organización  para proteger a los animales en situación de calle. "Era una madre ejemplar", señaló.
 
"Una sobrina que vive en Apóstoles llevó a cabo el deseo de Lore y fundó el grupo Patitas Callejeras", destacó Rosa, ponderando también que colaboraba mucho en la parroquia San Pedro y San Pablo, además de ayudar voluntariamente en el asilo de ancianos. "Me dijo un día 'adopté dos abuelos', pedí para traerlos a pasar las fiestas en casa", recordó la mamá aún sumergida en una profunda tristeza. "Así era ella, amaba a los indefensos".
 
En cuanto a Cergio, solo dos días antes de morir atropellado por Krutki había finalizado sus estudios primarios. Era gendarme infantil desde los 9 y amaba tanto esa actividad que con seguridad seguiría la carrera militar, admitió su abuela.

"Era un chico travieso, hacía mil cosas a la vez. Jugaba al fútbol, andaba en bici, en cuatriciclo, corría. Me cansaba de solo mirarlo", recordó Rosa a su nieto y aseguró en esa línea que "era la luz de mis ojos, veía la vida a través de sus ojos, teníamos una conexión muy especial".

En su sentimiento Rosa reflejó el dolor de toda su familia. Lorena era su única hija, Cergio su primer nieto. "Es muy difícil, imposible sobreponerse a sus pérdidas físicas. Te diría que quedé atrapada en ese día". Recordarlos es también hacer justicia.
 
 

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