Doña Rosa, con alma, corazón y vida atendiendo el almacén

martes 27 de septiembre de 2022 | 14:36hs.
Doña Rosa, con alma, corazón y vida atendiendo el almacén
Doña Rosa, con alma, corazón y vida atendiendo el almacén

Desde hace medio siglo Rosa Terleski de Machnau le pone el alma a lo que es la tradicional esquina de avenida Libertador y calle Córdoba, en Leandro N. Alem. Hace sólo unos días, el 2 de septiembre, doña Rosa (tal como la conocen todos) cumplió sus 80 años de vida y como desde hace medio siglo, en el mismo mostrador desde minutos antes de las 5 de la mañana ya la pueden encontrar, porque tiene sus clientes que entre las 5.30 y las 6 entran a sus trabajos y siempre necesitan algo para llevar “y no hay nada abierto a esa hora y en algún lado tenemos que comprar y doña Rosa siempre está ahí”, cuentan varios de ellos.
La historia de esta familia y su asentamiento en Alem comienza con Oscar Machnau, nacido el 10 de marzo de 1928 y fallecido en 2017. Este obereño es quien el 24 de diciembre de 1960 se casa en su ciudad natal con la joven Rosa Terleski, con quien tendría cinco hijos: Irma, José, Luis y los mellizos Rubén y Rosi.
Por aquellos años, don Oscar trabajaba en sociedad con su hermano Rodolfo en lo que era la fábrica de soda Yerbal, en la Capital del Monte, que por la impronta de los emprendedores se expande y comienzan a fabricar gaseosas como la Crush de naranja y pomelo junto a la Gini de sabor cola y limonada y comienzan a vender sus productos en la zona. Era justamente don Oscar quien se encargaba de distribuirlos en los comercios de Alem y quizás fue ahí cuando su visión de negocios lo empieza a inquietar y a ver al pueblo que crecía sostenidamente como una oportunidad.


Fue así que en 1971 nacen los últimos dos de sus cinco hijos y el matrimonio decide vender su parte de la sociedad y compra la esquina donde están asentados para en primera instancia instalar la primer fábrica de hielo de la zona que funciona hasta hoy.
Para ayudar a la economía familiar, “le compramos a don Nicolau, que ya estaban aca todos estos muebles (en referencia a los añejos estantes y mostrador) y empecé yo con el almacén mientras mi esposo se dedicaba al hielo”, recuerda doña Rosa en diálogo con El Territorio.
Los primeros tiempos no fueron para nada sencillos porque debían traer todas las mercaderías de otro lado y ponerlas a vender, con rutas de tierra que en muchas épocas del año se transformaban en intransitables y no conforme con esta labor la mujer siempre tenía al fondo de su casa huertas con todo tipo de verduras y hortalizas dónde producía las mismas para la economía familiar y también ayudar a algún vecino cuando lo necesitaba.


Esquina mítica
Un gran cartel de Crush y Gini, las marcas emblemas de los hermanos Machnau, fue durante años la imagen de Libertador y Córdoba y poco a poco se fue ganando el lugar de prestigio en la zona.
Con sus 80 años, Rosa abre su negocio a las 5 de la mañana y cierra a las 12.30 de lunes a sábado y por la tarde, si algún cliente necesita algo, sabe que con un golpe en la ventana lograr satisfacer su necesidad, aunque ella dice que a esas horas siempre está mirando los árboles, los pájaros que sobrevuelan el lugar y la transitada avenida.


Así sus horas transcurren con un buen mate en la mano y la televisión donde ve partidos de fútbol nacionales e internacionales, carreras de Fórmula 1 y todo lo que tenga que ver con el equipo de sus amores y del cual es fanática: Boca.
La Casa Machnau con el correr de los años ha sido el epicentro de quien sabe cuántas cuentas corrientes o la famosa libreta a la que recurrían y aún recurren muchos clientes de doña Rosa.
“Todavía tengo muchos clientes de muchos años que me compran”, dice de alguna manera elevando la vara al valor de la palabra y compromiso porque no hay nada firmado, simplemente anotaciones que van sumando las mercaderías que llegan a las mesas, haya o no haya dinero en la casa, y eso es el almacenero, es quien a esta profesión le pone el alma, como doña Rosa desde hace 50 años.

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