Su historia en primera persona

“Que mi experiencia sirva para que otras no sean engañadas”

Alicia Sandoval, ex funcionaria de Puerto Piray, fue detenida con cocaína cuando viajaba a India. La condenaron en Brasil
domingo 11 de septiembre de 2022 | 6:05hs.
“Que mi experiencia sirva para que otras no sean engañadas”
“Que mi experiencia sirva para que otras no sean engañadas”

Soledad. Una palabra de la que tuvo que aprender su significado y consecuencias de la peor manera Alicia Beatriz Sandoval, quien hoy cuenta su experiencia de haber sido utilizada como mula para transportar cocaína luego de ser captada hábilmente a través de las redes sociales.

En 2011 Alicia tenía 46 años y cientos de proyectos de vida hasta que un terrible accidente automovilístico le produjo serias heridas, pero la mayor fractura fue en su alma, ya que el siniestro se cobró la vida de su esposo. Con ello la realidad la contrastó y tuvo que hacerse cargo de la congregación cristiana que pastoreaban en Puerto Piray y, por supuesto, ser la  cabeza de su familia.

Todos estos datos no son menores, ya que la “radiografía” que solemos dejar en las redes sociales son la principal herramienta que utilizan los delincuentes.

Siendo ya directora de Acción Social de la Municipalidad de Piray y con sus hijos mayores de edad, comenzó a darle forma al sueño de ser misionera en Nepal. Inició entonces la etapa de construir su viaje a través de una amiga que se encuentra en ese país y que le estaba organizado todo para ingresar a través de India.

Y, al parecer, en ese itinerario se descubrió para una organización la posibilidad de ingresar droga al gigante asiático, donde las leyes y castigos por el tráfico de sustancias son terribles.

En primera persona

En un diálogo con El Territorio, Sandoval desandó ese camino que la llevó a ser arrestada y condenada en Brasil por transporte de cocaína. Dice que espera que “esa experiencia que me tocó vivir sirva de alerta para que otras no sean engañadas. En las redes sociales ponemos mucha información que puede ser utilizada de mala manera”.

Alicia hoy tiene 58 años, está casada desde hace cuatro años con Sergio y vive en Alberti, provincia de Buenos Aires. Detalló que todo empezó en Facebook, donde ella iba contando cómo avanzaba su proyecto, ya que “tenía planes de viajar a India y de allí a Nepal con unos amigos argentinos que estaban hacía muchos años como misioneros”. 

Y amplió: “Ya habíamos planeado con Rosita, la amiga que menciono, que apenas llegara yo a India, ella iría a buscarme para ir a Nepal, porque yo sólo tenía la entrada a India y ella me ayudaría a hacer los trámites para ingresar. Ella conoce y habla el idioma nepalí, así que sería mucho más fácil”.

Cadena de mentiras

El sueño comenzaba a tomar forma cuando aparece en escena un supuesto militar de Estados Unidos, que decía ser cristiano igual que ella y que estaba prestando servicios nada menos que en India. Un hombre con un perfil de Facebook que lo mostraba como soltero de edad madura, perfectamente compatible con su realidad.

Con suma paciencia y estudio de esas charlas, lentamente este ‘militar’ entró en confianza con Alicia para construir el engaño.

Todo iba bien. Un viaje ya comprado a India vía Brasil, la llegada y el traslado con amigos a Nepal. Y encima la gran posibilidad de poder conocer en forma personal a su amigo de Facebook que tantas horas y horas le había prestado para ser su compañía en la soledad de Puerto Piray.

Las charlas eran el eslabón que terminaba de encajar en una perfecta cadena de acciones que la llevarían a Asia.

De sueño a pesadilla

Todo estaba listo y el 23 de agosto de 2016 Alicia viajó hacia Brasil para alojarse en un hotel por un solo día. Eso le permitía combinar en el aeropuerto de Garulhos, San Pablo, el avión que la llevaría hacia su sueño.

Al día siguiente, 27 de agosto, partió del hotel en el taxi, a la espera de un supuesto conocido de su amigo militar. Este hombre le entregaría una pequeña maleta conteniendo documentos que necesitaba su interlocutor virtual para realizar unos trámites. Nada la hacía sospechar que el mismo infierno se estaba por desatar en su camino.

De ese día, Alicia recordó: “La maleta no me la llevaron al hotel, sino camino al aeropuerto, por eso no había cámaras en el momento de la entrega. Todo estaba calculado por ellos y yo ni siquiera podía imaginar que era sospechoso o raro”.

Y añadió tajante que en el epicentro de la manipulación emocional, “en realidad uno pierde la visión por la misma emoción del viaje”.

Alicia ingresó al gran aeropuerto, cumplió con el protocolo para embarcar y en ese momento los escáneres detectaron el doble fondo de la valija que contenía cocaína.

“Quedé detenida hasta que me llevaron a la cárcel de Carandirú el 29 de agosto de 2016 por la tarde”, recordó.

Así comenzó este periplo por el cual terminó siendo condenada por tráfico de estupefacientes a un año y once meses de cárcel.

Perdón y oportunidad

Luego de cumplir poco más de siete meses en prisión, el juzgado interviniente le otorgó la posibilidad de completar la pena en libertad realizando tareas comunitarias. De esta manera Sandoval saldó ante la Justicia de Brasil la sentencia impuesta.

La mujer recordó que “en el penal siempre me trataron con mucho respeto, desde las autoridades hasta las internas. He podido ahí predicar la palabra de Dios y aferrarme a eso me permitió salir adelante”.

Aflora también el rescate de lo positivo al decir: “Soy agradecida porque si no detectaban eso en Brasil y llegaba a India, hoy mi historia sería muy diferente”.

Señaló que volver a la Argentina significó otro proceso, porque “ahí confrontás con lo que fueron tus afectos, tus amigos y la forma de la gente de recibirte”. 

“Muchos se apartaron y pude conocer al que hoy es mi esposo,  que entendió mi historia y desde siempre me apoyó”, valoró desde su casa en el interior de la provincia de Buenos Aires.

Desde allí repitió: “Esto que hoy cuento sirva para que no caigan más incautas”. 

 

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