Ñande Reko Rapyta (Nuestras raíces)

Tiempos idos

viernes 09 de septiembre de 2022 | 6:00hs.

El viernes anterior el Mástil de la ciudad de Posadas pobló este espacio, emplazado en la intersección de las avenidas Uruguay y Mitre, una de las más conocidas y transitadas por casi todos los misioneros y visitantes. Ahí nomás, enfrente, estuvo por décadas el famoso bar La Terminal, de César Argentino Callus, con la colaboración del eterno mozo Miguel Da Cruz, conocedor de los gustos cada habitué. Ambos supieron ser el equipo ideal de trabajo.

En las inmediaciones se encontraban los galpones y talleres de las empresas de transporte de pasajeros de media y larga distancia; en horas del mediodía, después de la jornada laboral, antes de tomar turno, los trabajadores poblaban las mesas mezclándose con los viajeros y parroquianos, las voces y conversaciones se confundían con el tintinear de las botellas, el sonido característico de los cubiertos y alguna carcajada a destiempo.

En una de las mesas “reservadas” por el uso y la costumbre se solía sentar Basilio José Marciano, respetado mecánico de colectivos, en ocasiones lo acompañaban choferes de la empresa Tigre como Juan Manzur, Rubio Miller, Nicolás Masenchuk, Pedro Romberg o don Seidel - por citar a algunos-; dependiendo el turno de manejo, el sobrino del dueño de la empresa, Silvano José “Rapay” Thomas, chofer también, era del grupo cuando el horario se lo permitía

Una o dos veces por semana -según como estaban los caminos- Robustiano “Petaca” Talavera, chofer de Tigre primero y luego del Klein que cubría el trayecto San Pedro-Posadas, se daba una vueltita por el boliche; también los colegas de la empresa Iguazú Romero, Patricio Mendoza o Villamil, se tomaban unos minutos, al menos, para pedir “uno de mila para llevar”.

Este establecimiento tenía una especie de sucursal “de oficio” en Puerto Iguazú, el almacén de ramos generales de Doña Flor -cuyo nombre real fue Josefina Rolón- con atención y servicio similar; a diario cientos de pasajeros amenizaban las horas de espera en sillas duras con la mirada perdida en los descoloridos manteles.

Enfrente, en la esquina de Junín y Mitre, estaba el almacén de Pedro y Luis Castells, La Emilia, negocio que supo aprovechar las veladas de boxeo que organizaba el Mástil Bar, otro comercio que dejó huellas en la zona. De vez en cuando uno que otro baile llenaba la noche de música, romance… y las peleas a sablazos limpios entre los soldados del Regimiento 12 y los policías del Territorio Nacional. Un poco más adelante, El Toro -almacén y anexos- y el incansable deambular de Benedicto Zajaikoiski, un hombre joven, hijo de un imprentero, afectado en sus facultades mentales según se decía.

En la otra esquina de Mitre y Uruguay existía un baldío enorme donde se montaban los “circos pobres”, compañías artísticas poco numerosas, con dos o tres animales domesticados, un puñado de carromatos más una carpa chica y remendada, pese a las condiciones brindaban funciones de excelente nivel a precios populares.

En ese lugar, a mitad del siglo pasado, la Municipalidad capitalina inauguró un “surtidor de nafta”, en medio de un gran playón, y se invitó a las empresas de transporte de pasajeros a cargar combustible allí. Era comisionado local el mendocino Roberto Burgos Terán; pocos años después, en 1955, la primera terminal de ómnibus de Posadas comenzó a funcionar.

Dado el nuevo foco de clientes potenciales, Andrés Santa Cruz, un legendario taxista, cruzó de esquina su lugar habitual de espera luego de una década y media de “parada” en Junín y Mitre, adonde se había trasladado tras incontables años de servicio en San Lorenzo y San Martín, donde compitió con los “coches de plaza” que se resistían a desaparecer.

En el nuevo emplazamiento, Santa Cruz optimizó las excursiones a las Cataratas que organizaba con un señor de apellido Echeverría, propietario de una de las primeras agencias de turismo, denominada El Cacique, donde se podían adquirir artículos de cestería guaraní, arcos y flechas, mates, estatuillas y artesanía regional.

Hasta la década de 1990, la “combinación” se regía por el horario del servicio de lanchas Posadas-Encarnación. A partir de la inauguración del puente internacional, esa prestación cedió su lugar a los colectivos internacionales, con frecuencias establecidas y trámites aduaneros facilitados; para entonces, la disponibilidad espacial de la vieja terminal de ómnibus resultaba insuficiente, y la prestación dejaba mucho que desear, amén del peligro potencial del lugar, en cuanto a circulación de vehículos y personas.

En 1992 se aprobó la ordenanza que autorizó su traslado a un nuevo emplazamiento; el proceso fue caótico y quedó en medio del incendio intencional del edificio municipal de Posadas. En el último trimestre de 1998 se realizó la mudanza a la nueva localización, en la avenida Santa Catalina y ruta nacional 12.

Sin pérdida de tiempo, el inmueble desocupado de Mitre y Uruguay fue preservado --históricamente hablando- y se lo refuncionalizó como un paseo cultural, en los primeros tiempos bajo el nombre de La Terminal y luego se le agregó el nombre de Roberto Burgos Terán, como homenaje y agradecimiento a este funcionario que tanto hizo por la modernización de la ciudad; el 17 de marzo de 1999 fue reinaugurado.

Destinado a las expresiones artísticas y culturales, desde el primer día ofreció -y ofrece- una variada gama de talleres y cursos gratuitos, alberga a la Escuela Municipal de Danzas aría Luisa Alonso de Zambrano, y una nutrida cartelera de espectáculos artísticos dan vida al escenario Salvador Chaloy Jara -reconocido artista local y regional y agente municipal, fallecido el 10 de octubre de 2011-; también se puede acceder a la Biblioteca Municipal José Antonio Ramallo, y desde el año 2013 se cuenta con la Radio Municipal 95.1 FM. Con dependencias con una prestación de servicios indispensable para los posadeños y ocasionales visitantes, el sitio supo contener a la Oficina de Prevención ante Desastres Naturales (Opad) y un Núcleo de Acceso al Conocimiento, y también funcionan en el predio dependencias administrativas de la Secretaría de Cultura y Turismo municipal.

No siempre todo tiempo pasado fue mejor, a veces el presente empata.

¡Hasta el próximo viernes!

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