El golf le cambió la vida a Marquitos Winckler
A los 3 años, a Marquitos Wincker (14) le diagnosticaron trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDHA), pero a los 9 “encontró en el golf su medicina. Literalmente el golf le cambió la vida”, explica su papá Ricardo.
“Nosotros no podríamos ir a ningún lado porque él no se quedaba quieto y no acapara nada de lo que dijéramos, era imposible de contenerlo. Además, de chiquito tuvo convulsiones, después inició un tratamiento con drogas muy fuertes y le iba muy mal en la escuela porque no se concentraba. Así que nos mandaron a psicopedagogas, pero cuando empezó el golf tuvo un cambio rotundo y hasta nos preguntaban las maestras a qué profesional lo llevamos y le dije que iba a golf en el Tacurú y se sorprendieron. Fue un antes y un después en su vida”.
En tan solo un año fue un cambio rutilante el que hizo el pequeño y por este motivo la nueva ‘medicina’ dio efectos, pero también conlleva el esfuerzo de los Wincker que son empleados de comercio y le ponen esfuerzo para comprarle los palos, la bolsa y pagar la cuota del club para que Marcos esté mejor.
Además, el golf le dio herramientas para destacarse y su ansiedad la concentra en el juego por lo que se destaca y ya ganó varios torneos y su sueño de ser “como Tiger Woods” sigue intacto para Marcos, aunque su residencia cambió y desde mayo vive en Neuquén.
Hoy Marquitos ya está entrenando en su nuevo club , El Rincón Golf Club de Neuquén, haciendo nuevas amistades y tratando de recuperar su nivel, ya que el golf, como cualquier deporte requiere de mucho entrenamiento, pero lo más importante, continúa mejorando su salud y sus metas siguen intactas.
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