“Es mi espacio para desahogarme”, dijo

Cuando remar en el Paraná es el antídoto perfecto

Aarón Rodríguez sufrió dos operaciones que le cambiaron la vida. Hoy utiliza la natación y el canotaje para sentirse pleno
domingo 04 de septiembre de 2022 | 6:05hs.
Cuando remar en el Paraná  es el antídoto perfecto
Cuando remar en el Paraná es el antídoto perfecto

Aarón Rodríguez nunca bajó los brazos cuando parecía que la vida le daba la espalda y hoy espera escribir las páginas más satisfactorias de su historia gracias al deporte.

A sus jóvenes de 20 años el posadeño pasó por todo: desde el asma y la leucemia, hasta la amputación de su pierna derecha y la extracción de medio pulmón. Un verdadero guerrero que luchó como un campeón muy a pesar del cruel libreto que le preparó el destino.

“Me entró un hongo jugando un partido de rugby y pasaron cosas que no me esperaba… fue un 360 en mi vida que costó aceptar”, inició la charla. “Me acuerdo que entre tres jugadores me taclearon y fui a parar en la H; al levantarme tenía un agujerito en la pierna y al otro día la rodilla se hinchó”, recordó.

“Las cosas se fueron complicando por descuidos inconscientes hasta llegar a la peor noticia; tenía 16 años cuando me dijeron que me tenían que amputar la pierna”.

El joven de 20 años se mantiene en equilibrio gracias a una prótesis.

Con fuerza de voluntad Aarón abandonó el Hospital Madariaga en diciembre del 2018, pero apenas un mes después volvió a ingresar a Urgencias: “Me detectaron leucemia aguda con un balance que me daba solamente un año de vida. El cáncer se me despertó por el tema de la rodilla”.

 “En cuatro meses me hicieron quimioterapia y afortunadamente lo saqué de mi cuerpo; intenté recuperarme hasta el 2020 cuando llegó la noticia del pulmón. Sinceramente estuve más del lado de la muerte que de la vida”, se sinceró.

Lejos de decaer anímicamente, Rodríguez se aferró al deporte como la medicina a todo mal: “Afortunadamente logré recuperarme. Primero empecé con crossfit durante tres meses para retomar mi vida deportiva. De allí me llevaron al Cepard para practicar salto en alto…hoy hago canotaje y natación de aguas abiertas en el club náutico León Seró, todo un logro”.

Y es así. Los milagros si existen cuando el empeño está a la orden del día.

“El deporte fue mi espacio para desahogarme cuando estaba mal. De hecho hasta hoy vengo al agua a remar para despejar, son cosas que te dan voluntad”, apuntaló Aarón. “Además mi familia siempre me apoyo, gracias a ellos hoy estoy acá. Soy el mayor de tres hermanos.”

“El canotaje fue algo difícil de aprender. Una experiencia que la tomé día a día porque no es fácil sentarte y aplicar la técnica con estas dificultades. Ahora remo totalmente y mi expectativa es entrar a un selectivo mundialista”.

“A veces me siento mal pero gracias a lo que hago puedo llevarla”, cerró Aarón, quien también se las arregla para estudiar la carrera de técnico de Seguridad e Higiene.

Un ejemplo de primera mano para el orgullo de Itaembé Guazú, para el orgullo de mamá Soledad y para el orgullo de una provincia entera. 

 

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