Nuevo auge de constelaciones familiares

Ser buena parte del sistema

Con el boca en boca, la televisión y otras influencias, la herramienta se consolida también en Posadas, aunque los especialistas remarcan que no existen las soluciones mágicas
jueves 01 de septiembre de 2022 | 3:00hs.
Ser buena parte  del sistema
Ser buena parte del sistema

Somos hijas, nietos, bisnietas, padres, hermanas, compañeros, formamos parte de un ejido social que nos identifica, sostiene, interpela en muchos casos. Como parte de esa compleja red, es sabido que no sólo la genética y la crianza dan sentido a nuestras maneras de ver y sentir el mundo y por ello para saber qué nos hace únicos, buscamos cada vez más las raíces transgeneracionales de distintas maneras.

Con la serie turca Mi otra yo entre lo más visto de Netflix en el país, la charla en torno a la biodecodificación y las constelaciones familiares, entre otras, se hizo más asidua en hogares, cafés y redes sociales.

Tal como definen los especialistas, las constelaciones son una herramienta que nos permite ordenar los sentires, pesares y ahondar en el autoconocimiento.

La clave en la definición de Bert Hellinger, que popularizó su investigación en los 70, es lo sistémico. Somos eslabones de un sistema y como tal, este tiene un orden y equilibrio ideales para que el amor fluya con regularidad.

Si bien se destaca que no es una terapia en sí, ni un método terapéutico, menos aún una solución mágica a los problemas u afecciones, sí las sesiones apuntan a mejorar la calidad de vida y van acompañadas de terapias tradicionales, trabajando a la par.

En esa línea, Ignacio Sosa Milzuk, licenciado en Psicología, explicó que aunque no está habilitada en los gabinetes de psicología tradicional, es una herramienta en auge y con gran potencial ya que permite observar patrones ocultos más fácilmente. ‘‘En una constelación no veo algo diferente a lo que escucharía en un consultorio, pero sí veo que a la persona le es más fácil interpretarlo’’, comenzó diciendo al equipararla con otras herramientas de la psicología sistémica o la Gestalt, escuelas menos populares que el psicoanálisis.

‘‘Me parece interesante pensar que las constelaciones son un camino de autoconocimiento. El rol del psicólogo y del analista es acompañar a cómo hacerlo más sano. Entonces, una cosa es cómo yo me voy conociendo, cómo me voy sintiendo, cómo me aprendo a conectar conmigo y otra cosa son las ayudas que damos en espacios clínicos, que son específicos, aprendidos, comprobados’’, definió.

Así, el también facilitador de constelaciones alertó que ante estos auges, hay que saber a quién recurrir, ya que, como toda práctica con gente, puede ser muy peligrosa o muy positiva.

A su vez, a pesar de no estar reguladas, son cada vez más los profesionales que encuentran viables herramientas alternativas como esta, porque ‘‘permite que la persona vea tangiblemente lo que a veces en una sesión hablamos’’, expresó.

Junto a Patricia Couceiro, consteladora referente en Misiones y la región, Sosa trabaja hace más de dos años en una investigación sobre las bases técnicas y psicológicas de la constelación. A la par de una maestría en psicoanálisis lacaniano, el profesional busca dar entidad al instrumento ya que observa resuenan significantes que se pueden trabajar como en el discurso psicoanalítico.

En coincidencia, formada en distintas terapias complementarias desde muy joven, Couceiro remarcó en diálogo con Radioactiva 100.7 que no hay soluciones mágicas y que trabaja con médicos, psicólogos, councelors, porque todo es un proceso. ‘‘Ya desde la psicología Lacan nos decía: ‘Momento de ver, tiempo de comprender, instante para concluir’. Hay un tiempo en el que uno lo ve, comprende y quizás lo pueda desarmar luego’’, resaltó.

Sobre la serie de moda, puntualizó que funciona para expandir la mirada y la conciencia. ‘‘Comenzamos a trabajar en lo sistémico, en el árbol genealógico, porque generalmente en esta cultura de la inmediatez pensamos que solamente somos hijos, entonces nos pone en un entorno que nos ubica y ordena. Hellinger decía: ‘Primero el orden y después el amor fluye’”, destacó.

Arrojando más luz sobre qué son las constelaciones, subrayó que no tienen que ver con el chamanismo ni la videncia “Son una técnica muy precisa que se basa en un orden sistémico en las relaciones y ese orden son leyes universales: el orden de la pertenencia, jerarquía, equilibrio. Entonces, si bien es fenomenológico y uno lo siente en el cuerpo, no quiere decir que con una sola constelación uno va a solucionar toda su vida’’, juzgó.

Por ese motivo, recomendó no apuntarse a la experiencia sólo por el seguir una corriente. ‘‘El que quiere ir es porque algo no funciona en el presente y quizás esté atrás en algo que no se dio y es momento de ordenar y quien no siente la necesidad yo le sugiero que no lo haga por moda, porque si no es por conciencia, no sirve. Cada uno es único y está en un momento de conciencia único y hay que aprender a respetarse’’, sostuvo.

En sintonía, Sosa ejemplificó que así como hay que entrenar para una maratón, la terapia prepara para la constelación. Y todo que surge del inconsciente o que se manifiesta en una constelación, se trabaja luego más factiblemente en una sesión terapéutica, con el acompañamiento holístico del psicólogo.

‘‘Uno no tiene que perder de vista que todo lo que yo veo es mío. Eso no quiere decir que sea mi culpa, pero sí es mío. Simplemente que cuando me hago cargo de que es mío, puedo tomar control sobre eso y modificarlo. Sanar siempre es decidir, entonces sanar lleva decisiones que vamos a tener que tomar y que el espacio terapéutico sirve para eso’’, resumió.

En definitiva, más allá de la profundidad que estas líneas puedan abarcar o de las experiencias personales trascendentales que se den a conocer, las constelaciones son hoy -aun a 50 años de su surgimiento- una forma nueva y diferente de vernos, siempre en busca de evolucionar. 

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