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Primera semana del juicio por el crimen de Irma Ferreyra Da Rocha

Crudos testimonios que reconstruyeron el feroz ataque en el baldío y la agonía final

Alejandro “el Porteño” Esteche (34) fue apuntado por un testigo en la primer semana del juicio en su contra. Ya pasaron 16 testigos y para la próxima semana se esperan más de 15

domingo 21 de agosto de 2022 | 6:06hs.
Crudos testimonios que reconstruyeron  el feroz ataque en el baldío y la agonía final
El Porteño Esteche tiene prisión preventiva desde 2017. Foto: Marcelo Rodríguez
El Porteño Esteche tiene prisión preventiva desde 2017. Foto: Marcelo Rodríguez

Casi seis años después de la muerte de Irma Ferreyra Da Rocha (47) se llevaron adelante las primeras cuatro jornadas del juicio contra Alejandro Guillermo “el Porteño” Esteche (34), quien se encuentra detenido con prisión preventiva desde 2017, imputado por “abuso sexual gravemente ultrajante por las circunstancias de su realización, seguido de muerte”.

En el recinto del Tribunal Penal Uno de Posadas, conformado por la jueza Viviana Cukla y sus pares Ángel Dejesús Cardozo y César Antonio Yaya, comparecieron 16 testigos y se espera que la semana próxima se presenten más de quince.

Durante la primera semana de debate, que inició con la lectura del requerimiento de elevación a juicio de la causa y la declaración de Esteche, se reconstruyeron los hechos a partir de los testimonios de quienes encontraron agonizando a Irma en el baldío de Garupá, los policías que intervinieron en la escena, los médicos que asistieron a la mujer en el hospital, el forense que realizó la autopsia, una amiga y familiares de la víctima.

“Ahí hicimos bien, después él me pegó, me agarró del cuello y me desmayé. Cuando me desperté, estaba muy dolorida con algo incrustado en el cuerpo”, le habría dicho Irma a uno de los uniformados que la entrevistó cuando agonizaba en el Hospital de Agudos Ramón de Madariaga de Posadas.

Esto es en relación a que esa noche, Irma había ido a un baile de fin de año con una amiga y luego se fue del lugar con un hombre pero, en la medianoche, fue hallada con los pantalones bajos, casi insconsciente y con una rama saliendo del orificio anal. Elemento que, según profesionales de la salud, generó graves desgarros internos.

La mujer falleció el domingo 18 de diciembre luego de haber sido intervenida quirúrgicamente en dos oportunidades y de haber sufrido tres paros cardiorrespiratorios. La causa del deceso fue un shock séptico y falla multiorgánica, según la instrucción llevada adelante por el Juzgado de Instrucción Siete de Posadas.

El hallazgo y la agonía
El hombre que encontró a Irma, un cabo de la Prefectura Naval Argentina, declaró que llegó en su vehículo, junto a su novia y a su prima, a la propiedad ubicada sobre la calle 246 cuando vio salir del descampado a Esteche, a quien reconoció y apuntó el pasado miércoles en el recinto.

Explicó que, en aquel momento sospechó que se trataba de un robo por lo que inspeccionó la casa y luego salió de la propiedad donde, finalmente, escuchó unos gemidos.

“Ingreso por la esquina del terreno baldío y veo un cuerpo de cúbito dorsal, o sea de espaldas y fue una situación bastante perpleja que me dejó anonadado porque denoto una persona que estaba acostada y que empezaba a tomar conciencia. Ahí me di cuenta que tenía un objeto incrustado dentro del ano”, relató Lucas Frutos.

A partir de ese momento, fue el personal policial que asistió al lugar y continuó con las pericias de rigor.

El médico de guardia del Hospital Madariaga testificó: “Esta señora ingresó delirando, repitiendo una frase que, si mal no recuerdo, era ‘me duele, me duele, me duele’”.

En el examen físico hallaron escoriaciones en la cara y “lo que llamaba la atención es que desde el orificio anal salía un segmento de rama, aproximadamente de 8 a 10 centímetros”.

En la primera intervención quirúrgica extrajeron el elemento de 58 centímetros de largo y le realizaron una colostomía terminal.

Por su parte, Juan Rivero, el jefe de la Comisaría Quinta, se acercó al hospital y pudo entrevistar a la mujer. “Gesticulaba de dolor y gemía”, relató en la tercer jornada del juicio. “Le pregunté ‘quién te hizo esto’ y con dificultad, por el dolor, me dijo ‘el muchacho de MyM (lavadero de autos) que está por Las Américas”.

El uniformado agregó que aportó caracteristicas físicas y la vestimenta que llevaba el agresor. “Alto, delgado, de entre 25 y 30 años de edad, cabellos cortos y negros”. El hombre logró preguntarle sobre lo ocurrido y fue allí que la mujer relató el ataque y el doloroso final.

La segunda cirugía que le realizaron a Irma fue por “abdomen distendido, inestabilidad hemodinámica y drenajes turbios”, según testificó Roberto Acevedo, el médico que participó en esa intervención. El profesional explicó que es posible que hayan quedado restos del material pero “lo que generó la rama es el problema, no lo que quedó. La rama generó el desgarro de todos los tejidos intraabdominales”.

Irma sufrió un tercer paro cardiorrespiratorio del cual no lograron reanimarla. “El deceso se produjo como consecuencia de la concomitancia de situaciones patológicas y traumáticas”, refirió Carlos Wolhein, subjefe del Cuerpo Médico Forense del Poder Judicial de la provincia de Misiones.

El profesional explicó que la víctima sufrió una lesión en el abdomen, peritonitis, hemotórax, perforación pulmonar y septicemia.

 

Esteche se defendió y se desentendió del ataque

En la primer audiencia del juicio en su contra, Alejandro “el Porteño” Esteche (34), dio un giro y declaró que el encuentro sexual con Irma no ocurrió, en contraposición a la confesión que había realizado tres días después de haber sido detenido por el hecho el 21 de diciembre de 2016.

La aprehensión ocurrió tras quedar en la mira de los investigadores de la Dirección Homicidios en virtud del testimonio de varios asistentes a la fiesta que esa noche lo vieron salir del lugar en compañía de la mujer.

En aquel momento, fue llevado a prestar declaración indagatoria ante el juez Carlos Giménez y en su defensa aseguró que mantuvo relaciones sexuales consentidas con Ferreyra Da Rocha y le introdujo el objeto a pedido de ella. También afirmó que al ver la gravedad de lo que hizo se asustó y escapó del lugar, dejando abandonada y malherida a la mujer.

Posteriormente, solicitó ampliar su indagatoria y aseguró que intentó mantener relaciones sexuales consentidas con Irma pero que ella, de repente, se levantó los pantalones y se fue caminando del lugar y él se despertó debajo del túnel (de la autovía de la ruta 12) embriagado y sin recordar más detalles.

Finalmente, el pasado martes, acompañado por el abogado Edgardo Cabrera Germain, expresó: “No voy a negar que esa noche me fui con la señora (Irma). Salimos de la fiesta de despedida de año, cruzamos ese túnel y fuimos a ese lugar (terreno de la calle 246) pero no llegamos a tener relaciones”.

“No se pudo por el nivel de alcohol”, continuó. “Yo me voy y la dejo a ella ahí quieta. En la esquina en la parada de colectivos había un montón de personas”.

“No recuerdo más porque yo salí cayéndome del lugar, crucé de nuevo ese túnel. Llegué a la casa de mi ex señora y no sabía cómo fui hasta allí. Ella me estuvo regañando por lo sucedido después. Le dije que no pasaba nada, que se quede tranquila que jamás se me ocurriría hacer algo así”.

Explicó que las declaraciones anteriores se debieron a la aprehensión policial, a las amenazas y a la golpiza recibida en la comisaría además de no haber tenido un correcto asesoramiento por parte del defensor oficial.

“A los pocos días llegan unos policías a mi casa y me piden que vaya a declarar a la comisaría. Me encerraron en una pieza a mí y en otra a mi hermana y a mi cuñado. Empezaron a golpearme y dejaron de golpearme cuando dije que yo fui y lo hice porque abrieron una puerta y vi a mi hermana esposada. Ahí dije que ella no tenía nada que ver, que yo iba quedar preso en su lugar. Y bueno desde entonces estoy privado de la libertad”.

En cuanto al defensor oficial, según su testimonio, no le aconsejó legalmente. “Me dijeron que si decía lo que ellos querían iba a salir en un año con la ley de arrepentimiento”, explicó.

“Me llevó directamente a la chica que me iba a tomar la declaración y que repita lo que él me dijo porque sino iba a tener muchos años por delante preso. Después no me acompañó más. Sólo me dijo que había videos míos y personas que me incriminan y debía aceptar el hecho porque, de lo contrario, no iba a salir más de prisión”.

La carátula de delito de abuso sexual gravemente ultrajante por las circunstancias de su realización, seguido de muerte, prevé la pena de prisión perpetua.

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