Veterinarios

miércoles 10 de agosto de 2022 | 6:00hs.

Veterinaria es mi profesión a la que amo. Está contemplada dentro de la gran rama de la biología, madre de ciencias que, asociada a otras profesiones como la del médico, químico, antropólogo, genetista, contempla todo lo referente al reino animal y al ambiente natural que lo rodea. En sentido lato, como estudio, comprende materias que permite la alternativa de concentrarse como especialidad única y definitiva, o divagar sobre otras disciplinas haciendo más universal el conocimiento. Por ejemplo, en zoología se estudia paleontología y el origen de las especies. En tal discernimiento el estudiante podrá quedarse en el concepto de lo que trata, o adentrarse más y buscar la comprensión del pensamiento filosófico de Darwin sobre si la evolución de las especies y el teísmo pueden ser compatibles. A la vez, si hay interés, llevará a la lectura del fijismo de Carl von Linné a la teoría transformista de Jean Batiste Lamark. En esa onda podrá indagar estudios taxonómicos y se encontrará que Moisés fue el primer legislador en tratar de clasificar a los animales. En una de sus divisiones expresó que «podían comerse los insectos con patas largas que saltan”, por eso la langosta es un manjar en pueblos asiáticos. Y comerán aquellos con “pie partido menos el cerdo». Se comprende: la carne consumida del porcino infestada con triquinosis (Trichinella spiralis) diezmaba al pueblo hebreo en su huida por el desierto del yugo egipcio en lo que fue el primer éxodo masivo de la historia. Si se quiere, parecida circunstancia en nuestra Misiones, cuando los nativos se obligaron al oprobioso éxodo del Guaira en 1630, ante la marea bandeirante en búsqueda de esclavos, sin que a estos desventurados les cayera la gracia del maná del cielo.

En realidad, el primer estudio taxonómico fue de Aristóteles cuando definió que los vegetales nacen y crecen, los animales nacen, crecen y sienten -para él- el sentido los diferenciaba; y por último precisó que los minerales únicamente pueden crecer por aposición de cristales. En este estadio, vale aclarar, se da la oportunidad de conocer quién era éste filósofo y sus antecesores que teorizaban que la vida se originaba en el agua, otros opinaban del fuego y un tercer grupo del aire, sin olvidar a los sostenedores de la generación espontánea. A estos individuos, hoy en día, se los endilga que nacieron de un repollo. Por aquel entonces deambulaban en Atenas los cínicos. Llamados así porque tenían su antro de reunión al lado del sepulcro de canes -kino en griego-. Por ser vecinos, y porque vivían como perros, lo llamaron cínicos. Aun así, fueron respetados por la estoicidad en cumplir con sus preceptos. Nada más que con el tiempo se bastardeó su filosofía y hoy por cínicos se reconocen a los que emplean el doble discurso y los que se sirven del Estado para enriquecerse.

 En el repaso de la evolución se comprenderá que Charles Darwin inició sus estudios en la pampa bonaerense, años antes de la revolución de los restauradores que derrocó al gobernador federal Juan Ramón Balcarce, confirmando en el poder a Juan Manuel de Rosas.

Desde este punto, se podrá estudiar la historia argentina y por ende la historia misionera. Bien se entenderá que el relato de nuestra patria chica comienza con la llegada de Ruiz de Montoya y sus curas jesuitas allende las Cataratas en la región del Guaira en 1612. Qué después del doloroso éxodo levantaron con fe sacrosanta y la voluntad de las termitas treinta pueblos de leyenda en el medio de la magna selva.

¿Y qué es el Veterinario? Según la Real Academia Española es la persona que se halla legalmente autorizada para profesar y ejercer la Veterinaria. El origen de la palabra proviene del latín veterinarius. Según Catón, el escritor (234/149 adC), era el sujeto conocedor de la veterinae o veterina, es decir las bestias de carga. El nombre de estos animales provenía de vetus (viejo) porque se trataría de animales envejecidos y, por ende, no aptos para las carreras ni carros de guerra y solo útiles para el transporte. Otros afirman que veterina procede del verbo veho, vehere, de donde deriva vehículo, que significa precisamente transporte.

¿Por qué se impuso la fecha del 6 de agosto? Porque en ese día se inauguró en 1883 el Instituto Agronómico y Veterinario en Santa Catalina, provincia de Buenos Aires. Constituyó la primera escuela de estudios superiores de esas dos especialidades en el país, cuyo mentor fue Dardo Rocha, el constructor de la Ciudad de la Plata.

Siete años más tarde, en l890, la profesión cobró vuelo al ser trasladada de Santa Catalina a la Plata, pero ya con el rango de Facultad de Agronomía y Veterinaria. Desde ese momento, por siempre y para siempre, se erigió con el devenir del tiempo en el primer eslabón del rosario de otras tantas casas de altos estudios creadas a lo largo y ancho del país. Ya sea en Universidades del Estado o en Privadas como manera de responder con ofertas de profesionales la necesidad de atender, no solamente las cuestiones sanitarias del país, también la infinidad de ramificaciones conexas de la producción agropecuaria primaria y su transformación en el proceso industrial de la cadena alimentaria.

Esta fecha recuerda, además, el día de nuestros primos hermanos los Ingenieros Agrónomos. Y es de admitir, en épocas idas, hubo activistas que tuvieron la intención de separar el día del Veterinario y del Agrónomo como acontece en otros países de poca tradición agropecuaria y conmemorarlo en fechas distintas. En Argentina no tiene sentido. Las profesiones nacieron juntas, se criaron juntas y juntas seguirán en el surco hacedor de la producción de los alimentos y controles agropecuarios. Es una simbiosis. No se pueden separar. No existe una planificación de la rama agropecuaria, la madre de todas las producciones en el país, sin el concurso de ambos. Esto es así y seguirá siendo así. Por eso, en 1983, se impuso como ley la fecha del 6 de agosto como el día del Veterinario y del Ingeniero Agrónomo.

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