Ayer, en el día del santo patrono del trabajo

El patrono del trabajo recibió miles de ruegos

La parroquia del barrio Yacyretá recibió a cientos de fieles que acudieron para pedir y agredecer. Generosidad y empatía, la consigna de este año para superar, como sociedad, la indiferencia
lunes 08 de agosto de 2022 | 6:05hs.
El patrono del trabajo recibió miles de ruegos
El patrono del trabajo recibió miles de ruegos

Las manos apretadas y entrelazadas, como sosteniendo la fe, y otras con las palmas hacia el cielo, alabando y conectando con la divinidad. Algunos con la mirada fija en la figura del santo y otros con los ojos cerrados -para agudizar la concentración al orar-. Unos cuantos con ojos vidriosos y tristes -augurando esperanza y conteniendo las lágrimas-, otros tantos recitando en voz baja un pedido especial o agradeciendo la gracia recibida. Cada devoto expresaba su fe de una manera diferente; sin embargo, todos  los que pasaban frente a la ermita de San Cayetano frenaban para hacer una reverencia y demostrar su devoción. 

Ayer, en el Día del Santo Patrono del pan, la paz y el trabajo, la parroquia del barrio Yacyretá de Posadas recibió la visita de cientos de fieles que durante todo el día transitaron por el lugar.

Antes de ingresar al templo, todos hicieron una reverencia al santo.

La fiesta patronal comenzó a las 6, con la celebración de la primera misa. Las ceremonias religiosas se replicaron durante todo el día, mientras que la celebración de las 16.30 fue presidida por el obispo monseñor Juan Rubén Martínez.

Además de las celebraciones hubo jornadas de rezo, una novena, momentos de canto y oración en honor al santo. Así como también feria de productos artesanales y comidas típicas.

“Hoy (por ayer) conmemoramos a San Cayetano en el día de su fallecimiento, la iglesia lo recuerda como el patrono del trabajo, del pan y la paz. Por eso muchos fieles se acercan, traen una velita en su honor, o trigo para pedir prosperidad. Es un santo de enorme devoción”, destacó Ángel Ramón Rojas, párroco de la iglesia, en diálogo con El Territorio.

Pero, además de sus peticiones o agradecimientos, los fieles también acudieron al templo con donaciones de alimentos y abrigos, “para compartir con ese hermano que necesita o que menos tiene y está pasando un mal momento”, destacó el párroco señalando que el mayor acto de amor es pensar en el prójimo, y compartir.

Los devotos del santo del trabajo y el pan acudieron a pedir y agradecer.

“El santo decía que nuestra fe debe ser eficaz con obras de amor para con nuestros hermanos. Por eso el mensaje de este año es que ‘Junto a San Cayetano, tengamos un corazón grande, compasivo y también fraterno’. El pedido de este año se centra en la empatía, en pensar en el prójimo”, resaltó el sacerdote.

Coincidiendo con el papa Francisco, la invitación refiere a superar la indiferencia con la virtud de la amabilidad; considerando, sobre todo, que estos tiempos pospandemia han llevado a la sociedad a una mayor individualidad e indiferencia.

“La intención es que tengamos presente que no conocemos la lucha que el otro está llevando en su interior, que seamos amables siempre porque no sabemos lo que el prójimo pasa o padece, debemos ser comprensivos”, explicó Rojas.

Frente a la ermita, los devotos dejaron sus peticiones y una vela encendida.

Y agregó:  “En los últimos tiempos, los vínculos se han ido cortando. La pandemia agudizó o puso de manifiesto algo que ya se venía practicando: la indiferencia. Y en este mar de indiferencia la idea es que seamos una pequeña isla de misericordia”.

Tras el ¡sálvese quien pueda! que dejó como consecuencia el individualismo y la soledad que trajo el Covid-19, “debemos mirar al otro, pensar en el otro, cuidarlo, ser generosos y bondadosos”, resumió el párroco haciendo hincapié en la necesidad de un mundo más empático.

Devoción intacta

“Venimos todos los años a agradecer por los favores recibidos y también a pedir que todos tengan trabajo, que no falte el pan en ninguna mesa. Todos nos merecemos una vida digna”, deseó Mirta, quien acudió a la parroquia junto a su esposo Raúl, desde Garupá.

“La devoción por el santo es algo que también enseñamos a nuestros hijos que hoy ya están grandes y vienen por decisión propia. Hoy venimos en familia”, destacó por su parte Estela, reflejando que acudió a la parroquia con su numerosa familia.

Servicio y entrega

“Él siempre escucha. Y hoy, en medio de esta incertidumbre, debemos depositar nuestra fe en él”, dijo Darío, mientras encendía una vela frente a la ermita.

“Esta es una fiesta grande en la que siempre se espera mucha gente, sobre todo tras la pandemia que no se pudo celebrar como los misioneros estamos acostumbrados. Por eso este año nos preparamos con tiempo”, detalló Miriam que trabajó como servidora en la parroquia durante todo el domingo.

Junto a sus compañeros Manuela, Irupé, Ana, Gustavo, Diego, Débora, Evelyn y una decena más, dedicaron el día de ayer al servicio y la atención al prójimo: “Lo de hoy fue un llamado a ayudar y hacer que el otro se sienta bienvenido. Es un trabajo generoso y de mucha entrega; un sacrificio”.

De esa forma, con fe y devoción, Posadas celebró al santo, augurando un mañana mejor y própero para todos. 

La parroquia San Cayetano recibió a fieles de todo Posadas y sus alrededores.

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