Ciudades europeas que parecen de cuento

Polignano a Mare, Mostar y Segovia son lugares de encanto y llenos de historias. En sus calles siguen las tradiciones y la cultura de antaño
domingo 07 de agosto de 2022 | 6:00hs.
Ciudades  europeas que parecen de cuento
Ciudades europeas que parecen de cuento

El mundo tiene mucho por mostrar y toda una vida no alcanzaría para conocerlo completo. Hay ciudades que difieren mucho en paisajes y muestras cómo el ser humano supo adaptarse al contexto que le tocó. Acantilados, desiertos y bosques forman parte de estos destinos de ensueño.

Polignano a Mare, Italia

Polignano a Mare, Italia está construida a lo alto de acantilados.

Construida a lo alto de acantilados y con imponentes vistas al mar adriatico, Polignano a mare es una de las ciudades más encantadoras de la región Apulia, ideal para pasar unas hermosas vacaciones de verano en el sur de Italia.

Famosa por ser la cuna del cantante italiano Domenico Modugno, por la canción “Volare”. Él se inspiró en su ciudad natal. En una placita, al lado de un mirador con vistas espectaculares, hay una estatua que lo homenajea. Este es un buen sitio para iniciar la visita.

El siguiente paso es entrar de lleno en el corazón de Polignano a Mare, en su casco histórico, un entramado de callejuelas llenas de poesía, tiendas de artesanía, restaurantes que seducen con sus apetitos aromas . El mayor encanto del casco histórico de Polignano es que, a lo largo de los siglos, fue habitado por un crisol de culturas: por aquí pasaron romanos, bizantinos, nórmanos, árabes, españoles.

Lo mejor es guiarse por el instinto y recorrer las callejuelas del centro, ver las tiendas de souvenirs y artesanías (en Puglia los artesanos son todo unos artistas, probar algún plato típico, descubrir rincones llenos de encanto y cazar poesía.

El Arco Marchesale: es la principal puerta de entrada a la parte antigua, y en el pasado. De hecho era un puente levadizo, se pueden ver los agujeros por donde pasaban las cadenas. En el interior hay un mural de la Crucifixión de Cristo anónimo que data del siglo XVI.

El Palacio del Reloj: es un edificio de origen medieval que está decorado con un enorme reloj. Se encuentra en la bonita Plaza de Vittorio Emanuele II, una de las más animadas de Polignano.

La Iglesia del Purgatorio: cuya puerta principal está decorada con dos calaveras y varios huesos cruzados. El mensaje está bastante claro: tempus fugit.

La Iglesia de Santa Maria Assunta in Cielo: quizás no llama tanto la atención por fuera, pero dentro esconde un secreto único: un belén de piedra de lo más peculiar.

Playa Cala Paura: Una de las playas más bonitas de Polignano a mare, Cala Paura es una ensenada natural de piedras y aguas de un hermoso azul. Pueden llegar fácilmente desde el centro histórico. Si viajan en coche hay un estacionaminto privado en las cercanías. Cuesta unos 8 euros por día (puede costar más durante el verano.

Mostar, Bosnia

El puente, es uno de los principales atractivos de Mostar.

Sorprende con su encantador puente del cual muchos atrevidos saltan al río, además de tener infinidad de tienditas de artesanias, barsitos, restaurantes y casitas acogedoras.

Levantado hace casi 500 años, el puente de Mostar fue un símbolo de unión entre dos culturas. Durante siglos aguantó inundaciones, terremotos y las inclemencias del tiempo, pero cedió a los bombardeos durante la reciente guerra de Bosnia. Este ataque no fue casualidad, sino un claro mensaje de separación.

No es la única, pero la principal razón para visitar Mostar es conocer su casco antiguo (stari grad). Los otomanos reinaron en Mostar durante cuatro siglos y, entre otras cosas, dejaron para la posterioridad uno de los centros urbanos más bonitos de la antigua Yugoslavia.

Aunque es bastante pequeño y es posible verlo en poco rato, el conocido como barrio del puente viejo de Mostar fue declarado como patrimonio de la humanidad por la Unesco en 2015. Belleza no le falta.

El puente Viejo (Stari most) de Mostar: De entre todas las joyas que atesora la ciudad antigua de Mostar ninguna, reluce tanto como su Stari most (puente viejo), todo un símbolo de arquitectura otomana en la región balcánica. Este puente de 30 metros de largo y cuatro de ancho fue levantado a mitades del siglo XVI a unos veinte metros sobre el río Neretva. La obra fue encargada por el sultán otomano Sulimán El Magnífico para sustituir al antiguo puente de madera que allí había. El encargo fue ejecutado por el arquitecto turco Mimar Hajrudin, discípulo de Sinán. Este último sentó los fundamentos de lo que sería la arquitectura del imperio otomano. Casi nada.

Torre Halebija y Tara, los guardianes del puente: Aunque el puente es bonito por sí solo, junto a él resaltan dos imponentes torres de piedra conocidas como los guardianes del puente. La torre Halebija y la torre Tara, añadidas en el siglo XVII, flanquean la pasarela, otorgándole un aspecto todavía más emblemático a la estampa. Por cierto, dentro de la torre Halebija se encuentra el museo del puente.

Kriva Cuprija, otro puente que ver en Mostar: Además del popular Stari most, en el casco antiguo de Mostar también se encuentra el Kriva Curpija (puente torcido), el que parece una réplica en miniatura de su hermano mayor. De hecho, aunque no hay una información oficial sobre el tema, se cree que fue una prueba antes de levantar el grande.

Segovia, España
Además de su famoso acueducto es imperdible visitar el Alcazar, en él se inspiró la pelicula de Disney, Blancanieves y los siete enanitos.

El impresionante Acueducto del antiguo Imperio Romano es la “puerta de entrada” a esta ciudad castellana de cuento con la Sierra de Guadarrama de fondo.

Segovia es una ciudad que se puede conocer a pie. Caminando se llega hasta el Alcázar. Además de la visita al interior, es muy aconsejable ascender hasta lo alto de su torre (152 escalones). Vale la pena porque se disfruta de varias panorámicas impresionantes de la Iglesia de la Vera Cruz y del Monasterio del Parral. También se disfruta de otra sorpresa. Una mirada descubre la sierra alrededor dando la sensación de un gran mar. Cerca, en el centro de la ciudad, se alza la Catedral. Más abajo, aunque no se ve desde el Alcázar, se sabe que se encuentra el Acueducto. El conjunto y el desnivel de Segovia hace que muchos entiendan esta imagen como la de una ciudad convertida en buque, en la que el Alcázar es la proa, la Catedral el mástil central y el Acueducto el ancla echada al mar de la Sierra. Seguro que conociendo esta metáfora, nuestra visión desde lo alto de la torre será parecida a la de un marinero.

La visita al Alcázar se divide en dos: las salas interiores del edifico, con la sala de armas y la capilla, y la torre. El ascenso a la torre, aunque no requiere una forma física especial, puede resultar duro porque se sube en pequeños escalones y por un pasillo estrecho. Es aconsejable concertar con antelación las visitas guiadas en un idioma distinto al castellano.

Asomándonos a un balcón de mil miradas: Segovia está rodeada de un nudo verde que a cada paso nos descubre una vista distinta de la ciudad: desde un castillo misterioso (el Alcázar) que se alza entre árboles y un gran río, a una ciudad fortificada con varias torres. Y todo con hermosas perspectivas para la fotografía.

Además, normalmente es una ciudad muy luminosa y, especialmente entre lo meses de mayo y septiembre, apropiada para pasear entre el verde con el Alcázar de fondo.

Una buena forma de disfrutar de la tarde si no se está demasiado cansado para volver al hotel, es la de descender desde el Alcázar al río Eresma y, cruzando el puente, descubrir la iglesia de la Vera Cruz, el santuario de La Fuencisla y el Convento de las Carmelitas Descalzas o el monasterio del Parral.

 

Para agendar

$ 3242 Casa de cuatro dormitorios “Las Carrascas del Rio Duratón” por una noche en Segovia. (Booking.com)

$ 2.026 Una noche para dos personas en Guesthouse Star en Bosnia (Booking.com)

$ 6.700 Una noche en B&B A Pochi Passi, cerca de la playa de Polignano a Mare. (Booking.com)

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