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Chicas de Divito

lunes 01 de agosto de 2022 | 6:00hs.
Chicas de Divito

Por Ramón Claudio Chávez Ex juez federal

El tema de la belleza femenina, ha sido y es motivo de análisis en las perspectivas más amplias. Podríamos arrancar en los mismos hogares, en los lugares de trabajo, reuniones sociales, en los medios gráficos y, principalmente, en el cine. La belleza masculina ocupa parte de esos enfoques, pero en menor proporción que las mujeres.

A veces la discusión se torna banal, incluso muchos le restan trascendencia, pero la trama se termina cuando miramos las estadísticas de las personas del sexo femenino que han tenido éxito en la vida por su belleza física.

El cine estadounidense es el ejemplo clásico. El dominio de la industria los ha llevado a crear verdaderos mitos de actrices conocidas en todo el mundo. No queremos caer en la discusión bizarra de que no todo es una cara bonita, pero en el cine las grandes producciones han basado su éxito no sólo en la trama argumental, sino también en la música del film y la fotografía de un rostro bello.

Eso ha generado ganancias millonarias, no sólo a la industria del celuloide, también a los medios que se ocupaban de difundir, las películas, las vidas públicas y privadas de actrices o actores.

Los títulos marketineros hablan por sí solos. Ava Gardner fue bautizada con el slogan de “el animal más bello del mundo”, Marilyn Monroe, el ícono sexual, no tenía técnica de actuación, pero era todo verdad, ”era sólo ella”.

Podemos continuar con Liz Taylor, la francesa Brigitte Bardot, Claudia Cardinale y la eterna Sophia Loren.

Más hacia acá en el tiempo, el cine continuó bastante con la importancia de la estética, como en el caso puntual de Bo Dereck, una chica muy linda y pocas dotes para la actuación. En la película ‘Ten’, la ‘Mujer Perfecta’ se pasea exhibiendo en una playa paradisíaca su belleza y el argumento, “bien, gracias”.

El cine ha modificado un poco esos contenidos, sobre todo ante la exigencia del público de que no todo se base en una cara o un cuerpo bonito.

Las películas de acción y las que se hicieron sobre la Guerra de Vietnam son una muestra de ello.

En el mundo de la moda, las revistas especializadas del género sostienen que una mujer para ser modelo debe medir 1,75 a 1,82 metros y pesar entre 40 y 54 kilos, con el argumento de que cualquier ropa que exhiba le cabe bien.

El caricaturista Guillermo Divito impuso en la Argentina un modelo de persona, a las que la gran mayoría de mujeres querían parecerse. Eran tiempos en que los medios gráficos poseían el dominio de la opinión pública. Divito empezó con estos dibujos en Patoruzú, pero los desacuerdos con el director por el desenfado -para esa época- que provocaba, lo llevaron a fundar su propia revista llamada ‘Rico Tipo’.

Las chicas de Divito poseían un físico sensual y estilizado, la cintura pequeñísima y amplias caderas. De busto prominentes con largas y torneadas piernas. Se destacada la vestimenta ceñida a su cuerpo.

Este estereotipo de mujer occidental fue en Argentina y en Uruguay un claro ejemplo de la revolución sexual hace más de 60 años.

Divito, con sus historietas y gráficos, marcó la moda femenina en una época, las chicas les pedían a las modistas que le diseñaran ropas parecidas.

En la moda masculina, el dibujante se basaba en exageraciones y causó furor en los más jóvenes.

Estos paradigmas de la belleza no se abandonaron del todo con las luchas de las mujeres que abandonaron sus hogares para trabajar en los tiempos modernos. El don de la eterna juventud encontró el aval de las cirugías estéticas, las lipoaspiraciones para quitar volumen de grasas al cuerpo y los diagnósticos de la medicina que dicen que un cuerpo sin exceso de peso tiene menos probabilidades de contraer enfermedades.

La cultura del cuerpo saludable ha ganado espacios en las dietas especiales, comidas veganas, programas para bajar de peso, etcétera.

Muchas veces es la misma mirada social que prejuzga e impone estos estereotipos, no todo debe ser así, es importante el cuidado de la salud, pero no podemos estar pendientes de un modo permanente en la solución perfecta.

No puede constituir un impedimento para acceder a una opción laboral ese matiz disfrazado de discriminación que exige ‘buena presencia’. La capacidad, la destreza y el conocimiento deben primar sobre una cara bonita.

La sociedad tiene que avanzar hacia esa igualdad de oportunidades.

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