Pinceladas de historia

Los regionalismos coloniales en el Alto Plata

domingo 24 de julio de 2022 | 6:00hs.

Un historiador norteamericano estudioso del período colonial en el Paraguay, Jerry Cooney considera que la región del Alto Plata (Paraguay, Corrientes, las Misiones Jesuíticas y la frontera con Portugal) se ha visto relegada de estudios de conjunto. Al analizar por separado a Corrientes, Paraguay y las Misiones, se ha perdido de vista la formación de regionalismos, durante los tiempos hispánicos, que marcaron huellas muy profundas en los habitantes del Alto Plata, llegando incluso hasta nuestros días. Regionalismos que se fueron gestando desde los momentos iniciales de la conquista española, a mediados del siglo XVI hasta por lo menos la ápoca de la independencia en el primer cuarto del siglo XIX.

La España imperial puso desde los tiempos iniciales de la conquista sus miras en la plata del Perú desatendiendo la región platina a pesar de las fundaciones realizadas a lo largo de los ríos Paraná y Paraguay. La capital virreinal se instaló en Lima y el acceso al Atlántico fue vedado por España para los habitantes de la región rioplatense. Por ello, las ciudades de Asunción, Corrientes, Santa Fe y aún Buenos Aires no conocieron la opulencia y riqueza de otras ciudades españolas en América del Sur.

Esa distancia entre la región rioplatense y el olvido de la Corona permitieron un fuerte regionalismo en esta parte de la América española. En el aspecto económico, la supervivencia dependía de la utilización del indio como esclavo en las encomiendas. Quienes controlaban esas haciendas formaban parte de las elites locales, especialmente en Asunción y Corrientes. Los alimentos, vestidos, vivienda y los elementos básicos de la vida cotidiana se producían localmente y el comercio se limitaba al intercambio entre estas ciudades, que se necesitaban entre sí. Los ejércitos también eran formados por milicias locales para defenderse de los indios y de los ataques portugueses. La batalla de Mbororé, a modo de ejemplo, fue librada entre profesionales soldados portugueses, los bandeirantes contra las milicias guaraníes con armas improvisadas y sin asesoramiento militar de la Corona española. La política local la manejaban las élites de encomenderos que manejaban los Cabildos.

Todos estos elementos contribuyeron a formar los regionalismos de esta área del Plata durante los tres primeros siglos de la Conquista española. En el resto del Río de la Plata ocurrió algo similar. Buenos Aires, imposibilitada de comerciar legalmente por el Río de la Plata sobrevivió a través del contrabando con la vecina localidad portuguesa de Colonia del Sacramento. Las Misiones Jesuíticas exportaban la yerba por los ríos Paraná y Uruguay hasta Buenos Aires y desde allí al principal centro consumidor de América del Sur, el Perú. Córdoba exportaba sus tejidos y alimentos a las minas del Alto Perú, el Cuyo se conectaba con Chile. Hasta fines del siglo XVIII no hubo una integración de las regiones comerciales ni tampoco una red de intercambio entre ellas. La Corona no puso ningún esfuerzo en la integración económica de esa vasta región.

Pero en el último cuarto del siglo XVIII, con la llegada de los Borbones a la Corona española la situación en el sur de América cambió sustancialmente. Las reformas que se impusieron en el Río de la Plata impactaron fuertemente en la economía regional. A mediados de 1770 una expedición española apoyada por milicias guaraníes expulsó a los portugueses de la Banda Oriental y de Colonia del Sacramento. Poco después, los actuales países de Argentina, Uruguay, Paraguay y Bolivia se convirtieron en el Virreinato del Río de la Plata en 1776. Dos años después, el Tratado de Libre Comercio permitió la exportación de cueros, sebo y carnes saladas iniciando la prosperidad de la ganadería de las praderas rioplatenses. El comercio fluvial del Paraná y Paraguay creció vertiginosamente conectándose con el puerto de Buenos Aires.

Pero no todo fue prosperidad. Las élites regionales sintieron el impacto de la competencia con productos venidos de Europa y con el manejo del comercio por parte de funcionarios protegidos por la Corona. Era claro que los intereses locales quedaban subordinados al interés general del Virreinato. Y el resentimiento antiespañol fue creciendo a medida que se fortalecían la política comercial borbónica más interesada en el comercio ultramarino que en el afianzamiento de las economías locales.

Por ello los regionalismos, en vez de desaparecer fueron fortaleciéndose. Una historia de más de dos siglos de sobrevivencia local no podía borrarse de un día para el otro, aun cuando  las medidas  fueran tan progresistas como las que se habían implementado.

Estos factores sin dudas explican el curso de la historia rioplatense en los tiempos revolucionarios de la década de 1810 que rompieron una unidad sólo formal como fue el Virreinato y la transformación de aquellos regionalismos en nuevos estados como Paraguay, Bolivia, Chile y Uruguay.

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