El clásico fue para el Canalla
El Rosario Central de Carlos Tevez le ganó ayer el clásico a Newell’s, al que le arrebató el invicto en un emotivo encuentro jugado en el Gigante de Arroyito por la 9ª fecha del Torneo de la Liga Profesional, que sus jugadores y más de 40 mil hinchas canallas celebraron como si fuera un título.
El gol fue convertido por el juvenil delantero Alejo Véliz, de cabeza, en el epílogo del primer tiempo y selló la historia.
Newell’s jugó mejor en el primer tiempo porque salió con comodidad desde abajo, tocó bien con Pablo Pérez –quien con su experiencia y calidad técnica le otorgó el juego del que carecía en los últimos partidos- y generó su llegada más clara a los 14’.
Esto ocurrió cuando Ramiro Sordo desbordó por la izquierda y mandó un centro atrás que el arquero Gaspar Servio alcanzó a desviar y que el propio Pablo Pérez paró y remató de derecha, pero la pelota pegó en el poste izquierdo.
Y Central, que había sido inferior en la primera mitad del primer tiempo y que recién había vuelto a llegar con un cabezazo desviado de Jonathan Candia a los 41 minutos, hizo estallar al Gigante de Arroyito a los 43 minutos cuando éste lanzó un tiro libre desde la derecha que el pibe Alejo Véliz, de 18 años, le ganó en el salto al corpulento Lema y la clavó en el ángulo de Franco Herrera.
El final encontró a los jugadores canallas en un festejo “de campeonato” en el medio de la cancha, que continuó hasta la popular de Regatas primero, y a la de Génova después, en una explosión de alegría que desbordó el Gigante de Arroyito y que sólo comprenden los participantes del clásico rosarino, uno de los más apasionantes del país.
En otro de los partidos disputados ayer, Talleres volvió a ganar tras siete fechas.
El equipo cordobés se impuso como local por 1-0 sobre Banfield con gol de Diego Valoyes en el cierre de la 9ª jornada de la Liga Profesional.
La T, que está en cuartos de final de la Copa Libertadores, logró tres puntos importantes para escapar del último puesto de la tabla de posiciones, mientras que el Taladro no pudo acercarse a los líderes.
