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Cartas de lectores

Las provincias se despiertan

sábado 02 de julio de 2022 | 6:00hs.
Las provincias se despiertan

La reunión de gobernadores y vicegobernadores realizada recientemente en Resistencia, Chaco, alimenta la ilusión de que las provincias están despertando de este largo sometimiento a la Capital Federal a que se han sometido voluntariamente. Han pasado muchas décadas para que la clase dirigente, fundamentalmente la política, entienda el rol trascendental que cumplen las provincias en la economía nacional. Una función que ha sido desaprovechada en todo ese tiempo, tal vez por el temor a presionar para que seamos escuchados, o porque delegamos a la nación las decisiones más importantes sobre nosotros, sin plantearla con fuerza que llevaban al país por la ruta equivocada.

Desde que las ideas económicas unitarias triunfaron por sobre las federales, el país creció en forma marcadamente desigual. Como sabemos, los unitarios sostenían entre sus principales objetivos que la actividad comercial debía tener como base el libre mercado, una matriz económica sostenida en la actividad primaria, y una aduana que destinara la totalidad de sus recursos a Buenos Aires. Las ideas económicas de los federales eran muy distintas. Ellos creían en el desarrollo armónico del país, con una distribución equitativa de los recursos de la aduana, con la multiplicación y crecimiento de los talleres que se formaban en las provincias para crear una Argentina industrial, un sistema de protección como lo hicieron todos los países desarrollados que se industrializaron, para que empresas extranjeras más poderosas y con mayor experiencia no terminaran aplastando a su naciente industria. Pero claro, lo lograron con la ayuda de los ingleses, quienes a cambio recibieron como favor la apertura completa de nuestras fronteras para que ingresen sus productos manufacturados. De esa manera, terminaron sepultando los primeros intentos industriales de la Argentina. Así transcurrió nuestra historia, donde los unitarios terminan imponiendo sus ideas para toda la nación, desplazando a las federales a un segundo o tercer plano. Lo hicieron, sin molestarles si había que frustrar nuestro desarrollo, o entregar parte de nuestro territorio a cambio, como lo hicieron con la Banda Oriental, hoy República Oriental del Uruguay. Así es como Buenos Aires multiplicó su poder económico, mientras las provincias se volvieron dóciles, y quedaban excluidas en casi todo ese proceso de crecimiento.

Este desarrollo desigual del país ha hecho que muchísimas familias o sus hijos emigraran del interior hacia la Capital Federal, en busca de mejores posibilidades de bienestar para sus componentes. Pero esa concentración hacia la capital argentina y sus alrededores no era únicamente en términos humanos. Los beneficios económicos que fue sumando esta parte de la República, no solo se centró en la multiplicación de sus habitantes. Con ello nacieron nuevas empresas que aumentaron notoriamente los puestos de trabajo, se construyeron numerosos centros de salud de calidad, de educación media y superior, obras de infraestructuras, ete. Además, con el tiempo los servicios públicos gozaron de abultados subsidios que no llegaban de igual forma al resto de las provincias.

La reunión de gobernadores realizada en Resistencia, y que precede a otras ya realizadas en otros puntos del país donde se trataron temas bastante parecidos, puede ser que se convierta en el puntapié inicial de un cambio de actitud de los provincianos. Un cambio de actitud que no es para confrontar con los capitalinos que dominan al gobierno nacional, sino para que entiendan que la Argentina es la sumatoria de todo su territorio. Para que acepten que distribuyendo los recursos armónicamente sobre la bastedad de su suelo, habrá mayores posibilidades de crecimientos y bienestar para su pueblo. Los provincianos debemos perder el miedo y levantar nuestras voces para expresar nuestros pareceres y nuestras verdades. No estoy hablando de una revolución. Me estoy refiriendo a que nos convirtamos también en protagonistas más fuertes y decididos, y obliguemos a que se descentralicen un montón de actividades que se mueven desde la Capital. Que los hombres y mujeres del interior ocupen espacios en ciertos organismos nacionales, como el caso de la Corte Suprema de Justicia, y que hasta ahora los porteños poseen el monopolio. Estos cambios que debemos buscar haciendo valer nuestra condición de argentinos, no es para demostrarles a los porteños que podemos ser fuertes. Es porque a mayor desarrollo que pueden obtener las provincias, también el país lo experimentará en forma automática, es decir, incluyéndoles a ellos. Entonces, no nos achiquemos y actuemos desde ahora en consecuencia.

Ramón Agustín Alegre
Escritor y periodista

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