Una semana después, familias de la zona baja de Guaraní aún tratan de reponerse a los daños del temporal

Son alrededor de un centenar del familias que, en distinta medida, sufrieron los efectos de la intensa lluvia de la semana pasada. Habitan los barrios más bajos de Guaraní y en consecuencia, decenas terminaron con las casas inundadas. Tratan de levantarse a instancias de la solidaridad de vecinos.
martes 28 de junio de 2022 | 14:18hs.
Una semana después, familias de la zona baja de Guaraní aún tratan de reponerse a los daños del temporal
Una semana después, familias de la zona baja de Guaraní aún tratan de reponerse a los daños del temporal

Una semana después de las intensas lluvias que en distintos puntos de la provincia produjeron caos e inundaciones, los habitantes de la denominada "zona baja" de la localidad de Guaraní todavía luchan por recuperarse de las cuantiosas pérdidas en sus casas, aferrados principalmente a la solidaridad de otros vecinos que colaboran con lo que pueden.

Son alrededor de un centenar de familias que, en distinta medida, se vieron afectadas por el repentino desborde de un arroyo sin canalización que atraviesa el barrio. De un momento a otro fueron empujados por el caudal que bajaba de la zona urbana arrastrando todo a su paso y sin posibilidad de rescatar nada, algunos apenas pudieron ponerse a salvo.

Ana Lorenza Vera Argüello (73) hace 5 años vive en el lugar, que comenzó como un asentamiento pero se fue transformando con el paso del tiempo. "Es la primera vez que la correntada avanza de esta forma", aseguró. La mujer, viuda, recordó que "el barro se me vino encima arrastrando todo lo que había, ramas, basura, troncos y hasta una cocina vieja que no sé de dónde vino terminó en mi puerta. Se filtró por las paredes de madera".

La propiedad de Ana es una de las últimas en el barrio situado en la zona más baja del pueblo, por lo que su casa quedó atrapada en medio del torrente. Para llegar hubo que atravesar un ahora indefenso hilo de agua por sobre una improvisada plancha de madera, pero hace una semana ese caudal creció tanto que puso a todos en peligro.

"Fue mucha lluvia en poco tiempo. Estaba cocinando, me di cuenta del desastre porque las mascotas que viven conmigo empezaron a sentirse mal", recordó la mujer y eligió finalmente agradecer "el apoyo de los vecinos que me ayudaron a limpiar mi casa, el patio, que no se podía creer la cantidad de mugre que llegó con la corriente".

"Siempre pasa lo mismo"

En la propiedad contigua, Mónica Martiz también expuso su periplo. Es madre de cinco niños y se angustia porque "siempre pasa lo mismo, cada vez que llueve nos quedamos bajo agua y la de hace una semana fue terrible, la peor". En ese punto valoró el esfuerzo de los vecinos que "entre todos vamos ayudando a quien se vio afectado por esta situación porque hasta ahora ninguna autoridad se acercó aunque sea para preguntar si necesitamos algo, si estamos bien".

"Y en eso se basa nuestra lucha, es decir, resistimos acá porque no tenemos otro lugar hacia dónde correr pero en paralelo sabemos que el crecimiento, los arreglos de caminos o un buen alumbrado público no va a llegar porque esos beneficios terminan siendo prioridad para los que viven en el centro", se quejó Mónica y lamentó que "hace años pedimos soluciones concretas al tema del arroyo, que hagan una buena canalización para que no desborde, que se coloquen tubos, que busquen la forma de evitar que el agua de toda la ciudad termine sobre nosotros, pero no somos tenidos en cuenta".

Horas desesperantes

En el otro extremo del barrio, idéntica situación vivió Lidia Sergio. Su casa quedó con casi 20 centímetros de agua y en ese contexto, junto a sus hijos puso a salvo algunos muebles. "Fue algo nunca visto, la cantidad de agua que bajaba por esta zona hizo desastres en muchas casas, más aún porque hasta acá llegaba rápido pero se escurría lento y de a ratos se acumulaba. Fueron horas desesperantes para todos los vecinos".

En ese tramo de la charla con El Territorio dijo sentirse apenada porque, al igual que muchas familias afectadas, expuso su situación en Facebook, pero lejos de recibir apoyo del gobierno municipal "a mi marido algunos empleados de la comuna le dijeron que por lo que escribí nos arreglemos solos, que nadie más va a venir al barrio ni siquiera con una máquina para arreglar los caminos y nos vamos a quedar viviendo así, aislados".

"Me dio mucha bronca y siento pena, nos merecemos algo mejor o aunque sea una mano en esta situación crítica que estamos viviendo desde hace una semana", sintetizó Lidia.

Caminos intransitables

Más allá de los afectados por el raudal también quedó expuesta la casi nula iluminación en las calles, la falta de seguridad y el mal estado de los caminos agrietados por el efecto del agua. "No entra la ambulancia, tampoco remises y ante una urgencia estamos desamparados", reveló Cecilia Rivas, hermana de un joven con discapacidad motriz con quien debe salir constantemente para que reciba atenciones médicas y rehabilitación.

"Lo levanto en mis brazos y camino hasta donde llega el remis, desde hace cuatro años. Son unos 50 metros", detalló y agregó sobre eso que "el pedido de mejores caminos es histórico pero no vienen, o si lo hacen le dan una perfilada por arriba y sigue todo igual, las soluciones no son de fondo". 

"Somos los eternos olvidados de Guaraní, nadie se acerca si no es en épocas de elecciones para asegurarse el voto. Esa es la realidad que vivimos", cerró, coincidiendo con todos los habitantes del barrio.

Solidaridad con los afectados

La necesidad es tanta que distintas personas comenzaron a hacer campañas para juntar donaciones para las familias afectadas. Una de ellas es Solange Álvez de Olivera, quien más allá de eso movilizó a un grupo de vecinos para discutir variantes y soluciones a los dramas de los habitantes de la localidad, sacudida por constantes hechos de inseguridad y abusos sexuales en las últimas semanas.

"Las personas pueden acercar donaciones para los afectados al barrio Oleaga, casa 6. Es la casa de mi mamá, y en ese sitio vamos a limpiar y seleccionar la ropa para luego hacer las entregas. No solo ropa, hacen falta muchas cosas, camas, colchones, muebles, ropas de abrigo y demás", puntualizó la joven. El número para comunicarse es el 3755-589025.

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