La comunidad Ita’o Mirí recibió sus donaciones

La comunidad mbya Ita’o Mirí, ubicada en pleno corazón de la Reserva de Biósfera Yabotí, recibió, el pasado 20 de junio, el resultado de una valiosa iniciativa solidaria realizada por los viajeros Jorge Gatica y Sebastián Martínez. Juntos unieron a cientos de personas para recaudar herramientas agrícolas, ropas y mercadería con el objetivo de mejorar la calidad de vida de los pueblos originarios y visibilizar la realidad en la que viven.

La iniciativa parte después de que Rulo Gatica, viajero en motocicleta y trabajador social oriundo de Rosario, Santa Fe, llegara hasta el Yabotí y conviviera con los originarios.

De esa visita produjo el documental, “Ita’o Mirí, viviendo con los mbya”, en el que muestra su vivencia.

A partir de esta experiencia entonográfica compartida se movilizó a muchas personas, que participaron de la colecta solidaria.

Desde ese momento, la valiosa iniciativa se encaminó con la autorización de la mencionada aldea, quienes fueron los que detallaron sobre las necesidades con el propósito de que las recaudaciones resultasen una contribución útil.

“A la hora de trabajar con pueblos originarios muy pocas veces se analiza y se hace un estudio de su forma de vida o de las necesidades que ellos tienen. Me puse en contacto con Ángela, quien es agente sanitaria en la comunidad, para saber qué realmente necesitan y esa carencia tenía que ver con herramientas para trabajar la tierra”, indicó  Gatica sobre el primer paso en la organización de la campaña solidaria.

Esta necesidad pone de manifiesto un cambio al que deben adaptarse los pueblos originarios,  en relación a la modificación de sus prácticas de recolección de alimentos disponibles en la naturaleza. Es que cada vez más deben hacer uso de la agricultura moderna como único método de obtención de los alimentos.

Con la idea encaminada, comenzó la campaña a través de Instagram, los seguidores  de Rulos en Ruta podían donar mediante billeteras virtuales, desde 200 hasta 1.500 pesos.

“Logramos juntar por ese medio 101.000 pesos, los cuales se triplicaron cuando nos acercábamos con Seba a las empresas para comprar las herramientas y al conocer la finalidad, nos hacían a mitad de precio o nos obsequiaban un segundo artículo. Mucha gente donó mercadería y ropas en muy buen estado, pero nuestra meta principal eran dotarles de herramientas para la chacra, como picos, palas, machetes, azadas y otros tantos implementos agrícolas”, señaló Rulo.

En el motorhome de Sebastián comenzó desde Buenos Aires, el gran desafío de llegar hasta la comunidad.

El viaje les llevó tres días por el importante cargamento que transportaba el vehículo y las complicaciones que se presentaron por el camino.

“Cuando llegamos, nos encontramos con el río Pepirí Miní crecido y el puente desbordado. En ese estado Ángela había cruzado tres veces para comunicarse con nosotros, con la ayuda de Tito Dávila, quien puso a disposición su camioneta y nos indicó un nuevo camino de muy difícil acceso, pero pudimos seguir”, detalló Jorge sobre la parte más complicada del viaje, lo que denota la fuerza de voluntad que tuvieron para cumplir el cometido.

Al hacer referencia a lo que significó el regreso, sin lograr contener las lágrimas de emoción Gatica, destacó: “Para mí, regresar a la comunidad fue un sueño cumplido, haber vuelto con esta camioneta cargada de sueños fue un objetivo concretado, un encuentro muy emotivo, recibir la sonrisa toda la comunidad que nos recibió con una danza de agradecimiento”.

“Estar en su lugar les permite preservar la cultura, conocerla fue un gran privilegio. Son acciones para imitar y entre todos mostrar un mundo diferente, que sí existe”.