Juan Filloy, un distinguido argentino totalmente desconocido

jueves 16 de junio de 2022 | 6:00hs.

Ha sido reconocido por autores como David Viñas, Jorge Luis Borges, Julio Cortázar, Leopoldo Marechal, Juan José Saer, Adolfo Prieto y Mempo Giardinelli, entre otros, y recibió varios reconocimientos, a pesar de lo cual, su poco interés en promocionar sus obras ha hecho que sea un autor desconocido para el gran público.

Su vida es una serie increíble de logros y actividades interesantísimas, siempre con un toque curioso o incluso humorístico: fue socio fundador del club Talleres (del que fue presidente), aunque nunca jugó al fútbol. Fue miembro de la Federación Argentina de Box, bibliotecario, caricaturista y miembro del Museo de Bellas Artes de Río Cuarto. Como si esto fuera poco, trabajó como columnista ad honorem del diario El Pueblo de Río Cuarto durante sesenta años. Nunca jugó al golf, pero fue socio fundador del Río Cuarto Golf Club en 1932. Abogado, juez de cámara, traductor y                                                     –genialmente– el mayor autor de palíndromos del mundo.

Palíndromo es una palabra o expresión que se pronuncia igual si se lee de izquierda a derecha o de derecha a izquierda; por ejemplo: ” Amigo, no gima”, “La ruta natural”, “Edipo lo pide”, “Neuquén”, “Eso lo dirá mi marido, lo sé” o también “La ruta nos aportó otro paso natural”.

Estos son apenas seis, pero según sus propios cálculos, Filloy llegó a crear unos 8.000 palíndromos.

En 1918 tuvo participación activa en la Reforma Universitaria, casi al mismo tiempo que trabajaba de dibujante caricaturista. Fue miembro de la Federación Argentina de Boxeo y dirigió combates del legendario Luis Ángel Firpo.

En 1933 comenzó a cartearse con Paulina Warshawsky, una docente entrerriana hija de judíos ingleses que conocía a un amigo de Filloy. Finalmente, en 1935 se conocieron personalmente en Buenos Aires. En palabras del propio Filloy, “Nos conocimos la tarde de un viernes, nos pusimos de novios el sábado, nos comprometimos el domingo y nos casamos el lunes”. Permanecieron juntos durante casi cincuenta años, hasta la muerte de Paulina en 1984, y tuvieron a sus hijos Fernán y Monique. ​

Como escritor, su obra (de por sí original en cuanto a tramas y personajes) presenta un rasgo muy particular: Todos sus títulos constan de sólo siete letras. Publicó su primera obra, Periplo, crónicas de un viaje de dos meses en los que recorrió toda la costa del Mediterráneo, en 1930.

Durante los nueve años siguientes publicó otros seis libros, incluyendo tres novelas (¡Estafen!, Op Oloop y Caterva), un poemario (Balumba), una suerte de geografía poética de la Argentina (Aquende) y un volumen de prosas poéticas (Finesse), todos en ediciones de autor de poco alcance

Entre 1967 y 1973, la editorial Paidós reeditó sus novelas ¡Estafen! y Op Oloop, a las que se agregó una editada por primera vez, La potra, en una colección dirigida por Bernardo Verbitsky.

Cumplió su deseo de ser “un hombre de tres siglos”, (nació en el siglo XIX, el 1 de agosto del 1894, en la ciudad de Córdoba, vivió todo el siglo XX y falleció en el siglo XXI mientras dormía la siesta en su departamento el 15 de julio de 2000) a pocas semanas de cumplir 106 años.

A su velatorio asistieron las principales personalidades de la cultura de Córdoba, y fue sepultado en el cementerio San Jerónimo de la capital provincial. ​ A fines de ese año, la biblioteca de la Universidad de Río Cuarto fue bautizada con su nombre.

Como he dicho, ha sido un singular hombre, muy talentoso, creativo, escritor y alegre, pero casi desconocido por los argentinos. Esta nota es un homenaje al gran Don Juan Filloy.

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