Roque José Dahmer, destacado fotógrafo de El Soberbio

martes 14 de junio de 2022 | 23:00hs.
Roque José Dahmer, destacado fotógrafo de El Soberbio
Roque José Dahmer, destacado fotógrafo de El Soberbio

El Soberbio carece de museos y reservorios. Sin embargo, asomaron proyectos particulares e institucionales de corta duración. En la mente de docentes jubilados y guardianes de objetos, fotografías y documentos valiosos, late la iniciativa. Seguramente no pasará  mucho tiempo para que en algún rincón del pintoresco poblado se concrete un punto referencial de la memoria colectiva. Por otra parte, son todavía numerosas las familias que celosamente conservan recuerdos e imágenes que son verdaderos documentos de la historia. Gente sabia, apegada a sus historias, simpáticamente dispuestos a abrir su baúl de recuerdos y ofrecer desde el relato o la exposición fotográfica un imaginario paseo por el camino transcurrido.


Fotógrafo histórico
Roque  José Dahmer y su esposa Rubena –ambos con 79 años– tuvo el privilegio de ser primer fotógrafo.
“Con apenas 5 años de edad mi familia se mudó de Puerto Londero a El Soberbio. Viajamos en una chata remolcada por la lancha de Rodolfo Melo. Éramos cuatro niños en la familia, yo el mayor. Salimos de madrugada, demoramos varias horas navegando aguas arriba. Superamos inconvenientes como enormes piedras que hubo que vadear. A la tardecita llegamos a El Soberbio, toda una novedad arribar a un pueblito desconocido. Fuimos a vivir en el kilómetro 8. No había buenos caminos, la ruta recién se estaba haciendo. Vivimos en el 8 una década. El  paraje carecía de servicios: sin escuela, sin iglesia ni almacén. Una vida difícil, los vecinos estaban a dos o tres kilómetros de distancia”.
“Pertenecimos a la generación de colonos pobres, descalzos. A mis 14 años yo me internaba al monte con mamá y papá para trabajar en los obrajes cortando rollos. A sierras y hachas era el aserrío, mi historia con la fotografía comenzó antes: viviendo en Londero apareció cierta vez un fotógrafo brasilero para sacar fotos de un partido de fútbol. Aquello fue un suceso, porque nunca habíamos visto un fotógrafo  y menos cómo se saca una fotografía. La gente que orillaba el Uruguay hizo correr la voz y vinieron de todas partes a presenciar. Una de las pocas diversiones de la época era el fútbol, llegó el hombre con sus equipos, incluso un trípode- eso me llamó la atención. Principalmente el hecho de que el hombre se cubría medio cuerpo para sacar fotos instantáneas. ¡Eso sí que fue un furor!”.
“Para ordenar a la gurisada el hombre gritaba ¡cuidado con el pajarito!, para que no lo molestemos. Yo me enamoré de la fotografía, era una delicia tener en las manos la foto de uno mismo, cosa increíble. Mi mamá se compadeció de mí y siendo adolescente, me alentó, y me llevó al Brasil para comprar una cámara fotográfica y tomar un curso de la profesión. Por supuesto que puse garra y entusiasmo para conocer el oficio; a los 18 años ya hacía fotos sociales, deportivas, incluso de color pintadas a mano”.
El Soberbio en esa época era atravesado por pocos camiones, entraba un solo colectivo por día, con el tiempo intensificaron las frecuencias. El viaje de aquí hasta Jardín de América tardaba seis horas. La salud era atendida por un solo médico y una enfermera.
No existía tanto trabajo para el fotógrafo, así que nuestro personaje debió matizar la profesión con otras tareas: empleado de fábrica, plantador de pino, elaborador de terciados.
Los 76 años de El Soberbio (cumplidos en mayo) sorprendieron a la familia Dahmer rodeada de propios y vecinos, recordando épocas de jangadas, cacerías y campamentos en las profundidades de la selva. Disfrutando de la música, la alegría que producen cinco hijos y siete nietos.
“En este El Soberbio tan cambiado y admirado por cientos de turistas que van y vienen por las calles asfaltadas que rodean mi casa de madera construida en 1974. Jubilados ambos. Testimonios de una época distante pero que evocamos entre lágrimas de emoción y mateadas”.

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