Eléctrica Mariluz

domingo 12 de junio de 2022 | 6:00hs.
Eléctrica Mariluz
Eléctrica Mariluz

!Sé que viene la policía! ¡Pero qué le vamos hacer! ¿En esa cámara estoy? ¿Me sigue? ¡La tevé aquí! ¡No lo puedo creer! ¡Claro! ¡Son nueva y yo les doy la primicia! Así se empieza. Usted me pregunta por qué… y yo se lo voy a contar ¡Ja! ¡Fíjese! Pero tengo otro llamado de allí. ¡Sí! Aquellos señores ¡Eh! ¡Ustedes! ¡Estoy entre el cielo y el infierno! ¡Sí! Los señores quieren darme plata, ustedes no saben, pero yo sí sé que son de una empresa de pilas, ¡eso! ¿Van a hacer caridad conmigo? ¡No! ¡Nada que ver! Les molesta que revenda pilas usadas, es la competencia. Y no crea que no me oyen, están requete interesados en que este lío del tránsito se termine. No creí que se hiciera este bodrio aquí en la plaza, lo hice como jugando frente al semáforo, cuando se detienen les muestro mi habilidad con las pilas como en el circo ¿vio? y nada más, quería que supieran que en este tachito pueden dejar sus pilas, ¿vio? Acá dice “Deposite sus pilas aquí”, y de paso les revendo otras, nada más que eso, que siempre me van a encontrar aquí en la plaza y ya ve el despiole que se hizo por culpa de un tipo que quiso levantarme ¡Dios mío! Y bueno, una tiene el cuerpo que Dios le dio, son los riesgos callejeros, pero a mí no me sacan de acá, usted señor periodista me dirá que es común y corriente que suceda esto, pero lo mío es para hacerle un favor a la gente. En vez de tirar pilas a la basura acá tienen un recipiente limpio y de paso les ofrezco estas. Además, quiero ver lindas caras, oler el perfume de esos autos cuando bajan la ventanilla, una preciosura. ¡Ahhh! Y bueno, pero las cosas vienen así, se me ocurrió esto de las pilas para ganarme la vida ¿vio? Yo siempre fui una laburante, me gané los pesos honradamente trabajando de mucama y estudiando en la nocturna, pegando afiches para los políticos, allí iba regio, después ganamos y me tiraron un contratito de ¡telefonista! No, no saque el ojo de la cámara, ¡es la verdad! Me aprendí en madrugada enteras el código, numeral, asterisco, marque el uno, el dos para tal cosa, de memoria en el ministerio, estaba a lo grande ¡fíjese! ¡Si me vieran mis viejos! ¡Ahí quería que vivieran mis padres para verme! De uniforme amarillo con guardas bordó ¡Una pinturita! ¿Y no ahora? No tanto ahora, vea allá ¿no le dije? Ya vino la policía y están meta conversa con los señores, ellos van a arreglar el pastel por decir así, ya va a ver, cuando empezó el lío con los autos vinieron los fabricantes de pilas por el cartelito ¿vio? y hablamos del negocio. ¿Que si estuve presa? No, nunca estuve presa, es que me porto bien… ¿En qué andamos? ¿Tiene tiempo? ¡Ah! El teléfono, y bueno, ahí viene el punto, el punto mágico, porque se supone que una se emboba con el amor ¿o no? O el amor te calienta los sesos ¡qué sé yo! ¡Algo es! O viene abriendo cancha por la línea, ¿qué línea? ¡La línea telefónica! ¡Donde trabajaba! Estaba como se dice sosegada, equilibrada digo: con el laburito, tenía para vestirme y comer, y un día escuché la voz, me dije igualita a la de Pancho Pucheta el cumbiero, era como melosa, sin catarreo, tan arra aaaasstrada que parecía que el cable se abultaba, y mi pecho pla-plaque, y ahí nomás se me dio que me iba en tobogán, como a desbocar el corazón y quería conocer al Cirilo, tanta las ganas que me comía las uñas de la ansiedad, con esa voz y el nombre como ciruela, el Cirilo, y me acordé no sé por qué del jarabe para los bichos, y ahí sí tenía que haber parado, porque la memoria te avisa: estás por meter la pata hasta el cuadril, Mariluz, como decía mi mamá. Y encima Cirilo el nombre como purgante, y el purgatorio… no, no me haga caso, es que me acelero, porque siempre me tuve fe, eso sí, una fe bárbara de que algo ¡algo! iba a pasar y pasó; entonces al otro día lo vi y Cirilo era como el contrario de lo que pensé ¡porque con semejante voz tenía que tener un físico de novela! Y lo que tenía delante era un esmirriado ejemplar, el pobre, pura nariz y nuez de Adán esa de la garganta que sube y baja, después supe que era un tic de los nervios que tiene, que se pescó en el hipódromo donde trabaja, y un bigotito que aprendí a querer, y lo amé así de primera y yo no tenía estos ojos relucientes ¿ve que son como refucilo? que tengo verde ahora, no, yo tenía negros como la noche negra, y mentita va mentita viene, Cirilo fue acomodando el cuerpito y hablando despacito cosa que me vaya acercando de a poco a su vida, embarullándola con la mía, y una se cree canchera pero a la larga entra disimulando que no, pero ya está, en su pieza de soltero vivíamos, en las afueras de andurriales hasta la rodilla, lejos después llegando siempre tarde al trabajo, embarrada pero con solemnidad cosa de no demostrar lo que se veía seguramente, porque mi mensualidad iba como imán a los dados del Cirilo, esmirriado el hombre pero puro alambre los músculos duros para aguantar el cubilete en las madrugadas, ¿vio? Mire, ya los señores arreglaron, se va la poli ¡Chau, hermanos vigilantes! Y yo no quería abandonar, estaba segura que algo lindo pasaría, que lo de Cirilo era un guiño de prueba del destino, ¡no quería fracasar! No era mi estilo ¿entiende? El fracaso digo. Pero por más esmero que hacía las cosas se me ponían en contra, me atacó el fuego de San Antonio, tenía la cintura hecha una brasa, nos cortaron la luz, y lo que es peor me echaron del laburo. Pero así y todo, con la ayuda de San Isidro ese que lo estaban asando vivo y dijo denme vuelta al otro lado, bueno con ese que me protege, busqué y rebusqué trabajo sin regalarme y por último me tiré al basural. ¡Ah! ¡No, no iba a recular! y fíjese, usted dirá ¡que bajo cayó esta pobre mujer! Pero no, yo lo hacía tranquila como si estuviera de picnic, fíjese, revolvía esa inmundicia tarareando las chamamés que más me gustan, o las cumbias, faltaba el mantelito a cuadro y la canasta como en el cine y cartón lleno, y lo iba a hacer ¡que no! Por más que me miraban feo yo tranqui, y revolviendo un día encontré el elemento que nadie se dio en cuenta: las pilas. Porque se dan de inteligente la gente pero eso ni la pensaron, había cientos, que digo, miles de pilas, usadas ya sé que por eso la tiran, pero preciosas, de colores, grandes, mediana, chiquita, chiquitita, y acarreaba a la casa, me hacía viajes llevando en una bolsa pilas, no comía por llevar las pilas antes que se den en cuenta, Cirilo preguntaba qué era esa parvada de pilas en el techo, y yo le decía están secándose al sol, como la yerba ¿vió? Se recargan al sol, ¡todos necesitamos recargarnos al sol! ¿no? Porque bajo tierra se descuajeringan, se abren y sale un líquido pegajoso y verde igual que ácido, así que calentitas al sol, y salgo a vender al barrio y me compran, lógico a menos de la mitad de lo que valen en el mercado, ¡Oh yo, estoy hablando como empresaria! Así que me fui haciendo de unos pesos y lo único que quería era que el solcito no se apague, porque era mi sol de vida, yo las trataba de bien a las pilitas, en el techo después en el colchón afuera para que tomen sol, y el Cirilo encima se quejaba de que había olor rancio, de que dormía sobre elástico por falta de colchón, que no se podía caminar de pilas por todos lados, que yo no lo atendía como debía, fíjese el ladrillento venir a imponerse después que una hace lo indecible por apechugar el pan, el señor, peor me encaprichaba y todo el día trajinaba con las pilas, apartando las secas de las mojadas; y decía con razón el Cirilo, en eso le doy la razón, que cualquier día nos patearía la electricidá de tantas pilas que había apiladas, y yo le contestaba que bien nos vendría un choque eléctrico como hacen con los locos, a ver si nos cambia el destino, fíjese. No hay que llamar a la desgracia, ¡si yo hubiera sabido qué razón tenía mi amorcito el Cirilo!, que cuando se desató la tormenta no tuve tiempo de recoger las pilas del techo ni las del colchón, y él estaba acostado en la cama de bronce pelada, una grandota comprada de pichincha en una casa de remate, ni sintió pobrecito, y yo intentando salir, y se oyó un estruendo terrible, y una batucada infernal en las chapas, después supe que había caído un rayo, y disparaba la electricidá por el rancho, por las paredes, había un olor a chamusque, a mí me dio unas cuantas sacudidas y me tiró al piso donde patinaba en un líquido verde, y se me dio por atacarme de la risa, tenía el pelo todo ardido, y las cejas, fíjese, venía como sombreada sin pelo, y las pilas reventaban en un chisperío como fiesta de fin de año. Y también Cirilo cuando lo ví la piel de tigre en rayas azules, y los músculo aleteaban como gallina degollada, se me congeló la risa y el bigotito quedó colgado del labio fíjese donde vine a descubrir que era falso, y grité ¡¡Cirilo!! ¡No te mueras!! Tuve un impulso de abrazarlo pero pensando bien no me animé a tocarlo no vaya a ser que me pase la electricidá, y se me fue nomás, y así como estaba medio desnuda, salí a pedir ayuda en la oscuridá, con mi linterna de luz roja que uso para encandilar mosquito y la gente estaba loca de miedo porque corrían, y ya no había más tormenta pero huían con espanto de algo parece, y había sido que corrían de mí, me veían y rajaban, y les grité ¡Socorro! ¡Soy yo… Mariluz! Y más se escondían como si fuera leprosa, y seguí caminado, entonces me toqué la cabeza y se me caían los mechones, y mi piel era de un verde reluciente, más la linterna roja, entonces me dije: la pucha estoy como un arbolito de navidad.

Y lo grandioso: cuando toco algo chispeo como hornalla que se prende en cocina moderna y con eso cargo las pilas, ¡fíjese! ¡Con estas manos!

¡Ahí vienen los señores de la empresa! Me quieren llevar a la fábrica, un buen sueldo parece. Pero a mí me gusta el aire natural. Y voseo en la plaza:

¡Vea señora: estas pilas están cargadas con un rayo! ¡Duran esta vida y la otra, por supuesto!

Raúl Novau

Versión teatral inédita del cuento “Romualda se pone las pilas” que integra el libro de cuentos “Brumas del Cántaro”. Novau ha publicado los libros ”Cuentos culpables” (1985); ”Loba en tobuna” (1990); ”Cuentos animalarios” (2000); ”Liberia” (2010); ”Palitos cruzados” (2017) entre otros.

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