Día Mundial del Medio Ambiente
Desde el 5 de junio de 1974 se celebra el Día Mundial del Medio Ambiente, fecha establecida por la Organización Mundial de las Naciones Unidas (ONU), mediante la resolución implementada en la Conferencia de Estocolmo el 15 de diciembre de 1972. La intención fue otorgar conciencia por el cuidado de nuestro planeta respondiendo a la pregunta ¿si no lo hacemos nosotros, quién lo hará?
La resolución tuvo el manifiesto objetivo de eliminar el calentamiento global y detener sus perniciosos efectos en la salud humana y la del planeta teniendo presente que, en la actualidad, nueve de cada diez personas en el mundo están expuestas a niveles de contaminación como nunca antes.
Ya en los años sesenta del siglo pasado nuestros profesores de la Facultad de Veterinaria nos advertían: “Las enfermedades consideradas exóticas de los climas tropicales alguna vez estarán entre nosotros. Debemos estar preparados. Les atrae la ‘contaminación ambiental’, la humedad, el calor tórrido, la deforestación, la basura, las aguas estancadas y el elevado crecimiento y hacinamiento promiscuo de la población humana y animal”.
Apenas pasaron sesenta años de aquellas advertencias y los temores, de aquellos sabios profesores, son realidades.
Y la realidad indica que la tierra como nunca antes ha sufrido cambios climáticos por efecto de la acción del hombre. En las últimas décadas el deterioro de la capa de ozono ha originado un aumento progresivo de las temperaturas en todas las regiones del mundo y demás efectos perniciosos.
Se lee en la revista Naturaleza que este período coincide con los mayores niveles de industrialización, desarrollo y avances tecnológicos en la historia de la humanidad. Concluye: Si nuestra vida se ha vuelto más llena de vida, es por la sencilla razón que fue a costa del equilibrio medioambiental. Entonces, los pensantes actuales dijeron: es necesario armonizar el desarrollo industrial con el bienestar del entorno en que convivimos. Hoy en día, el calentamiento global es el gran reto al que se enfrenta el planeta.
Repasando lecturas de la ‘Ecología del Renacimiento’, de Antonio Brailovski, se lee que a partir de aquel momento cambia la visión del hombre sobre sí mismo y sobre su entorno. Dios deja de ser el centro del mundo y el hombre se apodera de ese lugar. El dibujo de Leonardo da Vinci, el hombre de Vitruvio (1490), ilustra su concepción: un hombre desnudo, con brazos y piernas abiertos, inscripto a la vez en un círculo y un rectángulo, con la soberbia del centro del mundo que pasa por su ombligo. En 1492, con el descubrimiento de un nuevo continente, el mundo se ensancha y da comienzo a una gran depredación de árboles en Europa. La presión sobre los bosques aumenta porque necesitan las nuevas ciudades y el auge de la metalurgia. Las infinitas guerras religiosas consumirán bosques enteros en maniobras, incendios y máquinas militares. La madera en especial de la construcción su vuelve el principal artículo de intercambio. Luego se traerá madera de las colonias de ultramar. El auge del descubrimiento significa presión sobre los bosques de Europa, pues, en la construcción de los barcos que conquistan el mundo, están los árboles del viejo continente. En el medio Oriente el cedro, símbolo del Líbano expuesto en su bandera, solo quedaron vestigios de los otrora inmensos bosques depredado por el hombre. El legendario cedro del Líbano es el árbol más antiguo registrado en la historia humana, siendo el primero en ser mencionado hace unos 4500 años. Los faraones egipcios y otras antiguas civilizaciones del Mediterráneo usaron esa madera para construir palacios, templos y barcos. Siglos después el planeta tierra tiene gran problema debido a la gran deforestación, a la tala ilegal y al fuego que todo destruye. Por estos tres factores, producto de la nefasta acción del hombre, ya se ha eliminado la mitad de los árboles del planeta.
Según estudios, hay dos causas que originan el calentamiento global. Una, inherente a ciclos propios de la tierra como parte del sistema solar y de sus transformaciones. Pero no son suficiente para provocar el calentamiento global actual. Por el contrario, las artificiales derivadas de la acción del hombre son las que importan y originan los grandes cataclismos, a saber:
1) Gases de efecto invernadero. Básicamente es la emisión de dióxido de carbono. En la actualidad es el elemento más nocivo para la estabilidad del planeta. En América son dos los principales países emisores: Estados Unidos y Brasil. En Asia China e Indonesia se llevan los palmarés, y en Europa la principal causante es Rusia, agravado por los gases de las bombas en la invasión a Ucrania.
2) Deforestación. Los árboles desempeñan un papel muy importante en el equilibrio ambiental, ya que convierten el dióxido de carbono en oxígeno. Al haber menos árboles, los niveles de CO2 en la atmósfera aumentan y favorecen el deterioro de la capa de ozono. En el mundo hay tres billones de árboles, 422 por persona según el recuento más preciso hasta la fecha, a este ritmo de deforestación, desaparecerán en 300 años.
3) Uso de fertilizantes en el campo. La superpoblación de la Tierra junto con otros motivos plantea nuevos retos, entre ellos el de la producción de alimentos. En su afán por cubrir una demanda cada vez más amplia, la gran mayoría de las empresas de la industria alimentaria emplean fertilizantes para aumentar los niveles de producción de alimentos. Dichos fertilizantes están elaborados a base de óxido de nitrógeno, que es incluso más perjudicial que el dióxido de carbono, y generan daños adicionales en los propios campos de cultivo.
¡Salvemos el planeta! fue el objetivo de la COP26, órgano creado por la ONU en 1992, cuyo objetivo es lograr compromisos de acción a fin de mantener el calentamiento global por debajo de 2º, y alcanzar 1,5º para evitar una catástrofe climática. La meta es continuar reduciendo emisiones hasta que se llegue a cero neto en 2050.
Muchos no estaremos, pero desde ya, roguemos que se cumpla.
