Entrevista a Sandra Ozuna, directora de Cibercrimen

Cómo evitar la ingeniería social delictiva y así poder identificar estafas

La plataforma más utilizada para distintos tipos de engaños con compra y venta de productos es la red de mensajería WhatsApp
domingo 29 de mayo de 2022 | 6:05hs.
Cómo evitar la ingeniería social delictiva y así poder identificar estafas
Cómo evitar la ingeniería social delictiva y así poder identificar estafas

En Misiones, con la llegada de la pandemia del Covid 19, y como muchas otras actividades ilícitas que existen en el país, quienes se escudan detrás de un dispositivo informático para realizar estafas de todo tipo debieron readaptar sus formas de captar y engañar a sus víctimas.

Los denominados cuentos del tío o secuestros virtuales fueron decreciendo en cantidad de casos alertados en los medios de comunicación, aunque lejos de frenar la actividad sí fueron reemplazados por otros artilugios y puestas en escena no menos eficientes por parte de delincuentes virtuales que desde la clandestinidad nunca bajaron los brazos y se readaptaron a los tiempos que corren para sacarle el mayor provecho a la necesidad de una persona. 

En ese aspecto, desde hace más de diez años formando parte, en un principio de la antigua División Delitos Informáticos y hoy como directora de Cibercrimen de la Policía de Misiones, la comisario inspector Sandra Marilyn Ozuna es una de las personas más indicadas para hablar del tema de las estafas en la provincia.

Desde su óptica, todo tipo de prevención para evitar caer en engaños inescrupulosos es hablar y contar, lastimosamente, a partir de casos reales. Es decir, educar en qué podemos confiar y en qué no. El trabajo en la educación ante este tipo de delitos es la clave. 

En primera instancia, Ozuna comentó que en sí el delito de estafa es el mismo de siempre, pero lo que cambió en el contexto de pandemia es una necesidad del delincuente en adaptarse a los medios o mecanismos virtuales para cometer el delito.

“Años atrás teníamos lo que conocíamos como el cuento del tío, entonces llegaban a la casa de la abuelita y le decían que iban a cambiar los billetes, la denominación, que iba a suceder un corralito, etcétera. Entonces el abuelito le daba toda la plata que tenía debajo del colchón. Esa modalidad de estafa cambió porque el delincuente empezó a utilizar los medios informáticos”, sostuvo la funcionaria. 

Destacó que hoy en día la plataforma más utilizada para este tipo de actividad es el WhatsApp y señaló que a partir de una comunicación que puede dispararse a partir de la compra o venta de un producto se puede solicitar una transferencia y que desde ese punto pueden ocurrir dos cosas.

Una de ellas, la más común por estos tiempos, es que esa persona desconocida te diga que te transfirió de más al momento de la transacción. 

Por lo general el famoso error de la colocación de un cero de más es el ardid más utilizado en este tipo de engaños en donde quien supuestamente se equivocó en el monto total te envía audios desesperados y en total estado de crisis nerviosa para que le devuelvas la diferencia de más.

“Entonces el vendedor que actúa de buena fe se preocupa, ve que tiene de más en su cuenta y entonces le pide a ese desconocido un CBU para transferir. Allí, el delincuente opta por ser más creíble y le dice a la persona que se cobre el monto que equivale la transacción que estaban intentando hacer. Entonces el vendedor, o la víctima en este caso, accede hacer la transferencia de la diferencia y después, a los días siguientes o al mes siguiente, se percata que fue víctima de una estafa porque le han sacado un préstamo. Ese monto que se le depositó no es producto de un error sino es un préstamo que se le ha sacado de forma virtual en cualquier entidad financiera”. 

Por otro lado, destacó que otro mecanismo muy utilizado en la actualidad tiene que ver mucho con la víctima en sí, es decir, en la responsabilidad del damnificado en proporcionar información sensible como es el código de validación de Whatsapp.

“Por ejemplo, estoy vendiendo un juego de mesa y el comprador te dice voy a pasar con el camión a buscar. Necesito que me pases el código de validación para cambiar mi hoja de ruta, te dicen, que te va llegar un código que es mi hoja de ruta. Allí, la víctima accede a ese código e inmediatamente pierde Whatsapps. Porque lo que no se da cuenta en el afán de vender es que le está dando el código de validación de seis dígitos. A partir de que ingrese a la cuenta de WhatsApp o de Instagram lo que hacen es ofrecer la venta de moneda extranjera, dólares, y muchísima gente transfiere porque piensa que esa persona es de confianza”, añadió. 

Y agregó que en este como en los demás tipos de estafa “está en nosotros los usuarios el poder evitar esto. Si me están dando un CBU para transferir el dinero que estoy comprando ese CBU mínimamente tiene que ser de la persona con la que estoy hablando. Ese tiene que ser el primer disparador de alerta de con quién estoy hablando. Hemos tenido casos que han transferido sumas exorbitantes sin tomar el más mínimo recaudo de llamarle a la persona”. 

“Lamentablemente tiene que ver con el movimiento bancario, el día. Si es una suma importante de dinero lo hacen los viernes. Si usted hace una compra con débito un sábado a la mañana no impacta en su cuenta hasta el lunes o el primer día hábil, allí recién uno no se da cuenta que le sacaron un préstamo o le hicieron una compra. Eso es ingeniería social”, agregó. 

Proceso de captación

Generalmente, la gran mayoría de quienes se dedican a estafar utilizan la red social Whatsapp. Aunque el proceso de captación de posibles víctimas siempre es a través de Facebook o por alguna plataforma de compra y venta en donde uno está ofreciendo algo y aparece una persona interesada y que inmediatamente nos lleva a la comunicación por la “apps verde”.

“Darle el CBU a una persona no está mal. No está mal en una persona que relativamente se cuida en sus redes sociales. Si yo en mi red social tengo la fecha de mi cumpleaños, mi número de teléfono o información muy sensible es muy probable que un delincuente haga una ingeniería social. Lo que implica hacer una investigación mínima de una persona es cuestión de horas, saber dónde trabajás, cuánto gana, su número de Cuil, su obra social, si tiene hijos”, apuntó Ozuna. 

El estudio de casos sostiene que el delincuente está al acecho de quien pregunta. Pasa en telefonía, pasa en sitios de compra y venta. O también en consultas por cuestiones vinculadas con la Anses.

Sobre esto, Ozuna comentó que “ahora con el bono de refuerzo se juega con la desesperación de la gente. La gente está esperando eso y por ahí da información y no tiene el recaudo de ver a quién le estoy dando esa información”.  

Es aquí donde aparecen los formularios truchos o también conocidos como fishing. “Un fishing es cuando una persona carga todos sus datos en un formulario ficticio que se genera a través de una página. Formularios ficticios para obtener esa información o de una entidad real, se linkea a otra página espejo con logos que simulan ser de una página de una entidad financiera”. 

La estratégia utilizada para buscar engañar siempre tiene mucho que ver con el tema del momento. Fue a comienzos de la pandemia, por citar un ejemplo, los turnos para vacunación. “Uno para vacunarse cargaba datos en cualquier formulario que le daban y no se sabe a dónde fueron a parar esos datos”, señaló la comisario y puntualizó que “no hay una franja etaria, porque si bien antes se decía que esto sólo le pasaba a los adultos mayores porque desde el momento en que percibimos un ingreso, desde los 18 a los 65 años, hemos recibido casos. No hay una franja que sea más vulnerable”.

Por último destacó que gracias a la colaboración de los juzgados se han logrado frenar y bloquear múltiples maniobras fraudulentas en el último tiempos. 

 

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