Ñande Reko Rapyta (Nuestras raíces)

Cementerio La Piedad de Posadas

viernes 20 de mayo de 2022 | 6:00hs.

Cuando se oficializó la fundación de Trinchera de San José -nombre anterior de la ciudad de Posadas– existían algunos enterratorios, el llamado “Cementerio de los Paraguayos” estaba en inmediaciones de la actual Plaza 9 de Julio, otro se ubicaba en cercanías de la actual Escuela Normal Mixta Estados Unidos de Brasil -que supo ser una de las cuatro plazas demarcadas inicialmente por Francisco Lezcano- y un tercero estaba en la zona donde, años más tarde, se construiría la Estación del Ferrocarril.

Cuando se constituyó el Primer Concejo Municipal de Trinchera de San José, en octubre de 1872, uno de los temas tratados en las primeras sesiones fue el traslado del “camposanto” que se encontraba en cercanías de la Plaza 9 de Julio, y dado la mensura realizada meses antes, había quedado en medio del pueblo.

En el mes de abril de 1873 se dictó el instrumento legal para reubicar el Cementerio en la Chacra N°42 ó 47 dado que, debido al crecimiento constante de la población, el mismo se situaba en la zona céntrica - de acuerdo al Libro de Actas Históricas N° 1, se firmó un contrato para realizar el traslado de los restos del cementerio, en el renglón donde se anotó el número de chacra, el espacio de la unidad quedó en blanco, por lo tanto el/los datos de las chacras se tomaron de publicaciones posteriores y no coinciden en muchos casos -.

Así en el mes de junio de 1873 con carruajes y por la suma de veinte patacones, se efectuó el traslado a la zona delimitada; a continuación, se realizaron los trabajos necesarios para emparejar el terreno antes ocupado; solo dos años más tarde la Corporación Municipal tomó conocimiento del “estado ruinoso” de la necrópolis, se dispusieron fondos para concretar arreglos y reparaciones, pero la falta de espacio para las inhumaciones visibilizó la necesidad de un nuevo emplazamiento.

En el mes de marzo del año 1877 comenzaron a tratar la nueva mudanza del cementerio; se invitó a los vecinos a trasladar los restos de sus familiares al nuevo emplazamiento, hecho que se llevó a cabo en el mes de octubre de 1879 hacia la Chacra N° 60 – delimitada actualmente por las avenidas Almirante Brown, Tomás Guido, Martín Fierro y Santa Catalina -; el 1° de noviembre de ese año se lo inauguró oficialmente.

En setiembre de 1896, la Municipalidad llamó a licitación para erigir una Sala Mortuoria y el 2 de julio de 1897 se convocó a otra para construir una Capilla y Depósito de Cadáveres; también se dispuso ampliar el sector destinado a la necrópolis y se le adjudicó la chacra completa; el Concejo Municipal modificó la Ordenanza sobre enajenación de sepulturas y eso permitió un manejo más ordenado y “moderno” de las instalaciones.

En el año 1934 el arquitecto Alejandro Bustillo realizó el proyecto del Pórtico del Cementerio, que se materializó varios años después durante la gestión del Comisionado Municipal Ingeniero Luis S. E. Coll (setiembre de 1943 - abril de 1947) y se le dio el aspecto señorial que conocemos.

En esa administración municipal se realizaron los trabajos de construcción del Pórtico -declarado Patrimonio Histórico local posteriormente-, se cubrió una superficie de doscientos veinte metros cuadrados, repartidos en el hall de entrada, con dos cuerpos laterales donde se alojan la necrópolis y las oficinas de la administración.

Esta obra se efectuó bajo la dirección de la Oficina Técnica capitalina; los cielorrasos se hicieron en yeso reemplazando el metal desplegado de la subestructura por cañas tacuara.

Se inauguró en el mes de noviembre del año 1945 y rápidamente se constituyó como una característica importante del Cementerio La Piedad, una fachada imponente, un magnífico frente de estilo ecléctico, cuatro columnas toscanas con capiteles circulares, arcos laterales, cornisamento recto con remate horizontal, en contraposición con la idea del clásico tímpano, y se constituyó como el nuevo acceso al sitio.

En esa época se sumó la Cruz Mayor de mampostería en reemplazo de la de madera existente, también afectada por el paso del tiempo.

En 1992, el Concejo Deliberante aprobó -con los votos justos– la construcción de un crematorio en el predio del cementerio, infructuosas tratativas de la Curia católica de entonces, demoraron primero y lograron fuera desestimado el proyecto después; hasta hace unos pocos años, el área dispuesta para esa obra estuvo reservada.

Varias sepulturas han sido reconocidas como Patrimonio Histórico Cultural local: el Mausoleo del Dr. Juan Ramón de Madariaga y Hormaza, Alcibíades Alarcón, Manuel A. Ramírez; en los últimos tiempos se han incorporado murales – homenaje en varios espacios de la necrópolis, se destacan el de los Veteranos de Malvinas, el realizado a los docentes misioneros y el recordatorio de la artista y profesora Teresa Warenycia.

A pesar de tener ciento cuarenta y dos años, el cementerio público posadeño no ha perdido su característica pueblerina, panteones centenarios en su mayoría, sepulturas sectorizadas, un pequeño osario, nicheras de una sola planta…como corresponde a los lugares donde la realidad de la pérdida irreparable y los miedos y creencias se entrecruzan, cientos de historias de aparecidos y anécdotas de “otras vidas” van y vienen entre el vecindario.

Desde hace unos años, se realizan paseos programados por las calles internas de la necrópolis, con buena respuesta de los curiosos e interesados en conocer un poco de nuestra historia local a través de un circuito preparado y cuidado, todavía esperamos concretar un recorrido similar nocturno, como se puede disfrutar en otras capitales de provincia.

¡Hasta el próximo viernes!

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