Ganadería: bienvenido Plan GaNar

miércoles 18 de mayo de 2022 | 6:00hs.

ulián Domínguez, el ministro de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación, presentó el plan GanAr 2022-2023 para generar previsibilidad y confianza a la ganadería argentina. Fue en un encuentro con los titulares de las cuatro entidades agropecuarias (CRA, Coninagro, SRA, FAA). El plan, que establece un esquema de beneficios directo para los productores, consta de una línea de créditos por 100 mil millones de pesos a tasa subsidiada para aumentar la productividad; el sostenimiento de los cortes preferidos para el mercado interno a precios accesibles; la creación con rango institucional de un Consejo Consultivo con representantes de toda la cadena; y un nuevo esquema de exportaciones destinado a mercados emergentes.

En su época, el Banco de la Provincia de Misiones, merced al Plan de Fomento Ganadero aprobado por Decreto 186/74, otorgó una línea de crédito similar a cuatro años de plazo y con uno de gracia, es decir, el tomador comenzaba a devolver al año de haberlo obtenido.

El ministro Domínguez, conocedor de la decadente ganadería nacional, no querrá dejar el gobierno sin antes dar inicio a la puntada inicial de recuperar el stock ganadero afectado desde el tsunami de la llamada guerra con el campo. Ésta comenzó con el anuncio en marzo de 2008 mediante la circular 125  por parte de Martín Lousteau, entonces ministro de Economía de Cristina Kirchner, aplicando un sistema de retenciones móviles para el agro con foco en la soja, por la cual subía la alícuota del 35% al 44%, hasta alcanzar un tope de 48%. Para el campo representaba una medida confiscatoria y, a raíz de ello, el sector agropecuario inició un paro que duró cuatro meses. A partir de ese momento, impensado en Argentina, año 2008, como acto reflejo de esta crisis, la ganadería empezó a disminuir en cantidad de animales bovinos en forma progresiva pues, de 57,5 millones de cabezas en existencia, cayó en fase de liquidación a 48 millones en 2011, siendo el menor volumen registrado de los últimos 10 años.

A partir de 2011 comienza la recomposición de la ganadería hasta alcanzar los 54,5 millones de cabezas actuales.

Haciendo un análisis de la evolución de la ganadería argentina en los últimos cincuenta años, se observa que las existencias de ganado bovino no han sufrido oscilaciones de importancia, salvo el período 2008-2011, manifestando variaciones relativas sin una tendencia definida. En el mismo período la población argentina experimentó durante la segunda mitad del siglo XX un crecimiento poblacional del 127%, mientras que el stock bovino creció un 19%, lo que determina que en la década del 50 nuestro país contara con aproximadamente 2,56 vacunos por habitante, siendo hoy esa relación de 1,2 cabeza bovina por habitante.  

En mayo de 1999, en Colonia Caroya se dio el último pinchazo de la vacunación contra la aftosa. De esa manera argentina lograba el estatus de libre de ese mal pecuario ante la OIE (Organización Internacional de Epizootia). Esa campaña fue única. De impecable ejecución, conmovió la impresionante movilización de vacunadores desparramados por el país, dirigidos por el Senasa. Como marabunta allá iban por llanuras, montes, bañados, quebradas, cerros, espinillares, en zonas desérticas y de arenisca. Con sol abrasador, frío, viento, barro, y por caminos imposibles de transitar, pero siempre llegando, a caballo, mula, a pie y hasta en motocicletas por los senderos selváticos de Salta, Misiones, Tucumán, Chaco. Se llegó a vacunar a 60 millones de bovinos, registro que jamás fue superado, demostrativo del retroceso de la ganadería con la actual cifra existente.

Cada vez que ocurren tribulaciones en la producción ganadera y se entorpece el comercio de la carne, trasunta la importancia de ejecutar un plan racional direccionado a encontrar soluciones. En la crisis posterior del año 2008, hay quienes propugnaron imitar los programas ganaderos exitosos de Uruguay o de Brasil. A los uruguayos hay que dejarlos tranquilos, comparativamente tienen campos similares a la pampa húmeda y como tal diseñaron sus programas. ¿Y los brasileros? Sobre una población bovina mediocre, aplicaron selección zootécnica, distribuyeron créditos a largo plazo y cruzaron el rústico bovino con los mejores ejemplares importados de la India y crearon un magnífico ejemplar: el Nelore. A partir de ese animal iniciaron el camino de la epopeya pecuaria más grande conocida, que permitió elevar los 75 millones de cabezas de los años cincuenta a los 214 millones de la actualidad. Y estos dos países, junto a Paraguay, por la prohibición de exportar carne en nuestro país, ocuparon nuestros cupos internacionales.

Debemos señalar que al incrementarse las formalidades para exportar, representa un freno que asesta un golpe a la ganadería, altera las reglas de juego y genera inconvenientes en un negocio donde es sumamente importante la estabilidad y seriedad a largo plazo. Al contrario de la trama, la situación endeble argentina ha tenido efectos positivos para los países vecinos y competidores en la industria cárnica. Lo confirma Fernando Pérez Abella, presidente del Instituto Nacional de Carnes de Uruguay (Inac) cuando expresara a los medios: “No queremos decir que nos beneficiamos de la desgracia ajena, sino que tenemos luz propia. La competencia es sana. Claro que, si la situación está de esta manera, la vamos a usar”.

Entonces, se deduce, que debemos dar la bienvenida al plan GanAr presentado por el ministro Julián Domínguez, y roguemos que los odiadores del campo no boicoteen.

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