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Buenos aires litoraleños

Fusión de vanguardia que nace del río

Yopará Guazú se definen, por la gran mezcla de culturas. La tradicional guitarra criolla y el saxofón visitante forman este dúo que revisita los clásicos del Litoral y les da otro ímpetu

miércoles 18 de mayo de 2022 | 6:00hs.
Fusión de vanguardia que  nace del río

Lo purista está en jaque. ¿Qué es en sí un sonido puro cuando todos estamos atravesados por infinidad de influencias, trasfondos y más?

Desde esa idea de mestizaje, pero descubriendo una identidad pulcra y propia, se cocinó esta especie de guiso carrero, abanico de colores, texturas y sabores sólo con dos ingredientes, saxo y guitarra. Una fusión para nada corriente en el género litoraleño.

El misionero Gastón Mayol en guitarra y el porteño Pablo Fidel Broide en saxofón, flauta y voz forman Yopará Guazú, un plato original que invita a una segunda vuelta.

Creando una plácida atmósfera onírica que envuelve, el dúo combina los sones aterciopelados del saxo y lo terrenal de la guitarra chamamesera. Si bien hoy desandan un camino a la par, al unísono, la búsqueda sonora no fue fácil, tal como detallaron los protagonistas.

‘‘Ya arrancamos en una zona de incomfort’’, relató Broide, que se enamoró de la música litoraleña a la vera del Río de la Plata. ‘‘El saxo siempre fue ajeno, sin escuela, y entonces esto lo fuimos armando como pudimos y un poco como quisimos’’, agregó Mayol, posadeño neto.

Gastón venía de tener un proyecto de cuarteto enfocado en los ritmos locales, con guitarra, saxo, percusión y contrabajo y Pablo, al enterarse, decidió sumarse de alguna manera a la propuesta. Finalmente las causalidades de la vida los terminó por configurar en el atípico dúo.

Juntos desde hace unos seis años, hoy la ‘relación’ es a distancia, porque Gastón está en Posadas y Pablo en Buenos Aires, pero se ingenian para coincidir en presentaciones como la que se dio este fin de semana en la capital misionera.

 Parte de una minigira por la región, en ambiente intimista, familiar y por demás ameno, Yopará compartió fecha con otro virtuoso dúo, Jugo de Tigre, y ofreció parte del repertorio que condensan en un EP.  Composiciones propias, reversiones de Vicente Cidade, Raúl Barboza, Ramón Ayala y Ramón Castillo, entre otros, se desatan en este experimento que denominan Sin Receta.

A pesar de no tener mapa, antecedente o escuela, la dedicación de estos jóvenes vanguardistas le da una vuelta de tuerca al chamamé, el gualambao, la guarania más tradicional y lo convierte en un soundtrack de película.

‘‘Fue y es un desafío hermoso porque te lleva a encontrar lugares de tu instrumento y tu musicalidad que no explorarías si no’’, entendió Broide al detallar lo complejo de encaminar la línea melódica del saxo al estilo norteño. ‘‘De pronto somos dos y había muchos vacíos hasta que nos acostumbramos a la sonoridad del dúo. Cada recurso que tenemos lo explotamos y le buscamos la vuelta’’, agregó Mayol.

El resultado de su música, sin embargo, invade el ambiente y el alma. Obliga a detenerse y escuchar, ser parte. Mimetiza la vibra corporal con la de sus acordes y transporta a un lugar de calma, entre selvática y urbana.

He sido tal vez una rama de árbol, una sombra de pájaro, el reflejo del río, dicen en Al Final, uno de sus gualambaos.

Enfatizando su jugar como visitante, Broide -que también es parte de la orquesta La Delio Valdez- destaca que ‘‘la música de esta zona tiene mucho para compartir al resto de Sudamérica por lo menos, y al mundo’’.

‘‘Yo no tenía esta música en la infancia y de repente la encontré y me metí en un mundo hermoso musicalmente’’, sumó y explicó que al principio lo miraban de reojo por ser porteño y tocar chamamé. La pregunta obligada era si tenía antecedentes correntinos o en la zona. ‘‘De repente tocás zamba y nadie te pregunta si sos pariente de tucumanos, entonces hay una cosa de que se abra toda esta riqueza del Nordeste y está pasando eso’’, coincidieron los músicos en la necesidad de la evolución.

Ser conscientes de las raíces es parte del proceso y del crecimiento que desprenden.

‘‘La música es algo vivo, pertenece a un momento, a un espacio, a un montón de valores que nos atraviesan, formas de ver, de escuchar, a los sonidos…  la sonoridad en la que vivimos inmersos hoy es completamente distinta. La Posadas del ayer, de la que habla Ramón es totalmente distinta. Entonces tratamos con el dúo de ir a buscar las raíces, ir a beber de la fuente para aprender. Pero después no pretendo que salga lo mismo porque voy a fracasar. Entonces es soltar y que sea lo que sale pero sabiendo que fui a beber de la fuente’’, resumió Broide.

Además del ingenio y las horas de trabajo que empeñó el dúo, la versatilidad de los sones litoraleños queda explícita en propuestas como la de los Yopará Guazú. Una inevitable vanguardia trae una nueva comunión, nuevas maneras de encontrarse con la tierra roja, el monte, el río.

Historia de los migrantes que van tejiendo esa gruesa urdimbre. Nació del barro mi viejo barrio, polca tango y chamamé deslizan a modo de síntesis en Los Dos Puentes.

Una confluencia de serenidad y algarabía, de monte y ciudad, de vivencias cruzadas y experiencias nuevas, con aires de antaño que invitan a bailar hasta al suelo, aunque suene distinto.

Así, descongelando estructuras, Yopará Guazú abre camino en la música mesopotámica, esa que se inspira rodeada de ríos. Como nuevas aguas corren siempre, hasta el caudal más tradicional revive en un nuevo crepitar sonoro.


Para agendar

Polca, tango y chamamé El dúo tiene canal de Spotify y en YouTube proyectan subir más audiovisuales de sus presentaciones en vivo y algunas producciones especiales. El material que construyeron musicalmente tendrá forma de EP.

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