Trastornos y conflictos vinculares, principales diagnósticos

Ansiedad y depresión, secuelas psicológicas poscovid

Profesionales señalan que hay una demanda muy marcada de padecimientos mentales tanto en la población que se infectó como en los adolescentes en general
miércoles 18 de mayo de 2022 | 6:06hs.

La pandemia no terminó. De hecho, el país atraviesa la cuarta ola de contagios de Covid-19, según confirmó la ministra de Salud, Carla Vizzotti. Sin embargo, gracias al avance de la vacunación, las condiciones son otras, muy diferentes al 2020, cuando las restricciones cambiaron la vida cotidiana.

El virus causó 15 millones de muertes en el mundo y un sinnúmero de secuelas físicas, sobre todo en aquellos que padecieron la enfermedad al punto de necesitar asistencia respiratoria mecánica (ARM). Si bien pareciera que lo más difícil quedó atrás y el actual escenario es de convivencia con la enfermedad -ya con todas las actividades liberadas-, hay otro impacto que sigue latente: las secuelas psicológicas.

Trastornos de ansiedad, depresión y conflictos vinculares representan una demanda en alza en los consultorios tanto del sector público como el privado. “Lo que vimos a partir de la pandemia fue un incremento muy marcado de los padecimientos mentales. En ese sentido, las estadísticas son muy notorias. Aumentó el porcentaje de diagnósticos de ansiedad y depresión que, hoy en día, rondan el 30% de los diagnósticos. Esto, a su vez, se distribuye estadísticamente en ciertos sectores que se vieron más golpeados”, sostuvo, en diálogo con El Territorio, Nicolás Aranda, director de Salud Mental del Ministerio de Salud Pública de Misiones.

En esa línea, aclaró que en período de prepandemia del total de consultas, entre el 15% y el 16% era por las dolencias mencionadas, depresión o ansiedad, del total de diagnósticos”.

“Se piensa al Covid-19 como un escenario de emergencia o catástrofe, que tiene grupos más vulnerables: niños, niñas y adolescentes, población de adultos mayores, personas que ya venían con algún padecimiento mental y el personal que venía con más contacto fue el más afectado, que es el personal de salud”, describió al tiempo que agregó: “Vemos, hoy en día, con la salida de ciertas medidas de restricción, un gran aumento de demanda y una especie de explosión de casos de padecimiento mental”.

Consultado sobre si el impacto es exclusivamente en aquellos pacientes que se contagiaron en los períodos de alta circulación de contagios, respondió: “Se ha visto que quien estuvo contagiado de coronavirus tiene más predisposición a presentar ansiedad, sobre todo, y otros posibles efectos, como depresión. Quien padeció la enfermedad, así como se hablaba de tener mayor propensión a episodios cardíacos o problemas respiratorios en el plazo de los seis meses, también se habla de cierta prevalencia en diagnósticos de salud mental. Es más vulnerable quien atravesó el virus que quien no”.

Por su parte, Marcela Bareiro, presidenta del Colegio de Psicólogos de Misiones, señaló que “la pandemia vino a marcar un cambio en nuestra forma de vida. Eso fue tener que empezar a validar un poco la importancia de la salud mental. Si bien el concepto de Salud de la Organización Mundial de la Salud (OMS) define a la salud física-psíquica-espiritual-social, no se le daba el valor a la salud mental como tal. La pandemia nos vino a demostrar que hay cuestiones tan importantes, como la salud mental, que deben ser tenidas en cuenta desde el principio, no cuando el paciente empieza a experimentar dificultades para realizar su vida habitual”.

“Creo que los principales síntomas que han quedado son los ataques de pánico y trastornos de ansiedad. No cualquier persona tiene un trastorno mental, tiene que haber ciertos componentes preexistentes en el sujeto. Nada es determinante totalmente. Lo que pasó con la pandemia, con un cambio tan repentino y abrupto, fue acrecentar los síntomas que las personas tenían. Fue muy difícil quedarnos en casa y no relacionarnos para nosotros, que somos mucho del abrazo, el beso y un mate. Cambiaron todos nuestros hábitos en un día” explicó la profesional.

“Además de los trastornos de ansiedad, los obsesivos compulsivos, el miedo al re-contagio, también se acrecentaron muchísimo las consultas en casos de conflictos vinculares: terapia de parejas o terapia familiar. Hay un paciente que tiene algún problema y la diferencia principal que establece la pandemia es que nadie está exento, incluso nosotros como profesionales”, señaló la psicóloga.

Atención en el sector público

Aranda detalló que  todos los hospitales nivel III de la provincia tienen equipo de Salud Mental, algunos con más personal y otros con menos. “También estamos con unos 16 hospitales nivel I que tienen atención psicológica o seguimiento por trabajador social. Después en Zona Capital tenemos alrededor de diez Caps con atención psicológica”, dijo.

“Varios municipios tienen también espacios de atención psicológica, en algunos CIC, con los que trabajamos en conjunto para facilitar. El espíritu es que haya accesibilidad: que la persona pueda realizar un tratamiento lo más cerca de su domicilio posible”.

Respecto a la cantidad de consultas en el sector público, señaló: “Va a variar dependiendo del espacio y de cada caso, pero los psicólogos rondan más o menos de ocho turnos para arriba. En psiquiatría la demanda es un poco mayor, rondando desde los doce o trece. Por ejemplo, en Eldorado tenemos una psiquiatra que atiende hasta a catorce pacientes, dependiendo de la demanda”. 

“Nos gustaría poder contar con más recursos. Esto no es una cuestión puntual de decisión política, sino que hay escasez de personal formado, tenemos pocos psiquiatras”, aseveró el funcionario. 

Terapia de pareja y de familia, pospandemia

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