Sobre Argentina y argentinos

miércoles 11 de mayo de 2022 | 6:00hs.

Basado en datos estadísticos, la Argentina ocupó el puesto número 1 en el ranking de PBI per cápita en los finales del siglo XlX y principio del XX. Esto siguió así hasta 1930, año en que da comienzo su decadencia.

El Premio Nobel de Economía Paul Krugman, en su ‘Historia de dos países’ compara la evolución de Canadá y Argentina describiendo que ambos a comienzos del siglo XX estaban en muy buena posición económica.

Es más, historiadores económicos promediaban que el nivel de ingreso per cápita era casi el mismo en los dos países. Hoy nadie discute que Canadá, en franca evolución económica, se encuentra en mejor posición que Argentina, pues el PBI per cápita es casi el triple que el del nuestro. Pero indudablemente, haciendo un ranking comparativo, Argentina en 1896 superaba a Estados Unidos, Bélgica, Países Bajos y Alemania. Tan es así que Rubén Darío, en su Oda a la Argentina, escribía admirado: 

¡Argentina! ¡Argentina!

El sonoro viento arrebata la gran voz de oro.

Ase la fuerte diestra la bocina,

y el pulmón fuerte, bajo los cristales

del azul, que han vibrado,

lanza el grito: Oíd, mortales,

oíd el grito sagrado.

Oíd el grito que va por la floresta

de mástiles que cubre el ancho estuario,e invade el mar; sobre la enorme fiesta

de las fábricas trémulas, de vida;

sobre las torres de la urbe henchida;

sobre el extraordinario

tumulto de metales y de lumbres

activos; sobre el cósmico portento

de obra y de pensamiento

que arde en las poliglotas muchedumbres;

sobre el construir, sobre el bregar, sobre el soñar.

He aquí la región dorada. He aquí el paraíso terrestre. He aquí la ventura esperada. He aquí el Vellocino de Oro. He aquí la Canaán preñada. La Atlántida resucitada. He aquí los campos del toro. Y del Becerro simbólicos. 

Pero Ortega y Gasset en ‘¡Argentinos a las cosas!’ nos advertía: ”Déjense de cuestiones previas personales, de suspicacias, de narcisismos. No presumen ustedes el brinco magnífico que dará este país el día que sus hombres se resuelvan de una vez, bravamente, a abrirse el pecho a las cosas, a ocuparse y preocuparse de ellas directamente y sin más, en vez de vivir a la defensiva, de tener trabadas y paralizadas sus potencias espirituales, que son egregias, su curiosidad, su perspicacia, su claridad mental secuestradas por los complejos de lo personal”.

Entonces, cabe la pregunta: ¿en qué espacio de nuestro devenir existencial fue el inicio de nuestra decadencia? Cuando en la actualidad hasta el propio presidente chileno, Gabriel Boric, se atreve a tomarnos, crítico, como mal ejemplo: “Acá no podemos esperar que las soluciones, a los problemas estructurales de la desigualdad de la sociedad chilena se solucionen con transferencias directas, porque eso es pan para hoy y hambre para mañana. Durante la pandemia era necesario dar un apoyo de carácter universal. Pero eso no es sostenible en el tiempo, y los países que actúan de manera irresponsable en términos fiscales, terminan quebrando y le terminan haciendo mucho daño a la mayoría de su población. Yo fui hace poco a nuestro país hermano Argentina, en donde los sueldos del sector regulado habían subido el último mes, la inflación es de 70%, y el nivel de informalidad es cerca de dos tercios. Entonces, si nosotros no somos responsables hoy día, en donde se entregaron ayudas universales y se llevaron adelante políticas de retiro, debemos entender que llega un momento en que se debe parar todo esto”.

Por su parte José Pepe Mujica, el izquierdista más lúcido de Latinoamérica, expresó ante sus adeptos: “Yo no quiero ver al Uruguay como la Argentina, dividido en dos polos que se deshacen unos contra otros. No quiero considerar enemigos a mis adversarios políticos porque nos precisamos todos y este país sale entre todos o no sale. No se calienten, no respondan a la ofensa con ofensa, porque eso es veneno en el largo plazo”. Es necesario mirar al país para adentro. Tenemos que desarrollarnos, y para eso precisamos desarrollar todas las reservas del interior, que es una parte esencial de este país.

Yo no vengo a monitorear ni a manejar gente, quiero ayudar a pensar que es una cosa distinta. No estamos en una época de cambio, estamos en un cambio de época. Ahora comienza a ser más importante el conocimiento y la propiedad del conocimiento. Hay algunos personajes de la política que han aparecido y viven ofendiendo, lo mejor es aislarlos, no existen

La felicidad no es ser rico sino tener equilibrio adentro, tener amistad, tiempo para las pequeñas grandes cosas de la vida. Cualquier criatura precisa tiempo de madre y de padre. No sacrifiquen las cosas sagradas de las familias de las relaciones humanas. No se vuelvan locos, peleen por su libertad. Para ser libre hay que tener las necesidades básicas resueltas, pero después culturalmente pelear por la libertad.

Y a Julián Marías, el filósofo español que falleciera en el año 2005, una vez alguien le pidió que definiera a los argentinos, y contestó: “Los argentinos están entre vosotros, pero no son como vosotros. No intentéis conocerlos, porque su alma vive en el mundo impenetrable de la dualidad. Los argentinos beben en una misma copa la alegría y la amargura, toman en serio los chistes y de todo lo serio hacen bromas. Creen en la interpretación de los sueños, en Freud y el horóscopo chino, visitan al médico y también al curandero todo al mismo tiempo. Tratan a Dios como `El Barba’ y se mofan de los ritos religiosos, aunque los presidentes no se pierden un Tedeum en la Catedral. Y no renuncian a sus ilusiones ni aprenden de sus desilusiones”.

Consideremos que Rubén Darío supo opinar en el esplendor de la opulencia Argentina. Los demás, en la decadencia. Y la pregunta que nos debemos hacer: ¿seremos capaces de salir alguna vez de esta medianía? Al menos, Felipe González, ex presidente de España, opina optimista que en diez años Argentina saldrá de su letargo económico y moral, bajo mandatos de buenos gobiernos. Amén.

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