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Asalariados, desocupados y día del trabajador

miércoles 04 de mayo de 2022 | 6:00hs.
Asalariados, desocupados  y día del trabajador

Corría el mes de julio del año 1869 en París, la ciudad que fuera elegida por los socialistas de distintos países para realizar la Segunda Internacional, en la cual se aglutinó a representantes de millones de trabajadores de buena parte del mundo, en cuyas sesiones se eligió la fecha del 1° de mayo como Día Internacional de los Trabajadores.

No fue casual la fecha. En ese día del año 1866 en los Estados Unidos de Norteamérica se vio surgir un movimiento obrero que sacudió las entrañas mismas de la nación, cuando trabajadores de varios puntos del país comenzaron a manifestarse por la reducción de la jornada laboral de ocho horas y reconocimiento del derecho a las vacaciones. Era lógico el pedido pues, en el contexto industrial de los Estados Unidos hombres y mujeres laboraban entre 12 y 18 horas en jornada diaria, incluidos los sábados sin las tardes del inglés.

La expresión máxima fue la aglutinación de más de 90 mil trabajadores por las calles de Chicago, en ese momento la segunda ciudad más poblada del país.

Las manifestaciones se sucedieron en los siguientes días, pero también los altercados. El 4 de mayo la Policía asesinó a varios manifestantes después de que un explosivo hubiese acabado con la vida de miembros de las fuerzas de seguridad.

Por esos enfrentamientos de refriega y muerte, fueron detenidas ocho personas como responsables del suceso y cinco de ellas condenadas a muerte y ejecutadas. Son los conocidos *mártires de Chicago*.

Después aconteció que, en la Segunda Internacional Socialista de 1869, se estableciera el 1º de mayo como el día en el que se conmemora la jornada laboral de ocho horas y las demandas del movimiento obrero.

El 1º de mayo en Argentina debió haber sido una fiesta del reencuentro peronista, cuando en 1974 el general Juan Domingo Perón convoca a sus partidarios para hablarles nuevamente desde el balcón de la Casa Rosada, tras veinte años después del golpe que lo desalojó de la presidencia y lo obligó a un largo exilio. Fue, en cambio, la dramática escenificación de la ruptura del líder con la que hasta hacía poco tiempo era la “juventud maravillosa”, la organización político militar Montoneros.

Según Ceferino Reato en su libro ‘Los 70, la década que siempre vuelve’, la pelea no comenzó aquel 1° de mayo de 1974, hace cuarenta y siete años. Se había iniciado casi un año antes, cuando Perón, todavía en el exilio, conoció a los jefes de Montoneros. En una época donde no existían ni internet ni los celulares ni siquiera la televisión por cable el General que quería volver a la Argentina y al poder y los jóvenes que marchaban hacia la revolución socialista habían hecho una alianza sin siquiera haberse visto las caras.

En ese libro explica las causas de la ruptura entre Perón y la cúpula montonera, y cómo fue ocurriendo, round a round. La ruptura sería apenas una anécdota si no fuera porque en aquella época las disputas políticas terminaban resolviéndose a los tiros, como, ciertamente, ocurrió.  

La pelea quedó a la vista de todos el 1° de mayo de 1974 en el acto por el Día del Trabajo, una de las fiestas del peronismo. Terminó siendo el día en que Perón los echó de la Plaza de Mayo y del Movimiento o, como siguen sosteniendo los jefes montoneros, cuando ellos decidieron irse, empujados por sus bases. Lo cierto es que ya no hubo retorno porque Perón murió dos meses después, el 1 de julio, tras haber consagrado al pueblo como su único heredero, el 12 de junio, cuando se despidió con estas palabras tan elocuentes: “Yo llevo en mis oídos la más maravillosa música que para mí es la palabra del Pueblo Argentino”.

Los cánticos en la plaza de Mayo los identificaban a los unos: “¿Qué pasa, ¿qué pasa?, ¿qué pasa, general, que está lleno de gorilas el gobierno popular?”; de los otros: “Vea, vea, vea, que cosa más bonita, Rucci dio la vida por la patria peronista ¡Ni yanquis ni marxistas, peronistas”.

En Misiones, en el viejo edificio de ATE, sepultado por el actual nuevo y moderno edificio, aquella vieja estructura que hacía de proveeduría de los empleados del Estado hasta el año 1955, se gestó la JTP, la Juventud Trabajadora Peronista en la Provincia. Lo constituían grupos de muchachos soñadores que luchaban contra la burocracia sindical y la JP sindical del tenebroso López Rega, en pro de sindicatos fuertes para defender mejor a los obreros. El mentor y conductor de la movida fue el maestro de escuela primaria Juan Figueredo, gremialista de ATE y diputado provincial, asesinado por la dictadura en l976. Si viviera, le dolería profundamente contemplar la situación de los asalariados y desocupados de hoy.

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