Tras siete meses de calvario una madre pudo despedir a su hijo

Luego de siete meses de angustia, incertidumbre e idas y venidas de funcionarios públicos en torno a trámites burocráticos, ayer porla mañana Mónica Borras pudo cerrar el capítulo más doloroso de su vida y empezar el duelo por la muerte de su hijo Ezequiel Amaru Müller (33), quien desapareció el 21 de septiembre pasado y que fue hallado seis días después sin vida en el río Paraná, frente a la costa paraguaya.

La ceremonia de inhumación se concretó en el cementerio El Salvador, de la Ciudad de las Cataratas, y participaron familiares y amigos cercanos al joven.

La mujer aún no fue informada de cómo fue asesinado su hijo y si existe alguna hipótesis del caso para esclarecer la muerte.

El calvario de Mónica Borras comenzó el pasado 21 de septiembre, cuando perdió contacto con su hijo Ezequiel. En el último mensaje por WhatsApp, el joven contó que estaba en Montecarlo, en la costa del río Paraná, esperando que lo fueran a buscar para cruzar en canoa a Paraguay.

Pero al no recibir más noticias del muchacho denunció en la Seccional Primera de Iguazú la desaparición de Ezequiel y luego viajó a Montecarlo para buscarlo.

Seis días después, la Policía del vecino país informó el hallazgo del cuerpo sin vida de un hombre flotando en la costa, en jurisdicción de Colonia San Lorenzo, Itapúa, que coincidía con la descripción del joven.

Desde ese momento hasta ayer, la mujer realizó distintas gestiones y desbordó de impotencia al no poder enterrar a su hijo y hacer el duelo.

“Luego de siete meses de idas y vueltas, de desconsideraciones, de falta de cumplimiento de los deberes públicos, en el caso del cónsul argentino en Encarnación, por no ocuparse como correspondía de asegurar la identificación de su conciudadano ni pidiendo traslado a una morgue, tampoco la investigación del hecho, hoy (por ayer) pude comenzar el duelo y empezar a aceptar que mi hijo ya no está”, indicó emocionada Borras frente a sus allegados que la acompañaron en el acto.

En los últimos meses, Mónica denunció errores gravísimos queextendieron más de lo debido el dolor como madre, ya que una vez que arribó el cuerpo a Posadas, gracias a la gestión del gobierno provincial, en la Morgue Judicial realizaron una autopsia de la cual ella desconoce detalles de las causas que provocaron la muerte y tomaron muestra de ADN para cotejar con muestras de la madre para confirmar la identidad.

Pero luego el cuerpo que se encontraba judicializado fue liberado sin ningún tipo de documentación, lo que generó también contratiempos para la familia.

Por otro lado, la mujer también reclama que pese a que tenían los resultados de ADN el pasado 1 de diciembre, el informe fue notificado recién el 24 de febrero, después de la feria judicial.

Y que no entregaron los papeles necesarios para poder enterrar el cuerpo de su hijo que se encontraba en un nicho del cementerio de Iguazú a la espera de que la Justicia liberara el cuerpo.

“Se cajoneó durante cuatro meses el resultado de autopsia y ADN. Y otras tantas irregularidades como falta de ética, desconocimientos protocolares, secretarias judiciales apáticas. Luego de rogar, suplicar, ir y venir para ver a quien correspondía me otorgaron un certificado de defunción, por fin estuvimos en condiciones de realizar la correspondiente ceremonia, despedida, y traslado al lugar donde tendrá su definitivo descanso”, recordó la madre.

Según los reportes policiales del vecino país, el joven habría sufrido una muerte violenta, ya que tenía lesionespunzocortantes en la espalda. Sin embargo, esto debió ser corroborado por la autopsia, de las cuales se desconocen los resultados.