Paradoja o ironía

miércoles 27 de abril de 2022 | 6:00hs.

E
l 22 de marzo de 1819 nacía en Cataluña, España, Luis Py, marino de gran actuación en defensa del territorio nacional. Arribó a Buenos Aires muy joven, aún con 24 años recién cumplidos. Se trajo consigo el título de piloto naval, pues en su patria estudió en la academia náutica y, por su condición y debido a ello, pronto ingresó a la escuadra nacional, cuyo mando ejercía el almirante Guillermo Brown.

Cuenta la leyenda que Luis Py conoció a Francis Drumond, marino escocés al servicio del país y novio de Elisa Brown, con quien estaba comprometido para casarse. La hermosa Elisa y Francis estaban muy enamorados y su padre, el almirante, consentía el noviazgo. Al enterarse de la muerte de su amado en combate sobre la fragata Sarandí, en la guerra contra Brasil, Elisa cayó en profundo sopor sin que nada la hiciera recuperar. Un triste atardecer se vistió de novia, se dirigió al Riachuelo y mientras las aguas la iban cubriendo murmuraba: “Francis amor mío, voy a tu encuentro”. Sobre el cristalino elemento quedaron flotando como tragedia del acto el velo de novia y el ramo de flores, fríos testimonios de la trágica decisión.

Luis Py estuvo muy ligado a la historia argentina participando del bloqueo a Montevideo cuando los españoles dominaban ese lugar de la Banda Oriental. Después combatió contra el Paraguay en la Guerra de la Triple Alianza, comandando el buque Guardia Nacional. En uno de esos combates, la nave recibió varios impactos de metralla provocando varias muertes, y en uno de ellos hirió mortalmente a su hijo Enrique Py. ​ Entonces, dable es preguntar si en esas guerras fratricida entre hermanos sudamericanos, ¿cuántos padres habrán sufrido por la muerte de sus hijos? Proceso antinatural, porque los hijos los entierran a ellos. Enrique Py y Dominguito Sarmiento son ejemplos. Pero la  guerra continuó y para olvidar, Luis Py se consagró con mayor ahínco de la activa operacional en gran parte de la contienda en la zona de Paso de la Patria, en nuestra vecina Corrientes..

Asimismo, en lo que sería el combate de la Vuelta de Obligado, tuvo alguna que otra escaramuza contra el bloqueo anglofrancés, y en Caseros, en 1852, se lo vio actuar en la batalla a favor del Restaurador de las Leyes. Con la caída del gobierno de Rosas y la división entre Buenos Aires y la Confederación, pasó a formar parte de la Escuadra de Buenos Aires.

Mientras el gobierno nacional descuidaba el Sur argentino, la República de Chile comenzó su expansión hacia esa región y ocupó Punta Arenas, punto estratégico desde donde comenzó a realizar pequeños pero sucesivos actos de soberanía expansiva sobre el territorio patagónico argentino. Corría el año 1850.

El expansionismo, según los expertos, es la tendencia que tienen ciertos Estados a extender su base territorial o influencia económica sobre otros países, a menudo por medio de la agresión militar y, posiblemente, matando a muchos habitantes y cometiendo actos de lesa humanidad, como actualmente sucede con la invasión rusa a Ucrania.

A veces se utiliza el revanchismo o la reunificación como una razón para legitimar el expansionismo. Esto, cuando el objetivo específico es reconquistar territorios que se han perdido o incluso tomar control sobre tierras ancestrales. Una simple disputa territorial, como una disputa fronteriza, no se suele considerar expansionismo. Pero en múltiples ocasiones se manejan estos términos con suma ambigüedad, llegando a ser sinónimos de colonialismo o imperialismo.

La expansión del pueblo guaraní que venía del norte del Iguazú absorbió a los habitantes locales sin derramar sangre, ya que constituían una raza más fuerte y pujante. En la guerra de la Triple Alianza, Paraguay perdió gran parte de su territorio por parte de Brasil, y Argentina recuperó Misiones en manos de los paraguayos y se hizo del territorio que hoy constituye la provincia de Formosa 

Esta ocupación paulatina por parte de Chile se fue reafirmando a través de los años. Fue cuando a Py lo nombraron al frente de la escuadra para recuperar y afirmar la pertenencia de las tierras del Sur argentino.

Alcanzó renombre cuando los diarios argentinos destacaban que había logrado la hazaña de retener la soberanía de las costas patagónicas en Santa Cruz, que los chilenos disputaban fuertemente. En la incursión comandó tres bombarderos, dos de ellos bautizados Constitución y República. Todo un símbolo.

Habiendo retenido Santa Cruz como parte del territorio argentino, Py volvió a Buenos Aires y fue ascendido al grado de comodoro con merecedores honores. Cuando murió, la prensa le dedicó conceptos de hombría de bien, señalando que jamás su nombre fue salpicado por maledicencias que empañaran su honesta reputación. Todo un ejemplo para quienes cumplen funciones en el gobierno.

Hoy, en nuestra Argentina, patagónicos puros o por adopción desfilan por los emblemáticos tribunales de la avenida que lleva su nombre, Comodoro Py, tratando de defender no sólo su buena reputación, sino su falta de apego por la Constitución y los valores republicanos. ¿Paradoja o ironía?

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